La idea del Fondo Amazonía es simple: "Brasil la cuida. El mundo apoya. Todos ganan".

Hace más de 10 años que Brasil, hogar de cerca del 60% de los 6,7 millones de km² que abarca la Amazonía, promociona la idea de que gobiernos y compañías deben colaborar económicamente con este bien común de la humanidad.

Y no es para menos.

Se trata de la selva tropical más grande del mundo, el ecosistema de mayor diversidad y la cuenca con más agua dulce, además de ser el principal responsable de la regulación del clima de Sudamérica.

De hecho, el Fondo Amazonía fue propuesto durante una convención de Naciones Unidas sobre el cambio climático.

En concreto, este programa busca "captar donaciones para inversiones no reembolsables en proyectos de prevención, monitoreo y combate de la deforestación, y de promoción de la conservación y el uso sustentable" de esta selva, según el decreto de creación.

Pero, desde que el gobierno brasileño lanzó la propuesta, solo ha recibido dinero de tres fuentes: los gobiernos de Noruega y Alemania, y la empresa Petrobras.

En total han financiado 103 proyectos y aportado US$1.288 millones, de los cuales 94% fueron donados solo por Noruega.

"El éxito de Brasil en la reducción de la deforestación en los últimos 10 a 15 años ha sido quizás la contribución más importante en el combate del cambio climático a nivel mundial", le dijo a BBC Mundo el ministro de Medio Ambiente de Noruega, Ola Elvestuen.

Su trabajo, agregó, "se basó en una fuerte agenda regulatoria que protegía las tierras indígenas y las áreas protegidas, combinada con un esfuerzo concertado de aplicación de la ley".

No en vano se suele decir que el fondo es el mayor mecanismo de protección de la Amazonía.

Ahora, sentenció Elvestuen, "la situación ahora ha cambiado".

La selva en llamas

El 15 de agosto el gobierno noruego anunció que suspendería el pago de este año, que ascendía a más de US$33 millones.

Alemania, que este año se había comprometido a donar US$39 millones, también frenó el pago.

Sin embargo, faltaban varios días todavía para que Brasil pasara a estar en el foco del mundo por el número récord de incendios registrados en su territorio y particularmente por aquellos que todavía afectan a la Amazonía.

Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués), desde enero hasta este jueves se han registrado 87.257 incendios en todo el país, lo cual muestra un aumento de incendios forestales del 76% en relación al mismo periodo del año pasado.

De estos fuegos, 51,9% están en la Amazonía.

La indignación internacional y presión de gobiernos e instituciones llegaría a partir del 19 de agosto, cuando Sao Paulo oscureció dos horas antes del amanecer por el humo de los incendios forestales.

"Estoy profundamente preocupado por los fuegos en la Amazonía", dijo Elvestuen a BBC Mundo.

"En los últimos años, el Fondo Amazonía ha gastado unos US$20 millones para apoyar las capacidades de Brasil en la lucha contra incendios y mucho más en operaciones efectivas de aplicación de la ley", agregó.

https://www.youtube.com/watch?v=hBN2H-E3KAc

Es que "combatir la deforestación tropical es la iniciativa climática internacional más grande de Noruega", explicó el ministro. "No alcanzaremos nuestros objetivos climáticos o de biodiversidad sin detener y revertir la pérdida de bosques tropicales".

¿Qué pasó, entonces, para que Noruega se retirara?

"Dirección equivocada"

En el evento de conmemoración de los 10 años del Fondo Amazonía, realizado en junio de 2018 en Oslo, Elvestuen ya había dado una advertencia.

"Si observamos los números sobre cómo se ha desacelerado la deforestación en Brasil en esos 10 años, el fondo definitivamente ha sido un éxito. Primero, obtienes resultados, luego obtienes nuestro apoyo".

Pero, continuó: "En los últimos dos años, los números de deforestación fueron en la dirección equivocada. Por lo tanto, pagaremos en consecuencia".

Para tener una referencia, según el INPA, en 2018 la deforestación fue de 7.536 km², 73% menos que en 2004, pero también 8,5% más que en 2017.

Desdeel 1 de enero asumió la presidencia de Brasil Jair Bolsonaro, quien abiertamente favorece el desarrollo sobre la conservación en la Amazonía, la situación empeoró.

