Los precios del arroz subieron 9,8% en agosto, anulando las bajas de otros productos básicos, anunció la semana pasada la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El proceso arrancó con el anuncio en julio por parte de India, que representa 40% de las exportaciones mundiales de arroz, de la prohibición de las ventas de arroz que no sea basmati al extranjero.

India justificó esta medida por la fuerte subida de los precios de arroz en su mercado interior provocado por la geopolítica, el fenómeno climático El Niño y las "condiciones climáticas extremas".

Este año debería ser el más caluroso jamás experimentado por la humanidad y el impacto de El Niño podría aun agravar la situación.

Pese a las fuertes inundaciones en algunas zonas del norte, este mes de agosto fue el más caliente y seco jamás registrado en India. La temporada de lluvias, que aporta hasta el 80% de las precipitaciones anuales del país, fue bastante inferior a la normal.

Las restricciones decididas por India ocurren después de un embargo, en septiembre pasado, a las exportaciones de otra variedad de arroz, alimento esencial en ciertas regiones de África.

Hasta el 8% de las exportaciones mundiales de arroz para 2023/24 podrían ahora ser retiradas del mercado, según un análisis de BMI, que pertenece a la agencia de calificación Fitch.

Temores por el arroz tras sequías

Por ahora, la crisis dio una oportunidad a Tailandia y Vietnam, segundo y tercer exportadores mundiales, de aumentar sus envíos.

La sequía que conlleva El Niño podría amenazar las cosechas, dice Elyssa Kaur Ludher, del programa sobre el cambio climático en el sudeste asiático del Instituto ISEAS-Yusof Ishak.

"El fin de este año y especialmente el comienzo del próximo serán muy, pero muy difíciles", advierte.

El Niño, un fenómeno meteorológico natural, dura generalmente de 9 a 12 meses y debería reforzarse al fin de este año.

Antes de las restricciones impuestas por India, su efecto hacía subir los precios a la exportación de arroz, según BMI.

En Tailandia, las precipitaciones son actualmente 18% inferiores a las previsiones para el periodo, indicó en septiembre la Oficina de recursos nacionales en agua. Lluvias tardías podrían aun compensar el déficit, pero el organismo se mostró "preocupado" por la sequía provocada por El Niño.

"Nueva norma" 

El impacto se da más en los precios que en la oferta, dice Charles Hart, analista de materias primas agrícolas en Fitch Solutions. "No estamos en un periodo de escasez de arroz".

Esta situación puede llevar a reducir las reservas aumentadas después de la pandemia de covid e incitar a los importadores a obtener nuevos acuerdos e imponer límites a nivel local.

Filipinas, gran importador, acaba de firmar un acuerdo con Vietnam para estabilizar la oferta, unos días después de haber anunciado límites de precios.

Indonesia ha aumentado las importaciones provenientes de países vecinos desde el inicio del año para estabilizar el precio del arroz para su población.

"Queremos reforzar nuestras reservas estratégicas de arroz, pero ahora las importaciones son complicadas, lo que antes no ocurría", subrayó el presidente indonesio Joko Widodo.

Pero para los más pobres, los precios elevados significan menos alimento. "También es un asunto de estabilidad social, un asunto político" al que los dirigentes deben estar atentos, subraya Elyssa Kaur Ludher.

El cambio climático puede hacer bajar la productividad, con una baja de rendimientos agrícolas a medida que las temperaturas suben, pero aumenta también la probabilidad de fenómenos extremos como las inundaciones de 2022 en Pakistán.

"Las condiciones meteorológicas irregulares son la nueva norma", subraya Avantika Goswami, investigadora sobre el cambio climático en el Centro para la Ciencia y el Medioambiente.

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