En el centro de la capital lituana, Vilna, hay una gran pancarta pegada a un edificio sobre una bandera ucraniana que dice: "Putin, La Haya te está esperando".

En los autobuses urbanos, las pantallas electrónicas alternan entre anunciar su destino y declarar "amor" por Ucrania con pequeños corazones.

Esta semana, Lituania, junto con Letonia, Estonia y Polonia, prohibió la entrada a todos los turistas rusos argumentando que no deberían disfrutar de la democracia y la libertad en Europa mientras que su gobierno ataca esos mismos valores en Ucrania.

La medida ha generado preocupación entre los activistas de la oposición rusa que ya se encuentran en el extranjero.

"Es extraño vetar a personas por ser rusas, apoyen o no al régimen de Putin", argumenta Anastasia Shevchenko, una activista que pasó dos años bajo arresto domiciliario por protestar contra el presidente ruso.

Cuando Rusia invadió a su vecino, Shevchenko estaba cumpliendo una sentencia suspendida y cualquier movimiento, incluso un comentario contra la guerra, podría haberla llevado tras las rejas.

Pero Anastasia no pudo soportar que la silenciaran, así que llenó dos maletas con las pertenencias de su familia y todos huyeron en medio de la noche hacia Lituania.

"Lo que está pasando en Rusia ahora es miedo total", me dice Anastasia, en Vilna. "Muchas personas están asustadas porque sabemos que ellos pueden hacer cualquier cosa. No es solo prisión o multas: te pueden matar o envenenar. Es como una prisión enorme. Todo el país".

Desde que hablamos, Vladimir Putin declaró una movilización parcial de los reservistas rusos, la primera prueba real de apoyo a su invasión. Los primeros signos no se ven bien.

En varias ciudades salieron manifestantes gritando "¡no a la guerra!" e incluso "¡Putin a las trincheras!".

Más de mil personas fueron detenidas y algunas recibieron citaciones en la comisaría.

Pero más rusos continúan dirigiéndose a la frontera por cualquier ruta que les quede.

Si bien las filas para ingresar a Finlandia están creciendo, Letonia y Estonia dicen que escapar del alistamiento no es motivo de asilo.

Lituania está considerando los casos individualmente, pero la primera ministra clarificó que "no era deber de otros países salvar a los rusos que huían de la movilización".

Los ucranianos no tienen conmiseración con los que ahora protestan contra el servicio militar obligatorio, cuando ellos mismos no se manifestaron en contra de la matanza de civiles ucranianos.

Algunos ven incluso a los activistas rusos más perseguidos como cobardes, porque el riesgo al que se enfrentan por resistirse al presidente Putin no es nada comparado con ser bombardeados por sus militares.

Esos activistas, sin embargo, insisten en que no es tan simple.

"Por supuesto, sentimos esta responsabilidad. Deberíamos haber aprovechado la oportunidad para cambiar nuestro país", acepta el exdiputado opositor Dmitry Gudkov.

"Putin es un criminal de guerra, está matando gente. Pero, ¿cómo pueden los rusos dentro de Rusia detener a Putin? No es posible".

Gudkov se fue de Moscú mucho antes de la guerra, diciendo que le advirtieron que se fuera o iría a la cárcel. Hoy, todas las figuras prominentes de la oposición rusa están bajo custodia, muertas o en el exilio.

Así que en una reunión reciente en Vilna, un eslogan en el escenario pedía a los que estaban en el extranjero que "sean valientes, como Ucrania", pero el ambiente estaba sumido en un aire de impotencia.

De hecho, muchos ahora están mirando a Ucrania para hacer lo que no pudieron lograr pacíficamente dentro de Rusia: derrotar a Putin.

"Creo que Occidente debería aumentar la asistencia militar a Ucrania, esa es la única opción", dice Gudkov.

El equipo de Alexei Navalny está de acuerdo, pero va más allá. Desde que el político de la oposición fue encarcelado, decenas de miembros de su equipo se han mudado a Vilna para evitar ser perseguidos como "extremistas".

"Putin cometió su error más grave cuando invadió Ucrania. Creo que disminuyó drásticamente la duración de su reinado", me dice la mano derecha de Navalny, Leonid Volkov.

La convocatoria de esta semana confirmó esa creencia, ya que en todo el país aparecen videos de hombres que se despiden con lágrimas de sus familias.

"Nadie atacó a Rusia, nadie necesitaba estas separaciones y estas muertes", escribió Volkov en Twitter. "Pero el 24 de febrero, un maníaco llevó a su país a un callejón sin salida".

El equipo de Navalny ha estado tratando de socavar el apoyo a la guerra a través de YouTube. La audiencia de sus programas, realizados en Vilna, se ha duplicado desde la invasión.

También están presionando por más sanciones occidentales, y no por las prohibiciones de visas contra toda una nación.

Quieren que los aliados de Ucrania miren más allá del círculo cercano del presidente Putin y sancionen a aquellos a quienes Volkov llama "facilitadores de guerra", una lista de más de 6.000 nombres, desde jueces hasta periodistas estatales.

"Nuestro llamado a los gobiernos occidentales es sancionar a todas esas personas y presentarles una estrategia de salida: decirles lo que tienen que hacer para salir de la lista", indica Volkov.

"Esto creará divisiones. Muchos comenzarán a abandonar el barco y el sistema de Putin no puede funcionar sin ellos", agrega.

Desde entonces, las tropas rusas se han visto obligadas a retirarse de grandes áreas de Ucrania y el presidente Putin ha respondido como de costumbre: escalando la situación.

Además de la convocatoria, está su amenaza de anexar más tierras ucranianas y otra advertencia nuclear para Occidente.

El presidente de Rusia ha apostado mucho en esta campaña y las cosas podrían empeorar mucho más.

Eso deja a la activista Anastasia Shevchenko luchando con un sentimiento de culpa por no poder hacer más para detenerlo.

"Me culpo a mí misma y no es una buena sensación, créanme", admite.

Pero su decisión de abandonar Rusia quedó sellada cuando a su hijo se le pidió en su escuela primaria que escribiera una carta a los soldados, deseándoles la victoria.

En lugar de eso, el niño les dijo que no tenían derecho a pelear contra sus vecinos.

"Creo que todo lo que podemos hacer ahora como rusos es pedir perdón y protestar contra Vladimir Putin", indica Anastasia. "Porque Putin personalmente es la razón de lo que está pasando. Por lo que tanta gente está muriendo".

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