Ayudó a desbaratar una red nazi en Sudamérica, envió a prisión a miembros de la pandilla de Al Capone y sentó las bases de lo que luego sería la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos.

Y todo con un lápiz, un papel y su ingenio.

Elizebeth Smith Friedman nació en 1892 en un pequeño pueblo de Indiana, en el medio oeste de Estados Unidos, y terminó por convertirse en una de las pioneras de la criptología moderna.

"Sus habilidades eran tan inusuales que se volvió indispensable" para el gobierno estadounidense, le dijo a la BBC el periodista Jason Fagone, autor del libro sobre Friedman The woman who smashed codes ("La mujer que rompía códigos"), publicado a fines de septiembre.

"Era llamada repetidamente para solucionar problemas que nadie más podía solucionar. Era el arma secreta a contratar", agregó.

Sin embargo, Fagone presenta a Friedman como una "heroína estadounidense olvidada". Es que, paradójicamente, su brillante carrera profesional es lo que explica cómo es que fue "borrada" de la historia.

Por amor a Shakespeare

Friedman no era matemática ni ingeniera. Tampoco hizo una carrera militar. Era una poeta que estudió latín, griego y alemán, además de una entusiasta de los escritores británicos William Shakespeare y Alfred Tennyson.

Fue su amor por el bardo de Avon lo que la terminaría llevando al mundo de la criptología.

En 1916, con 23 años, fue contratada por George Fabyan, un excéntrico millonario que montó un laboratorio privado en Illinois llamado Riverbank, donde científicos de diferentes áreas investigaban desde manipulación genética hasta desarrollo de nuevas armas.

El rol de Friedman era demostrar que las obras de Shakespeare en verdad fueron escritas por Francis Bacon, un filósofo y científico contemporáneo. Fabyan creía que piezas teatrales como "Hamlet" y "Julio César" contenían mensajes criptográficos escondidos que lo demostraban.

"En términos políticamente correctos, estaba loco, era un lunático", le dijo Fagone a la BBC.

No obstante, el capricho de este hombre (que se hacía llamar coronel a pesar de que nunca sirvió en el ejército) terminó convirtiéndose en una de las primeras instituciones de EE.UU. en estudiar y promover la criptología.

Fue ahí que la entonces Elizebeth Smith conoció a William Friedman, con quien se casaría en 1917 y formaría una revolucionaria dupla de criptógrafos.

Contrabandistas y traficantes

"Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los Friedman trabajaron como directores del equipo no oficial de descifradores de códigos empleados por el gobierno nacional", informa la Fundación George C. Marshall, donde se encuentran todos los documentos históricos del matrimonio.

Rápidamente su talento los llevó a Washington D.C., donde ella comenzó a trabajar en el entonces Departamento de Guerra y luego en el Departamento del Tesoro. Fue en este último que se dedicó a descifrar códigos de traficantes drogas y contrabandistas de alcohol en plena implementación de la llamada ley seca.

Según le dijo Fagone a la revista National Geographic, entre 1926 y 1930, descifró un promedio de "20.000 mensajes de contrabandistas por año en cientos de sistemas de código diferentes".

Entre los traficantes más famosos que ayudó a atrapar hay varios miembros de la pandilla de Al Capone, contra los cuales incluso testificó. Mientras trabajaba interceptando mensajes de contrabandistas de ron, Friedman detectó algo inesperado: comunicaciones de espías nazis.

Sin lugar en la historia

En su libro, Fagone afirma que Friedman fue "una gran heroína de la Segunda Guerra Mundial" (1939-1945), dado que lideró con éxito una de las "misiones más secretas" del conflicto bélico.

Sin embargo, su contribución sólo se supo gracias a una serie de documentos recientemente desclasificados por el gobierno estadounidense.

Friedman y su equipo lograron descifrar los códigos de una red de espías nazis que buscaba fomentar revoluciones fascistas en Sudamérica y realizar un ataque contra EE.UU.

Con esta información, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) consiguió arrestar a espías nazis y colaboradores, en un golpe estratégico que el propio director de la institución, J. Edgar Hoover usó para propaganda.

Pero, lejos de dar crédito al equipo liderado por Friedman, Hoover atribuyó todos los méritos al FBI, agencia que lideró por 48 años, acumulando un enorme poder dentro de la política estadounidense.

Hoover incluso produjo y narró un filme llamado The battle of the United States ("La batalla de Estados Unidos"), donde el FBI es retratado como el héroe que terminó con la sombra negra nazi creciendo desde Sudamérica.

Durante el operativo, también se identificaron en la región espías de Japón, país que junto con Alemania e Italia formaban las llamadas potencias del Eje.

En el reporte "Actividades alemanas clandestinas en América del Sur en la Segunda Guerra Mundial", desclasificado en 2009 por NSA, se narra el rol del equipo de Friedman en el operativo y se plantea la pregunta: "El esfuerzo criptoanalítico de Estados Unidos contra los espías del Eje, ¿tuvo algún efecto en el transcurso de la guerra?".

"Probablemente, no", responden.

Y agregan: "Pero debido a que la mayoría de las comunicaciones clandestinas se parecen más de lo que se diferencian, fue un ejercicio útil que proporcionó una valiosa experiencia para los años de posguerra".

Friedman, quien por la naturaleza de su trabajo, había jurado guardar en secreto la misión y además, según Fagone, no tenía ningún interés en la publicidad en general, jamás contó su versión de los hechos.

Espionaje del siglo XX

"William y Elizebeth son los Adán y Eva del NSA", afirmó Fagone a National Geographic.

Si bien ella no estuvo directamente involucrada en la creación de la agencia de inteligencia (él sí), su contribución a la criptología moderna la llevó al Salón de la Fama del NSA.

Incluso uno de los edificios del NSA fue bautizado con el nombre de los Friedman y el FBI les llama "el matrimonio más grandioso en la historia de la criptología".

En tiempos en que no existían las computadoras, Elizebeth Smith Friedman aplicó antiguos métodos e inventó nuevos para descifrar los códigos más variados.

De acuerdo con NSA, "muchas de sus contribuciones a la criptología fueron únicas. Descifró muchos mensajes cifrados durante los años de la ley seca y resolvió muchos casos notables por sí sola, incluyendo algunos códigos que fueron escritos en chino mandarín".

Con ella, agregan, "la complejidad o dificultad no importaba".


Este artículo forma parte de la temporada de 100 Mujeres #100Women que organiza la BBC durante el mes de octubre.

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