Han pasado 100 años desde que entró en vigor la Ley Seca en Estados Unidos. La Enmienda XVIII a la Constitución prohibió vender, producir, importar o incluso transportar alcohol en el país.

Las bandas criminales de inmediato tomaron control de la industria. Brotaron bares clandestinos en todo el país para vender licor ilegal y decenas de millones de personas desobedecieron la legislación.

En 1933 la ley fue derogada, siendo la única instancia en que una enmienda constitucional es anulada de esta forma.

La Ley Seca ahora es considerada un fracaso. Ningún partido político u organización apoya su regreso y hay poco apoyo público para una respuesta tan extrema en el futuro.

Pero el alcohol sigue siendo un asunto controvertido en Estados Unidos.

La edad legal permitida para consumir alcohol es 21 años, más alta que en cualquier otra nación donde beber alcohol es legal.

Los condados y las ciudades "secas", donde las ventas de alcohol están restringidas o prohibidas totalmente, están esparcidos por todo el país.

Y un sondeo de Gallup del año pasado muestra que casi 20% de los entrevistados indicaron que beber alcohol estaba "moralmente equivocado".

Un siglo después, un pequeño grupo de estadounidenses está combatiendo para mantener el sueño del llamado "experimento noble".

"Debes pensar en el Partido de la Ley Seca como un ejercicio en la historia viva", afirma Jim Hedges, tesorero del partido, que es el tercero más antiguo de Estados Unidos.

"Estamos tratando de mantener el concepto vivo y la historia viva", le dice a la BBC. "Pero en lo que se refiere a volvernos suficientemente grandes para tener influencia, eso no va a ocurrir pronto".

El Movimiento por la Templanza, que busca controlar o incluso prohibir las ventas de alcohol, se desarrolló en el siglo XIX.

Los activistas se centraron en lo que percibían como la inmoralidad de beber alcohol, además de sus efectos sobre la salud. Grupos religiosos, como los Metodistas y organizaciones posteriores como la Liga Contra las Tabernas ayudaron a llevar a cabo el cambio en las leyes.

La doctora Julia Guarneri, profesora de historia de Estados Unidos en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, le dice a la BBC que los grupos de mujeres, en particular la Unión Cristiana de Mujeres por la Templanza (WCTU), fueron vitales para lograr la prohibición.

"Pensaron que el alcohol era una forma en la que el dinero iba del empleador al empleado a la taberna, y nunca llegaba a la familia", dice la doctora Guarneri.

Las mujeres y los niños también eran víctimas de abuso de esposos y padres alcohólicos.

Mientras los reformistas luchaban por el derecho de voto de las mujeres, ratificado en la Enmienda XIX, que fue oficialmente adoptada sólo 18 meses después de que entró en vigor la Ley Seca, las mujeres activistas también buscaban prohibir el alcohol, que era visto como otra forma en que las mujeres eran oprimidas en la sociedad.

"La conexión entre esas dos piezas de legislación es mayor de la que te imaginas", dice la doctora Guarneri.

"La WCTU vio la prohibición de alcohol tanto como una forma de mantener a las familias felices y sanas, como de mantener a las mujeres felices y sanas".

Los temores de que grandes números de inmigrantes llegarían a las costas de Estados Unidos a fines del siglo XIX y principios del XX, en particular católicos y judíos que viajaban desde el sur y este de Europa, fue otro factor.

Algunos católicos europeos, en particular, llevaron a Estados Unidos una cultura de beber cerveza, la cual era desconocida en las poblaciones protestantes.

Pero además, tanto católicos como judíos incorporan el alcohol en sus rituales religiosos.

Aunque estas ceremonias estaban permitidas durante la Ley Seca, la doctora Guarneri dice que el alcohol "se convirtió en una forma de vigilar y oprimir a esas poblaciones inmigrantes".

El comienzo de la Primera Guerra Mundial también ayudó al movimiento por la templanza.

Los activistas obtuvieron apoyo argumentando que los cereales debían ser utilizados para alimento y no para cerveza durante el conflicto y, por otro lado, inmigrantes alemanes o sus descendientes eran dueños de muchas de las cervecerías.

"Así que fue muy fácil pintar un retrato del alcohol como antiestadounidense", afirma Guarneri. "Nómbralo: Pabst, Schlitz, Budweiser... no hubo mucha compasión pública para los dueños de las cervecerías en Estados Unidos".

