Corea del Sur informó este domingo de 1.030 nuevos casos de coronavirus, un récord por segundo día consecutivo que ilustra las dificultades de Seúl para frenar su tercera ola epidémica.

Durante meses el país fue considerado un modelo en el combate contra la pandemia mediante una estrategia basada en los tests y el rastreo de las personas que estuvieron en contacto con enfermos, pero también gracias al respeto de las normas de distanciamiento social.

Pero un resurgimiento centrado en la capital y sus alrededores ha llevado al presidente Moon Jae-in a disculparse en Facebook por el fracaso del gobierno en contener la última ola.

El sábado calificó la situación de "muy grave" después de que las autoridades informaran de 950 nuevas infecciones, hasta entonces el mayor aumento diario desde el inicio de la pandemia.

El domingo las autoridades dieron cuenta de 1.002 nuevos casos transmitidos localmente, unos 786 de los cuales fueron descubiertos en el área metropolitana de Seúl, donde vive la mitad de los 52 millones de habitantes del país. Además hay 28 nuevos casos importados.

Antes del fin de semana las autoridades ya informaron de cifras que oscilaban entre 500 y 600 casos diarios.

Las restricciones incluyen la prohibición de reuniones de más de 50 personas y de espectadores en eventos deportivos. Las cafeterías solo pueden servir productos para llevar y los restaurantes cierran a las 21:00 horas. 

Las autoridades adelantaron el sábado que es posible que tengan que endurecer aún más las medidas cerrando colegios, prohibiendo reuniones de más de 10 personas e impidiendo que los empleados no esenciales vayan a las oficinas.

Corea del Sur sufrió uno de los peores brotes de covid-19 fuera de China continental al comienzo de la pandemia, pero lo controló con su enfoque de "rastrear, hacer tests y tratar". Nunca ha impuesto confinamientos como los de Europa y otras regiones del mundo.

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