Los espías y saboteadores son, desde siempre, los protagonistas de los conflictos, pero ¿alguna vez consideraste que tu entrometido colega puede estar usando las mismas tácticas bélicas?

En 2008 la Agencia Central de Inteligencia de los EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) hizo público un manual de la Segunda Guerra Mundial que daba nociones básicas de sabotaje a la ciudadanía.

El objetivo del libro, titulado "Simple Sabotage Field Manual" (Manual de campo para un sabotaje simple), era ayudar a los ciudadanos de los países aliados ocupados a derribar a sus gobiernos, ya fuese adentrándose con un automóvil militar por las calles en la oscuridad de la noche o prendiendo fuego a un almacén.

Este documento de 32 páginas creado en 1944 por la Oficina de Servicios Estratégicos -el predecesor de la CIA- se tradujo a varios idiomas y se distribuyó desde Grecia hasta Noruega y más allá.

"Muchas de las instrucciones de sabotaje están dirigidas a ciudadanos comunes, sobre todo a los que no están de acuerdo con las políticas de guerra de su país hacia los Estados Unidos, con el objetivo de que tomen decisiones perjudiciales para sus gobiernos y los desestabilicen", aclara el sitio web de la CIA.

"Algunas de las instrucciones parecen anticuadas; otras, en cambio, siguen siendo sorprendentemente actuales. Juntas son un recordatorio de lo fácil que es alterar la productividad y el orden".

La idea era hacer que la gente llevase a cabo pequeñas acciones. Incitaba a las personas a participar activamente en el sabotaje, y no solo a esperar que lo hiciera su vecino o que algún día las cosas volvieran a la normalidad.

El manual no pedía a la gente que se infiltrara en las filas enemigas sino que los empujaba a hacer pequeñas acciones cotidianas que, sumadas, minarían la moral del enemigo.

El manual alentaba a los lectores a tener "una actitud no cooperativa" y había muchos párrafos dedicados a explicar cómo aplicar esta actitud en el lugar de trabajo.

Consejos a gerentes y empleados

Por ejemplo, para los gerentes era "fundamental ser benevolentes con los trabajadores ineficientes e incluso darles ascensos inmerecidos, para bajar la moral y la producción".

"Al contrario, es de recibo discriminar a los trabajadores eficientes y quejarse injustamente de su trabajo". El objetivo era sembrar cizaña y fomentar el mal ambiente, de manera que los resultados fueran malos.

Y ¿qué se les recomendaba hacer a los trabajadores? "Trabaja despacio. Piensa en cómo aumentar el número de movimientos necesarios para hacer tu trabajo: usa un martillo ligero en lugar de uno pesado, intenta trabajar con una llave inglesa pequeña en lugar de una grande".

Incluso hoy en día muchos de estos comportamientos siguen siendo vigentes. Pero no hace falta infiltrarse en las filas del enemigo para detectarlos. Podrías encontrarlos en tu propio lugar de trabajo.

Probablemente tengas colegas que, aunque no sean infiltrados de una nación hostil, conspiran para crear problemas a tu empresa. Para detectar estas tácticas, hay algunas estrategias simples que te permitirán hacer funcionar mejor tu oficina.

Según Sandra Robinson, profesora de comportamiento organizacional y recursos humanos en la Universidad de Columbia Británica, existen sorprendentes paralelismos entre los saboteadores de la CIA durante la guerra y los colegas tóxicos.

"Escucho y veo mucho de lo que la CIA describe como 'comportamiento de sabotaje'", dice.

La oficina como campo de batalla

"El sabotaje generalmente se da cuando los empleados quieren expresar su enojo y 'devolver el golpe' cuando sienten que han sido tratados injustamente", afirma Robinson.

"Se pueden considerar 'injusticias' que haya miembros que traicionen al equipo; que haya supervisores irrespetuosos o desleales, o que alguien no reciba un ascenso o un aumento salarial merecidos", explica la profesora.

Los empleados maltratados pueden recurrir al sabotaje si no tienen otras alternativas disponibles, como podrían ser hablar con alguien o abandonar la empresa, agrega.

Igual que en el caso del manual, este sabotaje se lleva a cabo con pequeñas acciones que tienen un efecto acumulativo: los gerentes ascienden y halagan a los trabajadores más ineficaces, o los empleados trabajan lo suficientemente lento como para hacer descarrilar un proyecto.

A veces puede tratarse de acciones simple como perder documentos o ignorar flagrantemente los correos electrónicos.

Se trata de evaluar si el "saboteador" en cuestión está haciendo algo que podría ser intencional o no. De todos modos, la clave es ser capaz de atrapar a esas personas lo antes posible, tanto si se pretende salvaguardar el país como el propio salario.

Lee el texto original en inglés


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