Pero la Ley Seca fue extensamente desobedecida. Muchos estadounidenses, en particular los ricos y privilegiados, eludieron la ley con facilidad.

Se dice que el presidente Warren Harding abiertamente servía en la Casa Blanca alcohol confiscado por su gobierno.

La ley se hizo cada vez más impopular. Los políticos también se perdieron de los ingresos de los impuestos de las ventas de alcohol después del Crack del 29, la caída del mercado de valores de Wall Street.

Franklin Roosevelt prometió revocar la medida en su campaña para la presidencia en 1932, y al año de llegar al poder, la prohibición había muerto.

Sarah Ward, antigua presidenta del WCTU, le dice a la BBC que la Ley Seca "probablemente le hizo más daño que beneficio a nuestra organización después de la revocación".

Para unirse a la WCTU las solicitantes debían prometer que evitarían el alcohol y pagar sus cuotas de afiliación.

Ward se unió siendo adolescente en los 1950 y hasta ahora mantiene esa promesa.

Pasó décadas enseñando a la gente el impacto a la salud del alcohol, y dice que está orgullosa de ese trabajo. Pero agrega que el estado actual del movimiento por la templanza en Estados Unidos es "muy desalentador".

"Siempre tenemos la esperanza de que alguien se de cuenta y las cosas cambien. Y será fabuloso si eso ocurre", afirma Ward, aunque cree que los miembros de la WCTU ahora son "más realistas".

"Hoy, en lo que se refiere a la Ley Seca, creemos que cada individuo debe elegir que esta es la mejor forma en la que pueden vivir", asegura. "No podemos tener restricciones en cualquier cosa. Todos desean ser libres y hacer lo que quieren".

El tesorero del Partido de la Ley Seca está de acuerdo. Hedges fue candidato presidencial en 2016, pero sólo obtuvo 5.600 votos en todo el país, aunque esto fue más que los 518 que el partido ganó en 2012, y su mejor resultado desde 1988.

Afirma que al partido le gustaría ver "un cambio radical" en la opinión pública para permitir el regreso en todo el país de la prohibición.

"Si tratáramos de imponer eso desde arriba sin tener apoyo público, sería imposible ponerlo en vigor", afirma.

El plan del partido este año es enfocarse en estados que tienen regulaciones más indulgentes para que los partidos más pequeños puedan llegar a la votación.

Phil Collins, el candidato del partido para el 2020, espera poder postularse en Arkansas, Colorado, Luisiana, Mississippi y Tennessee.

"Hace cuatro años el partido estuvo en las boletas de votación en sólo tres estados. Y esta vez serán cinco estados", le dice a la BBC.

"Así que estoy seguro que obtendremos más votos de los que logramos entonces".

Los condados y ciudades "secas", y las llamadas "leyes azules" -las restricciones sobre cuándo y dónde puedes comprar alcohol, por ejemplo en domingo o después de cierta hora en la noche- existen en todo Estados Unidos.

Pero la tendencia general apunta más hacia la liberalización. Massachusetts tenía unos 20 ciudades secas en el año 2000, pero varias han comenzado a permitir la venta de alcohol, aunque de forma restringida.

La ciudad de Rockport, en Massachusetts, fue "seca" desde 1856, cuando la organizadora Hannah Jumper hizo campaña con otras mujeres para atacar con hachas los establecimientos que servían licor.

Un referendo en 2005 finalmente concedió a los restaurantes el derecho a servir alcohol con comidas, pero fue en 2019, casi 162 años después de la infame incursión de la "banda de las hachas", cuando la ciudad obtuvo su primera licencia para vender alcohol.

Jay Smith le dice a la BBC que después de que cerró la única tienda de comestibles de la ciudad, la comunidad decidió otorgar una licencia a la primera persona que abrió una tienda en Rockport.

La familia de Smith abrió Whistlestop Market, un local que vende cerveza y vino en un centro comercial junto a la estación de tren.

Smith afirma que la ciudad ha apoyado su tienda, "quizás excepto una o dos personas que nos han dicho que están en contra de ella". Pero al final, dice, es un asunto de elección personal.

"Creo que la Ley Seca fue una respuesta a las dificultades del alcohol. Aunque vendemos alcohol, apoyamos el consumo responsable", dice.

"La gente puede tener una actitud personal o filosófica contra el alcohol, no puedo argumentar en contra de esto. Eso es su elección personal y eso es lo correcto para ellos", agrega.

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