Lorenzo Rojas-Bracho ha dedicado más de dos décadas a salvar a la vaquita marina, una marsopa icónica de México que solamente vive en el la parte norte del Golfo de California o Alto Golfo.

Cuando el biólogo mexicano, una de las mayores autoridades mundiales en la especie, hizo su primera estimación de la población de vaquitas había más de 500. Actualmente hay menos de 30.

Rojas-Bracho es experto en mamíferos marinos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México.

La principal causa de la caída brutal en la población de vaquitas es la demanda voraz en China del buche de un pez llamado totoaba, que se ha transformado en Asia en símbolo de estatus. Un kilo de buche vale más que la cocaína y este factor ha disparado la pesca ilegal de totoaba, con redes de enmalle en las que quedan atrapadas las vaquitas.

Un reciente intento radical de capturar vaquitas parar protegerlas en un santuario no dio los resultados esperados y acabó en la muerte de una vaquita hembra.

-¿Queda alguna opción para salvar a la especie?

Lorenzo Rojas-Bracho habló con BBC Mundo sobre su frustración y su dolor, y por qué en la biología de conservación "no se puede tirar la toalla".


-¿Podrías darnos una idea de cómo ha colapsado la población de vaquitas?

Con la demanda de buche de totoaba en Hong Kong y China continental se disparó la caída brutal del tamaño de la población.

En 1997, hicimos la primera estimación que fue aceptada internacionalmente y la población fue estimada en 567 vaquitas, en 2008 en 245, en 2015 en 59 y en 2016 en 30.

Es decir, el decremento en el tamaño de la población, de nuestra primera estimación en 1997 a la del 2016 es de 94,7%.

-Después de haber dedicado mas de 25 años a tratar de salvar la vaquita, ¿qué sientes al ver que quedan menos de 30?

Ha sido un viaje medio brutal.

Como que íbamos siempre preocupados porque las poblaciones iban bajando desde principios de los 90 hasta 2011 más o menos en un 8% anual, de hecho hubo un momento en que parecía que lográbamos disminuir la caída de la población.

Y de repente se viene esta demanda brutal de buche de totoaba en China que se dispara a los cielos, alcanzando precios mas altos que la cocaína y ahí es como se viene la población para abajo. Ésa es la frustración.

Cuando empezaron a salir los datos de los modelos cerré los ojos y me puse las manos en la cara y me dije 'esto no puede estar pasando, esto no puede estar pasando'. Y resultó que era peor de lo que habíamos pensado al inicio.

Es algo a lo que has dedicado tu vida seriamente y de repente crees que lo estas logrando, y al día siguiente algo pasa y no funcionó. Es como tener a alguien que quieras mucho, que está mejorando, te dice el doctor que esta muy bien, y al día siguiente amanece casi muerto.

-¿Qué sentiste cuando murió la vaquita capturada?

Capturar vaquitas era la única opción, se consultó a expertos internacionales. Nunca había visto una vaquita viva que nos viera ella misma con su cara, y ahí me dije, todo esto para que un rico en China pueda tomarse un pinche plato de totoaba, me parece que algo está muy mal en el mundo.

Para satisfacer unas mesas de unos cuantos estamos extinguiendo una especie.

Y cuando la vaquita se murió pues lloré, llore como nunca he llorado.

-¿Podrías explicarnos qué sucedió con ese intento de capturar vaquitas para reproducción en cautiverio?

No era exactamente cautiverio, sino la idea era tener un "santuario", tener sea pens o corrales marinos en el Alto Golfo. Es decir, en el mismo hábitat de la vaquita.

Si el equipo de veterinarios consideraba que al capturar el animal estaba bien y no había signos de riesgo para su sobrevivencia, se procedía al siguiente paso.

-¿En que circunstancias murió una de las dos vaquitas capturadas?

La primera vaquita fue una hembra inmadura. Estaba en buenas condiciones, pero los equipos de veterinaria y de cuidado de animal determinaron que el animal no se estaba aclimatando a la piscina del centro de cuidado de vaquita o al centro de marina de El Nido, por lo que tomaron la decisión de liberar al animal.

La segunda fue una hembra adulta. También los equipos veterinario y de manejo animal consideraron que estaba en buenas condiciones para su transporte al corral marino El Nido. Después de un promisorio momento que parecía que aprendía a adaptarse a la instalación marina, el animal dejó de nadar, su estado se deterioró muy rápidamente y se inició una liberación de emergencia.

La liberación no tuvo éxito y la vaquita fue recapturada rápidamente para la administración de atención de emergencia. Después de tres horas de respuesta de emergencia, el animal sufrió un paro cardíaco y no respondió a los intentos de reanimación.

-¿Si este programa fue abandonado, qué opción queda?

El término abandonado no es el adecuado. El programa es Conservación, Protección y Recuperación, y seguiremos trabajando en esto. Gracias a que tenemos tejidos frescos se puede continuar con la parte de genética, que incluye la secuenciación del genoma de la vaquita, se va muy bien en esto.

La monitorización acústica continúa y el programa multinstitucional, liderado por SEMARNAT (la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México) y varias de sus dependencias, junto con la Armada de México, el Ejército, Sea Shepherd, Conservation Society, WWF-México, World Animal Protection, Museo de la Ballena, organizaciones de pescadores, CONAPESCA, continua con el retiro de redes ilegales.

Sólo de diciembre del 2016 a 2017, en ese período de un año, encontramos 518 redes y la mayoría son redes totoaberas.

-¿A cuánto se vende un kilo de totoaba en China, según su información?

El dato más impresionante que tengo, de un estudio de la EIA, Environmental International Agency o Agencia Ambiental Internacional con sede en Londres, es el pago de US$100.000 en una subasta por un kilogramo de buchede totoaba (de un macho que son más apreciados). Los de menor calidad pueden valer mucho menos.

El buche tiene según los chinos propiedades medicinales, da vigor, ayuda a la circulación. Pero también es una manera de demostrar el estatus, si sirves buche de totoaba o si regalas un buche de totoaba en una boda estás mostrando tu poderío.

-¿Tienes esperanzas de que aún sea posible salvar a la vaquita?

La esperanza nunca muere, si te dedicas a la biología de la conservación no podemos tirar la toalla tenemos que dar la pelea hasta el último luchando por la vaquita y por otras especies.

La vaquita creo que es un símbolo, mucho más que la marsopa que vive en el Alto Golfo, no podemos rendirnos.

En la ultima reunión del comité internacional para la recuperación de la vaquita propusimos un área de extrema vigilancia donde reaccione rápidamente la Armada de México y en menos de 30 minutos puedan estar ahí.

Vamos a meter cinco barcos, tres del Sea Shepherd, y otros del Museo de la Ballena que es una ONG de aquí y con esos barcos vamos a estar peinando el área para retirar las redes que vayamos encontrando, que es algo que veníamos haciendo desde el 2005.

-Has dicho que no se trata solamente de un problema de México...

La vaquita no se está muriendo porque sí, se está muriendo porque hay demanda de productos en China, porque hay productos que se compran en Estados Unidos como el camarón. (El camarón se pesca en el Alto Golfo de dos formas, con barcos grandes y además con las pangas, que son barcos artesanales de pescadores que usan una red en la que también quedan atrapadas las vaquitas).

Este pequeño animalito que sólo se encuentra en México, en el Alto Golfo, ahora es un símbolo importante. La conservación esta globalizada.

Es un problema internacional.

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