Suecia ha forjado por años su reputación de una nación moderada y equilibrada, pero su panorama político está a punto de cambiar -tal vez de forma dramática- con las elecciones de este domingo.

Las encuestas proyectan al partido antiinmigración Demócratas de Suecia como el segundo más votado del país escandinavo, después de una campaña enfocada en la migración y la integración.

"Tienen la mayor cantidad de ideas que considero acertadas. Están a favor de nosotros, los suecos", le dijo a la BBC Sandra Sundstrom, joven de 18 años que por primera vez tiene derecho a votar.

Hasta hace no mucho tiempo, Suecia tenía uno de los programas de asilo más generosos y abiertos del mundo. Un proyecto de país que el electorado apoyaba.

Pero las cosas cambiaron bastante con la crisis de migrantes en 2015, cuando Suecia acogió en su suelo a cerca de 163.000.

Una cifra que era proporcionalmente mayor a la de Alemania.

Ese influjo puso presión sobre los servicios de asistencia social, salud y vivienda.

El gobierno de centroizquierda estableció luego nuevos controles en las fronteras y endureció las condiciones para otorgar asilo y reunificación familiar.

En Orebro, una pequeña ciudad ubicada en el centro del país, los militantes de los partidos entregan volantes en la plaza de Stortorget.

"La mayoría de los partidos quiere dejar entrar a personas de otras naciones", se queja Sandra, quien está sin empleo.

La joven considera que una de las consecuencias de esas políticas es que "los suecos no pueden conseguir el trabajo que quieren".

La tasa de desempleo en Suecia es del 6,8%, un nivel promedio dentro de la Unión Europea. Para el segmento de los no nacidos en Suecia se eleva al 16%.

Ahora, todos los partidos tradicionales en Suecia han endurecido el tono de sus campañas para reflejar las preocupaciones sobre la integración, el incremento de los tiroteos, ataques con granadas y el incendio de vehículos en áreas con una gran proporción de inmigrantes.

¿Quiénes son los Demócratas de Suecia?

Quienes más han insistido en esa agenda son los Demócratas de Suecia (SD) que aspiran a duplicar su participación en el Parlamento sueco.

De acuerdo a una encuesta reciente, una de cada cinco personas en Suecia votará por ellos.

Y para un partido que ha sido señalado por tener vínculos con el neonazismo y otros grupos de extrema derecha, tal resultado representará, sin duda, un éxito.

Sobre todo, si se tiene en cuenta que apenas ingresó al Parlamento sueco en 2010.

Mientras tanto, hay un descenso en el apoyo para el partido que está en el poder, los socialdemócratas, y el opositor Partido Moderado.

La posición oficial del SD ahora es que se han abierto las puertas a gente de todos los estratos y condiciones sociales, aunque persisten los escándalos sobre racismo.

Un candidato a un puesto municipal y miembro del SD compartió una canción en Facebook que habla de que "los suecos son blancos y el país es de ellos", según reportó el periódico Aftonbladet.

"En nuestro partido no hay nazis", dijo Per Soderlund, jefe del partido.

"Si miras a quienes votan por nosotros y a nuestros miembros, verás que son personas comunes y corrientes, tus vecinos", agregó.

Lo cierto es que la base electoral del SD pertenece a la clase trabajadora.

Aunque recientemente más mujeres y votantes de sectores de mayores ingresos han comenzado a respaldar su línea dura.

¿Mucho pesimismo?

"Creo que la mayoría de los votantes se hartó y quiere hacérselo saber a los grandes partidos", dijo Ola Karlsson, quien lidera el Partido Moderado en esta parte del país.

"Es fácil decir ahora que debimos haber cambiado nuestra postura mucho antes", admitió.

Los analistas coinciden en que los grandes partidos estuvieron lentos a la hora de afrontar el tema de la inmigración, pero la profesora de la Universidad de Orebro Ann-Catrin Kristianssen cree que también fallaron en quitar del centro del debate ese "cuadro tenebroso" que había sido pintado por el SD.

Después de todo, la economía sueca continúa floreciendo y el Estado sigue teniendo una sólida red de asistencia social.

"Hay problemas en algunas áreas urbanas y la verdad es que ningún partido lo niega. Pero Suecia es un país rico y tiene mucho para ofrecer a sus ciudadanos, ¿por qué los partidos no lograron dibujar este cuadro más optimista?", dijo Kristianssen.

Un duro verano

Pero la elección no solo gira en torno a la migración: el cambio climático se ha convertido en un tema importante para los votantes.

Suecia acaba de registrar su verano más caluroso de las últimas décadas.

Cerca de 25.000 hectáreas de bosque se perdieron debido a un incendio forestal y muchos granjeros fueron obligados a sacrificar su ganado porque la sequía había arruinado el pasto.

"Ha sido un verano muy seco", dijo Adam Arnesson, de 28 años, quien administra una granja en las afueras de Orebro y usualmente vota a pequeños partidos de centroderecha.

"Estoy pensando en votar por los Verdes, porque son los únicos que han puesto el clima en el centro de la agenda", explicó.

El apoyo al Partido Verde, que ha luchado para sobrevivir en Suecia debido a varios escándalos, ha crecido en el país.

La izquierda también ha ganado simpatizantes, en parte por su visión ambientalista y porque ha captado a votantes insatisfechos con las medidas migratorias de los partidos tradicionales.

Algunos analistas piensan que las altas temperaturas tal vez hayan contribuido a debilitar el apoyo a los Demócratas de Suecia, quienes son populares en las áreas rurales pero no priorizan el tema ambiental.

Con este panorama, muchos votantes en Orebro aún se muestran indecisos.

"No voy a votar por los Demócratas de Suecia. Eso es lo único que sé", dijo Salmon Kidane, de 20 años.

Y a Ruth, de 70 , le entristece que la idea sueca de la solidaridad esté perdiendo espacio, en una nación tradicionalmente orgullosa de su apertura.

"Me dan miedo esas tendencias populistas que están llegando a Europa. Tengo la sensación de que en Suecia estamos en el mismo camino y eso no me gusta", anotó.

Pocos imaginan al SD encabezando un gobierno, sobre todo porque su agenda es tan lejana a la de los partidos tradicionales que dificultaría la negociación para una coalición.

Pero Ann-Catrin Kristianssen piensa que los nacionalistas pueden "redibujar el mapa político" y que el "viejo bloque político" sueco podría estar a punto de terminar.


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