Alemania, que preside actualmente la Unión Europea, iniciará discusiones sobre posibles sanciones contra Rusia si Moscú no da "en los próximos días" explicaciones sobre el envenenamiento del opositor Alexéi Navalni, advirtió este domingo el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas.

"Fijar ultimátums no ayuda a nadie, pero si en los próximos días la parte rusa no contribuye a aclarar lo que ha ocurrido, entonces nosotros tendremos que discutir una respuesta con nuestros socios", declaró Maas al diario Bild, subrayando que si se decide adoptar sanciones, estas tendrán que ser "selectivas".

Bestia negra del Kremlin, Alexéi Navalni está hospitalizado en Berlín, donde, según el gobierno de Angela Merkel, los médicos establecieron "inequívocamente" que había sido envenenado en Rusia, antes de su traslado, por un agente neurotóxico del tipo Novichok, creado en la época soviética con fines militares.

Alemania y otros países occidentales instaron a Moscú a arrojar luz sobre el envenenamiento pero, hasta ahora, las autoridades rusas han permanecido impasibles.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, afirmó que recibía con "una buena dosis de escepticismo" las acusaciones y pidió a Berlín que aportara pruebas.

Por su parte, Heiko Maas cuestionó el papel del Estado ruso en el envenenamiento.

"Hay varios indicios en este sentido, esa es la razón por la que la parte rusa debe reaccionar ahora", declaró.

"La sustancia mortal con la que Navalni fue envenenado se encontró en el pasado en posesión de las autoridades rusas, solo un pequeño número de personas tiene acceso al Novichok y ese veneno ya fue utilizado por los servicios rusos para el ataque contra el exagente [ruso] Serguéi Skripal", señaló Maas.

Respecto a las eventuales sanciones que podrían discutir los europeos, el jefe de la diplomacia alemana no descartó totalmente el proyecto de gasoducto Nord Stream 2 -que está en fase de acabado-, ideado para abastecer a Alemania y Europa de gas ruso, pero muy criticado por Estados Unidos.

"En cualquier caso, no espero que los rusos nos obliguen a cambiar nuestra posición sobre el Nord Stream", apuntó el ministro, recordando las consecuencias que tendría una anulación de ese proyecto e instando a no "reducir" el debate sobre las sanciones a ese único asunto.

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