Cuando Jorge Ramos habla, millones de latinos en Estados Unidos escuchan.

Ha sido descrito como el Walter Cronkite latino, en referencia al legendario presentador de noticias estadounidense que en la década de 1960 inspiraba confianza en la audiencia nacional a un grado impensable en la atmósfera política fragmentada y polarizada del país de hoy.

Ramos, presentador de la cadena televisiva Univision, ha sido criticado, entre otras razones, por sus fuertes enfrentamientos con Donald Trump, que empezaron durante la campaña presidencial del mandatario estadounidense de cara a los comicios de 2016.

Hay quienes cuestionan a Ramos por haber traspasado la línea que separa el periodismo objetivo de la militancia política.

Pero nadie duda de la influencia que Ramos cuenta en la comunidad latina.

En entrevista con BBC Mundo, hablandodel poder de los latinos en el Estados Unidos de hoy, Ramos dice que "nos merecemos" tener a Donald Trump como presidente, por cuenta de la apatía para votar de millones de hispanos que no se dan cuenta del peso que tienen para decidir las elecciones.

Asegura que los latinos en Estados Unidos no se están asimilando a la comunidad anglosajona dominante, que seguirán siendo poderosos con inmigración o sin ella, y pide recordar que, en poco más de 20 años, todos los habitantes de Estados Unidos serán minorías, cuando los blancos constituyan menos del 50% de la población total del país.

Ramos también es optimista frente al poder latino.

Dice que sus hijos han disfrutado de oportunidades que él ni se imaginó y que ya no tienen la inseguridad propia del inmigrante sino que se sienten participantes de pleno derecho de la vida ciudadana en este país. Y vaticina que, durante su vida, alcanzará a ver a un latino viviendo en la Casa Blanca.

Este es un resumen de la entrevista telefónica concedida por Ramos a BBC Mundo como parte de la serie ¿Hablas Español?


¿Están arrinconados los latinos de Estados Unidos en la era Trump?

Los latinos han sido atacados por Trump desde antes de que éste llegara a la Casa Blanca.

Este es un momento muy difícil para los latinos, especialmente para los inmigrantes e indocumentados. Pero en lo positivo seguimos aprendiendo cómo luchar y cómo no dejarnos hacer esto. Si bien es cierto que la comunidad latina está bajo ataque con Donald Trump, también es cierto que hemos creado nuevas maneras de resistir y luchar frente a esos ataques.

Independiente de Trump, a lo largo de la historia de Estados Unidos ha habido oleadas de inmigración que eventualmente terminan asimiladas casi totalmente en la cultura dominante, la cultura anglosajona. ¿Va en esa dirección la comunidad latina en Estados Unidos?

Hasta ahora no ha sido así. Hay una diferencia muy importante en lo que ha ocurrido con la comunidad latina frente a otras olas de migración como la italiana o la rusa. Hemos mantenido durante décadas el idioma español.

Gracias a la tecnología y a los aviones estamos mucho más conectados a nuestros países de origen.

Si bien otras oleadas migratorias se adaptaron rápidamente y se integraron, con la comunidad latina es un proceso distinto.

¿Eso es bueno o malo para Estados Unidos?

No es ni bueno ni malo, es distinto. El fenómeno importante es el de los números.

Cuando yo llegué en 1983 había 15 millones de latinos, hoy hay 60. En tres décadas seremos 100 millones de latinos. En 2044 todos los habitantes de este país serán una minoría. Es una revolución demográfica. Lo que ocurre con los latinos es que estamos pasando por primera vez en la historia, de tener grandes números a tener un poquito de poder.

Con este gobierno se está reduciendo la inmigración. ¿Se va a reducir de igual manera el poder latino en Estados Unidos?

La reducción en la migración es clara con el gobierno de Donald Trump pero, una vez éste termine dentro de un año o dentro de cinco, los niveles de migración van a continuar.

El hambre y el miedo nunca se paran en las fronteras.

Más importante que esto, a partir del año 2000 aproximadamente, la mayor parte del crecimiento de la comunidad latina ya no viene por inmigrantes sino de los latinos nacidos en Estados Unidos.

Cada cuatro años, en temporada de elecciones en Estados Unidos, se dice que el voto latino es el león dormido que ésta vez sí va a despertar. ¿Cree que esto va a ocurrir en 2020?

El león está despierto hace mucho. En 2016 hubo 27 millones de latinos elegibles para votar. En 2020 va a haber 32 millones, según el Centro de Investigación Pew. Ya nadie puede ganar ningún puesto importante en Estados Unidos, incluyendo la Casa Blanca, sin considerar el voto latino.

No se trata de un león dormido sino de un león muy despierto al que constantemente están tratando de enamorar, desde Donald Trump hasta todos los candidatos demócratas.

Hablando de enamoramiento, Donald Trump ha seducido a cerca del 30% de la comunidad latina. ¿Cómo lo explica?

No es una comunidad monolítica, no todos pensamos igual.

Pese a los ataques racistas y sexistas de Donald Trump, hay votantes para quienes otros temas son más importantes, por ejemplo la economía. Ciertamente los niveles de desempleo han bajado con Donald Trump.

Hay otros temas como el de Cuba y Venezuela que para algunos votantes resultan más importante que los ataques racistas.

¿Cree que Trump va a ser reelegido?

No lo sabemos. Ciertamente los periodistas y las encuestas nos equivocamos en el 2016.

Usted tiene una voz indiscutible en esta comunidad. ¿Qué les recomendaría a los latinos de Estados Unidos para hacerse oír más?

Lo que más tristeza y enojo me da, es que más de la mitad de los latinos no salieron a votar en las pasadas elecciones. A los que se quejan de Donald Trump, hay que decirles que nos merecemos ese resultado.

Más de 13 millones de latinos se quedaron en su casa en las elecciones. La única manera de ejercer el poder es saliendo a votar. Si más votantes hispanos hubieran salido a votar en Florida y en Arizona, posiblemente el resultado de las elecciones de 2016 hubiera sido distinto al que le dio el triunfo a Trump.

Estamos tan acostumbrados a pensar que nuestro voto no importaba que muchos no lo ejercían. Ahora todavía no se dan cuenta que nuestro voto sí importa, e importa mucho.

Finalmente, ¿cómo se imagina que la experiencia latina que vivirán sus hijos en Estados Unidos va a ser distinta a la que le tocó a usted?

Yo soy parte de una generación en la que muchas veces nos sentimos como "outsiders", extranjeros aislados del resto del país. Una generación que ha sido muy atacada.

Mi generación, la de los papás de los "Dreamers" y de los millones de indocumentados latinos, va a ser muy distinta a la de mis hijos Nicolás, que tiene 21 años, y Paola, que tiene 31.

Ellos no solo son, sino que se sienten totalmente estadounidenses. Han podido beneficiarse de todas las ventajas de vivir en una gran democracia como es la estadounidense. Han tenido mejores posibilidades que las que yo jamás me imaginé.

Mi hija Paola pudo estudiar en la Universidad de Harvard y mi hijo Nicolás pudo estudiar en la universidad de Princeton y eso es algo que yo jamás siquiera imaginé.

Con absoluta convicción, espero, antes de morirme, ver al primer presidente o presidenta latina.

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