Cada vez son menos los ciudadanos de Corea del Norte que huyen del país.

Los datos son del ministerio de Unificación de Corea del Sur, que recientemente publicó un informe en el que muestra que el número de desertores norcoreanos cayó desde la llegada de Kim Jong-un al poder hace siete años.

El portavoz del gobernante Partido Democrático de Corea del Sur, Park Byeong-seug, precisó que el año pasado hubo 1.127 deserciones, frente a las 1.418 de 2016 y lejos de las 2.706 de 2011, año en que Kim se convirtió en líder supremo de Corea del Norte tras la muerte de su padre.

Las cifras siguen a la baja este 2018: Corea del Sur solo ha registrado 703 desertores del norte desde enero a agosto.

Seúl asegura que más de 30.000 norcoreanos han cruzado la frontera de forma ilegal desde el armisticio entre las dos Coreas en 1953.

El fortalecimiento de los controles fronterizos entre Corea del Norte y China y el incremento en la cantidad que cobran los traficantes de personas son factores clave para entender el fenómeno, según el gobierno surcoreano.

Pero parecen haber más razones; algunas más fáciles de ver que otras.

La mayoría, mujeres

Según los datos que maneja Corea del Sur, el número de norcoreanos que arriba a su territorio ha decrecido desde 2011, a excepción de algunos repuntes.

Si en 2011 registraron 2.706 desertores norcoreanos, en 2012 ese número cayó hasta los 1.502.

En 2013, sin embargo, se produjo un ligero incremento, hasta los 1.514, pero volvió a caer hasta los 1.397 en 2014 y 1.275 en 2015.

En 2016, subió de nuevo hasta los 1.418, para bajar otra vez hasta los 1.127 en 2017.

La cifra del año pasado es la más baja desde 2011.

La mayoría de los desertores norcoreanos son mujeres: hasta un 83% del total registrado el año pasado.

Condiciones más estrictas

La gran mayoría de desertores norcoreanos huye a través de China, que tiene la frontera más extensa con Corea del Norte y es una separación a priori menos "fortificada" que la llamada Zona Desmilitarizada entre las dos Coreas -que, a pesar de su nombre, es una de las fronteras más militarizadas del mundo-.

Los norcoreanos que logran llegar hasta el gigante asiático habitualmente permanecen allí varios años antes de poder llegar a Corea del Sur, en la mayoría de ocasiones a través de un tercer país.

Su llegada y paso por China no es fácil.

Pekín considera a los desertores "migrantes económicos" y no los trata como refugiados, por lo que en general los repatría a la fuerza, exponiéndoles a las represalias del régimen, según denuncian organizaciones de derechos humanos.

Una de las razones del declive de los números es precisamente los nuevos operativos chinos y norcoreanos, según Seúl.

Tanto Corea del Norte como China han reforzado la vigilancia y la seguridad fronteriza colocando vallas alambradas y haciendo rotar a los soldados allí estacionados para que no desarrollen una relación con los locales, lo que según Corea del Sur parece estar dando sus frutos.

"La caída de las llegadas (de surcoreanos) es extremadamente preocupante", consideró Sokeel Park de Liberty in North Korea (Libertad en Corea del Norte, o LiNK), una ONG que ayuda a desertores.

"No es que la vida haya mejorado en Corea del Norte, es que las autoridades chinas, al mismo tiempo que firman el incremento de sanciones a la economía norcoreana, también aumentan su represión contra los refugiados norcoreanos", denunció Park en declaraciones a la agencia AFP.

Además, desertores norcoreanos que lograron llegar al sur advirtieron que el coste de los traficantes de personas es muy elevado, pese a que no garantizan que su escapada vaya a ser un éxito.

¿Jangmadang?

Otra de las razones de que cada vez menos norcoreanos huyan del país son los llamados Jangmadang, destaca la prensa surcoreana.

"No muchos norcoreanos están dispuestos a exponerse a los peligros de huir de su país, ya que han encontrado otra manera de sobrevivir: Jangmadang, o los mercados donde pueden encontrar comida", escribe la periodista Jung Da-min, del diario The Korea Times.

LiNK realizó un documental que habla de estos nuevos mercados surgidos en el Estado -teóricamente- comunista, donde no solo se comercia con productos alimentarios sino también con memorias USB que albergan programas o películas extranjeras.

Ante su incapacidad para sustentar a la ciudadanía, el régimen acabó permitiendo los Jangmadang, según consideran los expertos.

Sin embargo, el riesgo de no cumplir con lo establecido sigue siendo alto, de acuerdo con el relato de los norcoreanos que huyeron.

Propaganda norcoreana... y una situación difícil en Corea del Sur

La caída del número de desertores se produce también tras la constante campaña propagandística norcoreana.

Los medios norcoreanos presentan a los desertores como personas infelices que caen presas de la pobreza, la discriminación, la depresión y la nostalgia por lo que quedó atrás.

Según organizaciones de derechos humanos, aquellos que regresan son detenidos o sometidos a torturas. Otros desfilan por el país para contar los supuestos horrores que vivieron en el sur.

"Son historias exageradas (las que cuentan), pero hay algo de cierto en las dificultades que pasan en el sur", escribió la experta en ciencias políticas Danielle Iacovelli en la página de la Organización para la Paz Mundial.

"Tras un viaje extremadamente peligroso, los desertores suelen llegar a Seúl casi sin nada, con algunas ropas en sus espaldas y apenas sin habilidades para encontrar trabajos cualificados. Los doctores no pueden practicar la medicina porque aprendieron con antiguos sistemas rusos. Incluso los técnicos no encuentran trabajo porque las máquinas son mucho más sofisticadas", explicó Iacovelli.

Ayudas de Seúl

Desde Seúl se intenta contrarrestar esta visión negativa.

Corea del Sur ofrece la ciudadanía a muchos de los desertores norcoreanos y cursos de formación profesional y asistencia para encontrar vivienda.

Los críticos no obstante consideran que el gobierno no está haciendo lo suficiente, sobre todo por aquellos que lidian con enfermedades mentales y que amenazan con quitarse la vida.

Si la tasa de suicidio en Corea del Sur es ya alarmantemente alta, la de los desertores es el tripleque la del país en general, según datos oficiales de 2015.

Por otro lado, están aquellos que quieren retornar al Norte y no pueden; e incluso quienes aseguran que fueron engañados por las autoridades surcoreanas para salir del país, que lo utilizan como una "victoria propagandística", apunta la Agencia Efe.

Ese fue el caso de algunas de las norcoreanas que trabajaban en un restaurante de China y desertaron en 2013.

Varias de estas camareras afirmaron al relator de la ONU para los Derechos Humanos en Corea del Norte que fueron engañadas para venir al Sur.

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