El pedido fue claro. Lo que está por verse es si el papa Francisco hará caso o no.

La visita a Birmania que el líder de la Iglesia católica inició este lunes está marcada por la sensibilidad en torno a la situación de los rohingyas, una minoría "sin Estado y sin amigos" que en los últimos meses ha tenido que emigrar en masa hacia el vecino Bangladesh.

El gobierno birmano ha sido acusado de limpieza étnica, algo que las autoridades rechazan.

En medio de la crisis y previo a su llegada, al Papa le llegó la solicitud de evitar el término rohingya, rechazado por las autoridades que creen que si Francisco lo usa podría generar violentas protestas de parte de la mayoría budista en el país.

El gobierno suele referirse a los rohingyas como "bengalíes" que emigraron ilegalmente de Bangladesh, país que niega que sean sus ciudadanos.

Han sufrido décadas de persecuciones y no son considerados ciudadanos, porque no tienen reconocimiento como grupo étnico.

El Estado les prohíbe casarse o viajar sin permiso de las autoridades y no tienen derecho a poseer tierra ni propiedades.

Más de 600.000 miembros de esta minoría huyeron del país desde agosto luego de que una serie de ataques mortales a puestos policiales por parte de militantes rohingyas desencadenó una ofensiva militar en el estado de Rakhine.

La ONU ha dicho que lo que ocurre en el país "parece un ejemplo de libro de texto de limpieza étnica".

"No es una palaba prohibida"

El Papa usó el término "nuestros hermanos y hermanas rohingyas" al denunciar la violencia tiempo atrás, pero el único cardenal católico de Birmania, Charles Maung Bo, le pidió que evite usarlo en el viaje para evitar herir los sentimientos de los birmanos.

"Es un término muy disputado, y al ejército, al gobierno y al público no les gustaría que lo exprese", le dijo a The New York Times.

El cardenal instó al Papa a enfocarse en los problemas de la minoría musulmana en "una forma que no lastime a nadie" y sugirió que usar la palabra podría retrasar la búsqueda de la paz, informó el diario estadounidense.

El vocero del Vaticano, Greg Burke, aseguró que Francisco se estaba tomando en serio el consejo, pero no informó si se acogería o no: "Lo descubriremos juntos durante el viaje ... no es una palabra prohibida".

Se espera que el Papa se reúna con la líder de facto del país, la cuestionada Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, y con el jefe del ejército, el verdadero centro de poder en el país.

Tras su visita, Francisco irá a Bangladesh donde se encontrará con un pequeño grupo de refugiados rohingyas.

Ambos países firmaron la semana pasada un acuerdo para el retorno de cientos de miles de personas que han huido al otro lado de la frontera, pero a las organizaciones humanitarias les preocupa que sean retornos forzados y que no se pueda garantizar su seguridad.

Los católicos, unos 700.000, representan poco más del 1% de la población de 53 millones de Birmania y muchos esperan presenciar la misa que el Papa celebrará el miércoles en Yangón, la capital.

Al día siguiente llegará a Bangladesh, donde el 90% es musulmán, y se convertirá en el primer Sumo Pontífice en visitar el país en 31 años.

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