No corro. No grito. No empujo. Una frase que varias generaciones de mexicanos aprendieron de memoria desde niños.

Es parte de la cultura de protección ante un sismo, y que, desde 1985 cuando un terremoto devastó parte de Ciudad de México, forma parte de una arraigada cultura de protección civil.

Pero algunas de las consecuencias del movimiento telúrico de 7,1 grados Richter que el pasado 19 de septiembre sacudió a la capital y dos estados vecinos, revelan que existen lecciones no aprendidas a 32 años de esa tragedia.

Desorganización en la entrega y reparto de ayuda, ausencia de autoridades en algunas zonas afectadas e incluso información falsa que provoca alarma son algunos de los puntos donde la historia parece repetirse.

Tras el reciente sismo algunos criticaron la forma como se atiende la emergencia, pero las autoridades aseguran que no hay desorden.

"La gente afectada siente que no es atendida porque quisiera que a ella se le hiciera caso", le dijo a BBC Mundo Gilberto Hernández Andreu, subsecretario de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

"Tenemos que atender a toda la gente que está afectada y tenemos que tomar todas las medidas adecuadas".

Pese a las críticas, la conclusión de especialistas es que sin la referencia del terremoto de hace tres décadas, el impacto del reciente sismo hubiera sido mayor en la ciudad.

BBC Mundo te presenta algunas de las lecciones del terremoto de 1985 que Ciudad de México no parece haber asumido por completo.

Leyes incumplidas

Hace 32 años el terremoto de 8,1 grados Richter causó la muerte a 12.000 personas y más de 53.000 casas y edificios sufrieron daños.

Cientos colapsaron con el movimiento de tierra y otros fueron demolidos posteriormente.

Ahora la situación fue distinta. El Gobierno de la Ciudad de México señala que 38 edificaciones se derrumbaron con el sismo del martes.

Todavía no hay datos concretos sobre los inmuebles afectados, aunque algunos medios señalan que pueden ser miles.

Más allá de los números, algunos advierten que las autoridades no vigilaron que se cumplieran los reglamentos de construcción en algunas de las zonas más afectadas.

Tras el sismo de 1985, recuerda la diputada constituyente Mayela Delgadillo, se estableció una norma que prohíbe, en colonias como Roma, Condesa o Juárez, la construcción de inmuebles con más de cuatro pisos.

Con el paso de los años se cambiaron estas reglas. Pero no es todo.

Después del terremoto se realizaron varios mapas de riesgos de la ciudad para prevenir algún problema en las construcciones o determinar sitios sensibles en emergencias como un sismo.

Esa información no se conoce pues el gobierno de la capital la catalogó como "clasificada", afirma la diputada.

"Los mapas te permiten determinar la mecánica de suelos y saber qué tipo de construcción puedes hacer en un terreno", le dice a BBC Mundo.

"Pero también conocer si tu edificio afecta a los vecinos, a una calle o toda la colonia".

Y además, en los últimos años no se revisa de manera cotidiana, como marcan las leyes, las condiciones de edificios y casas ubicados en zonas sísmicas.

BBC Mundo solicitó una entrevista con la Secretaría de Protección Civil del gobierno capitalino, responsable de esta vigilancia, pero no obtuvo respuesta.

Corro, grito, empujo?

No todos los lesionados que llegaron a los hospitales resultaron heridos por el sismo.

Varias personas sufrieron heridas porque cuando la tierra empezó a sacudirse, muchos abandonaron los edificios o plazas comerciales de forma desordenada.

Algunos fueron empujados por la multitud que corría y pasó sobre ellos, como sucedió con un familiar de Óscar Cuellar, un testimonio presentado por el diario El Universal.

Los desórdenes ocurrieron durante el sismo que, paradójicamente, ocurrió dos horas después que se realizara un simulacro nacional de evacuación.

Es una maniobra en la que al escucharse la alerta sísmica los mexicanos salen de forma ordenada de los sitios donde se encuentran con la regla básica "no corro, no grito, no empujo".

Pero en Ciudad de México, desde hace varios años, miles de personas no atienden al simulacro.

Así, cuando se encendió la alerta para avisar de un sismo real, hubo personas que decidieron no moverse y quedaron atrapados entre los escombros.

Un ejemplo ocurrió en la fábrica de textiles de la colonia Obrera, donde murieron decenas de personas.

La inexistente Frida Sofía

Uno de los mayores problemas tras el sismo de 1985 fue la difusión de noticias falsas que alarmaron a miles de personas.

Los rumores sobre un nuevo terremoto, el colapso de edificios o la agonía de personas atrapadas en lugares inexistentes corrieron de voz en voz.

Desde entonces una de las recomendaciones ante un sismo es no creer ni divulgar información falsa o sin confirmar, pues se convierte en un riesgo adicional.

Una lección no aprendida.

En las horas posteriores al sismo del 19 de septiembre, en las redes sociales como Twitter se publicaron decenas de alertas sobre edificios derrumbados que resultaron falsas.

También se divulgaron videos de viviendas colapsadas que eran de otros desastres o incluso de otros países.

Uno de los casos más conocidos ocurrió en la escuela Enrique Rébsamen donde murieron 19 niños.

En las tareas de rescate se divulgó que estaba atrapada una alumna a quien se identificó como Frida Sofía.

Durante 24 horas rescatistas y marinos trabajaron para remover decenas de toneladas de escombros y rescatar a la pequeña.

Las maniobras se transmitieron en vivo por la televisora Televisa y se publicaron en varios medios de comunicación.

Al final, sin embargo, la Secretaría de Marina dijo que la niña Frida Sofía "no fue una realidad".

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