"Esta catedral la vamos a reconstruir, todos juntos", prometió el mismo lunes por la noche el presidente francés Emmanuel Macron, cuando la iglesia de Notre Dame, en París, todavía era pasto de las llamas.

"A partir de mañana, lanzaremos una colecta nacional y mucho más allá de nuestras fronteras", explicó después, al detallar los esfuerzos para regresar a su antigua gloria al emblemático edificio, afectado por un devastador incendio.

El fuego, que se desató a eso de las 18:30 hora local y solo pudo ser extinguido completamente unas 15 horas más tarde, destruyó buena parte del techo de madera de la iglesia, además de provocar el colapso de parte de la bóveda y de la torre en forma de aguja que se alzaba en su centro.

Las promesas de donaciones para la restauración de Nuestra Señora de París no se hicieron esperar, con dos de los apellidos más emblemáticos del mundo de la moda -tan vinculada a la capital francesa- prometiendo 300 millones (unos US$339 millones) en cuestión de horas.

Primero fue la familia Pinault -dueña del grupo Kering, al que pertenecen las prestigiosas marcas Yves Saint Laurent y Gucci- quien el lunes por la noche prometió 100 millones (US$113 millones) para la causa, según informó la agencia AFP.

Luego fue la familia Arnault -los dueños de LVMH, el holding de marcas de lujo entre las que se cuentan Louis Vuitton y Sephora- la que este martes se comprometió a apoyar con 200 millones (US$226 millones), reportó Reuters.

Los Pinault: lujo, arte y Salma Hayek

El patriarca de la familia Pinault, François, es considerado uno de los hombres más ricos del mundo, gracias a una fortuna estimada en más de US$37.000 millones, suficiente para ubicarlo en el puesto 23 del Bloomberg Billionaires Index.

De orígenes relativamente modestos, el multimillonario bretón de 82 años abandonó la escuela a los 16 cansado de las burlas que por su acento campesino le hacían sus compañeros, para entrar a trabajar en el aserradero de su padre.

Y luego de crear su propia compañía dedicada a la compra y venta de madera a inicios de la década de 1960, empezó a diversificarse en 1992 con la adquisición de la cadena de tiendas Printemps y la bodega de vinos Chateau Latour, un año más tarde.

Según Bloomberg, cuando en 1999 logró vencer a Bernard Arnault para hacerse con la mayoría de acciones de Gucci, su conglomerado -en ese entonces llamado PPR y rebautizado Kering en 2013- se convirtió en la tercera empresa de artículos de lujo del mundo, gracias a marcas como Yves Saint Laurent y Balenciaga.

Y su hijo François-Henri, quien actualmente está casado con la actriz mexicana Salma Hayek, lo remplazó al frente de los negocios familiares.

Los intereses de la familia Pinault, en cualquier caso, no se limitan al mundo de la moda: también son dueños del equipo de fútbol profesional francés Stade Rennais, de la marca deportiva Puma y de la casa de subastas Christie's, entre otros.

Y su amor por el arte está evidenciado en una colección de más de 2.000 obras de arte y los dos museos que la Fundación Pinault maneja en Venecia.

Los Arnault: los más ricos de Europa

Si la fortuna de los Pinault es gigantesca -equivalente al 0,192% del PIB de Estados Unidos y más que suficiente para comprar unos 525 millones de barriles de petróleo- la misma palidece en comparación con la familia de Bernard Arnault, que también apoyará la reconstrucción de la catedral de Nuestra Señora.

El presidente de LVMH -el mayor fabricante de artículos del lujo del mundo- no solamente es el hombre más rico de Francia, sino también de Europa. De hecho, según los registros de Bloomberg en la actualidad es el tercero más rico del mundo.

Efectivamente, con una fortuna estimada en US$90.400 millones, Arnault ocupa el tercer lugar en el Bloomberg Billionaires Index, que calcula que su riqueza equivale a casi un 0,5% de todo el PIB de Estados Unidos (suficiente para adquirir más de 70 millones de onzas de oro).

Todo gracias a su control casi completo de la casa de modas Christian Dior, que a su vez es dueña del 41% de LVMH, el conglomerado dueño de marcas como Louis Vuitton, Moet, Dom Perignon, Henessy y TAG Heuer, entre otras.

Los Arnault son además dueños de un pequeño porcentaje de Hermes y de la cadena de supermercados Carrefour.

Y el amor al arte de su actual patriarca, Bernard, de 70 años de edad -un graduado de la prestigiosa Escuela Politécnica que convenció a su padre de que se saliera del negocio de la construcción para entrar al de bienes y raíces, antes de incursionar en el mundo de los artículos de lujo en 1984- también está evidenciado por su posesión de obras de artistas como Basquiat, Hirst, Warhol y Picasso.

Como recuerda Bloomberg en su perfil del multimillonario francés, este generó todo un debate sobre el régimen impositivo en su país en 2012, cuando el gobierno de Bélgica informó que había solicitado la ciudadanía belga.

Pero un año después Arnault retiró la solicitud como "un gesto de mi apego a Francia y mi fe en su futuro", dijo entonces.

Un apego que ahora viene a expresarse en la prometida contribución del 2,4% de su fortuna para la restauración de la catedral de Notre Dame, uno de los símbolos más emblemáticos de Francia y su cultura.

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