En la capital de Mongolia la contaminación ha alcanzado niveles apocalípticos.

Y el problema está intrínsecamente vinculado al cambio climático.

El país ya se ha calentado 2,2 grados, obligando a miles de personas a abandonar el campo y el estilo de vida tradicional del pastoreo para mudarse a ciudades contaminadas, donde el 90% de los niños respira aire tóxico.

Los últimos pastores

Erkhembayar y su hermano deberían ser los siguientes de su familia en convertirse en pastores nómadas.

Pero a pesar de su claro dominio del manejo de animales puede que nunca tengan la oportunidad.

Cada vez es más difícil vivir en la estepa de Mongolia.

Su padre, Eredenkhu Buyandelger, dice que es la primera vez que ve un invierno sin nieve. Su esposa Chaminmunkh Batsaikhan cree que la primavera también será muy dura.

"Es probable que mueran muchos de nuestros animales", dice.

Este año no hay nieve. Pero el año pasado fue lo contrario.

La gran cantidad de precipitaciones acabó con gran parte del rebaño de la familia.

Perdieron todos sus caballos, 20, y más de 30 ovejas.

La vida de los pastores se está volviendo cada vez más difícil, debido a los constantes cambios del clima que están teniendo lugar en los últimos años.

Tras dos veranos secos siguieron dos inviernos increíblemente fríos.

Los animales, débiles debido a la falta de alimento durante el verano, no sobrevivieron el invierno.

Y este año el clima ha sido completamente distinto: mientras que el verano ha sido húmedo y con inundaciones, el invierno ha sido extremadamente seco.

Durante el invierno la pradera normalmente se cubre de nieve, protegiendo la hierba. Pero ahora los pastores nómadas temen que no quede hierba para la primavera, ya que los animales comen todo lo que encuentran.

"Si hay otra temporada espantosa todo nuestro rebaño desaparecerá", dice Chaminmunkh Batsaikhan. "Y puede que nuestro estilo de vida tampoco sobreviva".

"No quiero que mis hijos se conviertan en pastores en estas condiciones".

Una capital tóxica

Amanece en Ulán Bator. Los adultos se preparan para ir al trabajo y los niños para ir a la escuela.

La contaminación es tan gruesa que casi puedes saborearla: los monitores de contaminación que miden el PM2.5- unas pequeñas partículas que pueden meterse en tus pulmones- marcan un 999, la cifra más elevada que puede alcanzar el monitor.

Un nivel de contaminación seguro está por debajo de los 25.

La mitad de la población de Mongolia vive ahora en la capital.

La mayoría quema carbón crudo en invierno, ya que es la manera más barata de calentarse cuando la temperatura llega a los menos 25 grados.

Pero la niebla que resulta de la quema del carbón está ahogando a la ciudad y perjudicando a sus habitantes más pequeños.

Problemas respiratorios

Ireedni tiene solo 5 meses, pero ya ha sido hospitalizada seis veces.

Su madre, Sugarjargal Lkhagvabat, explica que cuando el bebé huele la niebla tóxica empieza a tener dificultades para respirar y parte de su rostro se vuelve azul.

"He estado expuesta a la contaminación del aire desde el principio de mi embarazo", dice Sugarjargal "Creo que es por eso por lo que mi bebé ha nacido con problemas de tiroides y bronquitis crónica".

En el hospital, los médicos ven a niños que tienen problemas para respirar todos los días.

La doctora Ganchuluun Zundui tiene claro que esto se debe a la contaminación.

"El invierno pasado vimos a más de 270 niños por día", dice. "Esto año estamos viendo a más de 300. Casi todos tienen problemas respiratorios".

"Yo también soy madre, así que se me parte el corazón al ver a estos niñitos entrar y salir del hospital continuamente".

El gran temor de la doctora es que a largo plazo el aire tóxico pueda llevar a una epidemia de cáncer de pulmón.

Un problema global

La ciudad tiene un ambicioso plan para prohibir el carbón crudo y obligar a la gente a que utilice carbón limpio y procesado.

Pero el carbón procesado es mucho más caro y muchos de los habitantes no se lo pueden permitir.

El gobierno no hace mucho por prevenir la contaminación en Ulán Bator.

Pero una start-up está trabajando para conseguir que los filtros de aire sean más asequibles.

Sarangoo Dambajav explica que la mayor parte de purificadores de aire son demasiado caros para el ciudadano de a pie.

"Pero también hay un problema de educación: muchos mongoles no saben cómo de perjudicial es el aire contaminado", dice.

A pesar de su valor estas iniciativas no pueden hacer mucho por sí solas.

Y el problema de Ulán Bator se está reproduciendo en ciudades de todo el mundo.

Si los gobiernos del mundo no toman verdaderas medidas para luchar contra el cambio climático este tipo de contaminación podría convertirse en nuestra nueva realidad.

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