"Cuando salgamos de la Unión Europea, habrá enormes oportunidades en todo el mundo. Y Reino Unido será una fuerza para el bien".

Esta frase, del ministro de Exteriores, Dominic Raab, sintetiza parte de la imagen que los gobiernos conservadores liderados por Theresa May y Boris Johnson han promovido para enfrentar la era post-Brexit.

Con un país profundamente polarizado, este viernes Reino Unido abandona la Unión Europea luego de más de tres años de enfrentamientos internos y crisis políticas que han dejado un país fracturado.

Creado como un eslogan para contrarrestar la idea de que la salida del bloque significa aislamiento, la narrativa de una "Global Britain" apunta a impulsar al país como líder mundial, idea que los más críticos consideran como una "nostalgia colonialista".

Boris Johson lo explicó en su primer discurso como jefe del gobierno como la idea de recuperar el "papel natural e histórico" de su país como "emprendedor, que mira hacia el exterior y que es verdaderamente global, generoso y comprometido con el mundo".

Una influencia diplomática, comercial, militar y cultural, según ha quedado plasmado en documentos oficiales que se refieren a lo que sería el nuevo rol del país en el contexto global, guiado por "los valores del libre comercio, la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho internacional".

La economía post-Brexit

Parte del pensamiento económico detrás del Brexit es que la salida del bloque liberará a Reino Unido de las supuestas restricciones que significaba pertenecer a la Unión Europea.

Uno de los grandes beneficios de salirse de esta "jaula", según la visión gubernamental, es que el país contará con la libertad de negociar acuerdos comerciales con todo el mundo.

"Queremos ser buenos vecinos europeos y bucaneros del libre comercio mundial", dijo Raab al esbozar la visión de "Global Britain".

En ese contexto, aunque las economías asiáticas están en el punto de mira, pareciera que las negociaciones con la primera economía del mundo se ubican bastante arriba en la lista de prioridades.

"Un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos le daría impulso a las empresas, crearía empleos, reduciría el costo de vida y ampliaría las opciones de los consumidores a ambos lados del Atlántico", argumentó Raab.

Linda Yueh, economista y académica de la Universidad de Oxford y de la London Business School, le dice a BBC Mundo que el país tiene un camino auspicioso por recorrer.

"Gran Bretaña tiene el potencial de convertirse en un centro comercial debido a sus profundos vínculos con la Unión Europea y Estados Unidos", afirma Yueh.

"Debería negociar un acuerdo comercial preferencial con EE..UU. y, al mismo tiempo, buscar acuerdos comerciales con países con los que EE.UU. no los tiene", apunta.

"Eso convertiría a Reino Unido en un atractivo centro para los negocios en el mercado estadounidense".

Una visión menos optimista tienen expertos que ven las nuevas negociaciones comerciales que deberá emprender Reino Unido como un desafío engorroso que tomará tiempo, implicará gigantescos esfuerzos técnicos y políticos, y cuyo desenlace es bastante incierto.

Desde una perspectiva histórica, Robert Saunders, profesor en Queen Mary University of London y analista político especializado en la relación entre Reino Unido y la Unión Europea, le dice a BBC Mundo que el sitial que tuvo el país en el pasado no regresará.

"Gran Bretaña no puede convertirse en una superpotencia comercial de nuevo", opina Saunders.

El académico explica que el país ocupó esa posición porque había otro contexto muy distinto al actual. 

"En el pasado, tuvo un imperio global, fue la primera nación en industrializarse y disfrutó de un largo período sin grandes rivales a mediados y finales del siglo XIX", explica.

"Esas condiciones no volverán. Reino Unido es una economía de tamaño mediano en un mundo dominado por superpotencias y bloques comerciales".

Debido a estas circunstancias, apunta, el país debería diseñar su estrategia nacional teniendo cuenta ese nuevo escenario.

"Global Britain" y su política exterior

El gobierno de Boris Johnson ha delineado algunas directrices para reinstalar la posición de Reino Unido en el tablero del poder global.

Entre ellas, su ministro de Exteriores ha planteado que el país seguirá siendo un miembro destacado de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, por sus siglas en inglés), "asegurando que la alianza pueda enfrentar nuevos desafíos por delante".

En relación a los conflictos actuales, ha responsabilizado a Irán por sus "acciones desestabilizadoras" y al gobierno ruso por "no respetar el derecho internacional".

En relación a Hong Kong, Raab ha manifestado que apoya "su derecho a protestar pacíficamente" y que alienta el diálogo de todas las partes.

Como causas globales, el canciller Raab ha dicho que el país demostrará su "liderazgo mundial sobre el cambio climático y defenderá los derechos humanos básicos".

A pesar de estas afirmaciones puntuales, algunos analistas critican que el gobierno no cuenta con una verdadera estrategia para materializar su visión de "Global Britain" tras el Brexit.

Sophia Gaston directora de Investigación de Arena, unidad de análisis del Instituto de Asuntos Globales de la London School of Economics, argumenta que el eslogan es uno de los pocos elementos consistentes que se han mantenido en la narrativa de May y Johnson en los últimos tres años y medio.

Sin embargo, no está claro a qué se refiere exactamente.

"Cuando se revele, Global Britain será el marco central en torno al cual se unirán todas nuestras asociaciones y actividades internacionales, y establecerá el tono de nuestro propósito diplomático, militar y estratégico y la expresión de nuestros valores", le dice Gaston a BBC Mundo.

"El gran desafío para Reino Unido es definir su rol global en un momento en que el orden mundial está experimentando cambios", señala Gaston.

Otros expertos, como Mehdi Boussebaa, profesor y codirector del centro de investigación International Business and Enterprise de la Escuela de Negocios de la Universidad de Glasgow, piensan que la narrativa detrás del Global Britain es un concepto equivocado.

"Es una mala idea imperialista", le dice a BBC Mundo.

El tema, argumenta, tiene múltiples raíces, siendo una de ellas la "melancolía postcolonial que ha afectado al país desde la pérdida de su imperio".

¿Al borde del acantilado?

Por lo pronto, con la salida de la Unión Europea comienza una etapa de difíciles negociaciones comerciales con el bloque.

"Las empresas aún enfrentan el riesgo de un Brexit al borde del acantilado a fin de año, dado el poco tiempo disponible para negociar una futura relación comercial entre Gran Bretaña y la Unión Europea", advirtió esta semana Michel Barnier, el negociador del bloque para este asunto.

La Unión Europea "nunca, nunca, nunca" pondrá en riesgo la integridad del mercado único del bloque a la hora de negociar un acuerdo comercial con Reino Unido, apuntó.

Aunque la salida oficialmente sea este viernes, el país seguirá en el mercado único, aunque solo sea durante el período de transición que termina a fines de este año.

Es por eso que las negociaciones durante los próximos meses serán a contrarreloj, mientras que la materialización del "Global Britain" puede tomar años o décadas. Si es que alguna vez llega a concretarse.

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