De acuerdo con el INPA, en julio la deforestación de la Amazonía fue 278% más alta que en julio anterior.

A estos alarmantes números se sumó otro factor, dijo Elvestuen a BBC Mundo: "Brasil también disolvió la estructura de gobernanza del Fondo Amazonas".

El gobierno de Bolsonaro llevaba meses anunciando cambios en la estructura y modelo de inversión del fondo para hacerlo "más efectivo".

Una de las propuestas gubernamentales era usar el dinero para indemnizar a productores rurales que estuviesen dentro de las áreas protegidas, lo que, según los ambientalistas, favorecería la invasión de tierras y generaría aún más deforestación.

En este contexto, Elvestuen afirmó: "Noruega actualmente no está en condiciones de hacer más contribuciones al fondo".

Las críticas y acusaciones de Bolsonaro no tardarían en llegar.

Bolsonaro sobre Noruega

Fiel a su estilo, Bolsonaro respondió a la decisión de Noruega preguntando a la prensa si no era "ese país que mata ballenas allá en el polo norte", y le aconsejó usar el dinero para "reforestar Alemania".

En Twitter, a su vez, afirmó que "cerca de 40% del Fondo Amazonía va para las ONGs, refugio de muchos ambientalistas", invitando luego a ver un video de "matanza de ballenas patrocinada por Noruega", pero que luego se supo que había sido filmado en Dinamarca.

https://twitter.com/jairbolsonaro/status/1163242553837330432

Ya con la presión internacional sobre sus hombros, Bolsonaro acusó a los ambientalistas de estar provocando los incendios, diciendo: "Las ONGs perdieron dinero, con (la suspensión del) dinero de Noruega y Alemania viniendo aquí".

"Están desempleados", agregó. "¿Qué más tienen para hacer? Intentar derribarme. Eso es lo que les queda, nada más que eso".

A diferencia de lo que ocurrió con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien se embarcó en una disputa verbal con Bolsonaro que llegó al ámbito privado y desató una crisis diplomática entre ambos países, Noruega no ha respondido públicamente a las provocaciones del presidente brasileño.

Elvestuen reconoció a BBC Mundo que el gobierno noruego está actualmente en diálogo con Brasil y Alemania "sobre el camino a seguir", pero declinó dar detalles al respecto.

No obstante, adelantó que "si Brasil se compromete a combatir la deforestación, el Fondo Amazonía puede ser un instrumento importante para cofinanciar tales esfuerzos".

Pero, si las negociaciones fracasan, ¿está Noruega dispuesta a financiar directamente algunos de los 103 proyectos del fondo?

Elvestuen fue tajante: "El Fondo Amazonía tiene la obligación legal de implementar todos los proyectos que ya tienen contrato".

En manos de Brasil

Los incendios de estas semanas lograron lo que hasta entonces el Fondo Amazonía no había conseguido: que otros países desarrollados inviertan en la selva, más allá de la casi exclusiva financiación noruega.

El grupo de países del G7 (Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, Canadá, Reino Unido e Italia), por ejemplo, ofreció US$22 millones para colaborar en la lucha contra el fuego.

"Estos países que envían dinero aquí no lo hacen por caridad. Lo mandan con el propósito de interferir en nuestra soberanía", dijo Bolsonaro.

Su gobierno, que primero rechazó el dinero del G7, luego dijo que lo aceptaría si mantenía el control sobre los fondos.

"La soberanía de Brasil no es negociable", dijo el vocero de Presidencia de Brasil, Otávio Rêgo Barros, este martes.

Al respecto, Elvestuen respondió: "La soberanía territorial de Brasil sobre el Amazonas es incuestionable. Lo que también está fuera de toda duda es que no podemos alcanzar los objetivos internacionales de clima o biodiversidad sin lograr preservar la Amazonía".

"El Amazonas también es crítico para el suministro de agua y la producción agrícola en toda la región. Por eso es crucial que Brasil se comprometa a reducir la deforestación con la comunidad internacional como socio", dijo.

En este sentido, al preguntarle sobre los temores de muchos de que, sin Noruega apoyando el Fondo Amazonía, la selva estará mucho peor, Elvestuen sentenció: "El futuro de la Amazonía está enteramente en las manos del gobierno brasileño".

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