Los rescatistas están luchando contra el tiempo y el clima para rescatar a los 12 adolescentes y su entrenador de fútbol que se encuentran atrapados desde hace 13 días en una cueva en Tailandia.

En los próximos días se esperan fuertes aguaceros en la zona de Chiang Rai, en el norte del país, lo que podría causar la inundación de la cueva donde fue hallado el grupo de menores.

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Por el momento, la zona ha experimentado un breve período de clima seco.

Por lo que los rescatistas están considerando -y a contrarreloj- cuál es la mejor manera de hacer el rescate de forma segura en este complejo de cuevas conocido como Tham Luang.

"Estamos luchando contra el tiempo incluso antes de encontrarlos", dijo en una conferencia de prensa el gobernador de la provincia, Narongsak Osotthanakorn.

"Ahora, además, estamos luchando contra el agua", añadió el funcionario y señaló que hasta ahora se han extraído 129 millones de litros de agua de la cueva para mantener a raya la inundación.

Osotthanakorn explicó que la Marina tailandesa evalúa la opción de sacar a los adolescentes y su entrenador flotando con la ayuda de chalecos salvavidas.

Y anotó que se están instalando cables telefónicos en la cueva de manera que los niños puedan hablar con sus familias, aunque todavía la línea no ha llegado hasta donde están guarecidos.

Las opciones

Si las lluvias paran el tiempo suficiente, hay una posibilidad de que el grupo varado pueda salir por sus propios medios, sin tener que recurrir a la opción del buceo.

El recorrido de los buzos a través de las cuevas desde la entrada puede tomar unas 11 horas: seis para llegar hasta donde están los niños y cinco más para regresar a la salida.

El problema es que muchos de los adolescentes no saben nadar y tendrían que aprender habilidades básicas de buceo si finalmente se decide que esa es la mejor opción para la evacuación.


"Esos jóvenes son mis hermanos"

Para la periodista de la BBC en Tailandia Helier Cheung, lo más notable de la operación que se desarrolla en el complejo de cuevas de Tham Luang es el trabajo que están llevando a cabo los rescatistas bajo condiciones extremas.

"No solo es el tema del agua, también hay altas temperaturas, por encima de los 30 grados casi todo el tiempo, y el lugar está rodeado de lodo, lo que hace el trabajo mucho más dificultoso", explicó Cheung.

"Pero a pesar de las difíciles circunstancias, la labor ha continuado sin descanso porque son conscientes de que una vez que comiencen los aguaceros se van a complicar los esfuerzos de rescate", agregó.

Cheung señaló además que hay un "ejército de personas" trabajando para lograr el objetivo: desde ingenieros para construir vías de acceso sobre el pantano, cocineros de la casa real que preparan comida a todos los que están allí y voluntarios que ayudan con otros menesteres.

Uno de los voluntarios definió los esfuerzos en una frase: "No los conozco personalmente, pero decidí ayudar porque considero a estos muchachos como mis hermanos".


El agua

El ejército había dicho previamente que, si los jóvenes no podían salir buceando, tendrían que esperar al menos cuatro meses hasta la temporada en que el nivel de las aguas baje y les permita salir caminando o nadando.

Mientras se determina la estrategia para su rescate, los jóvenes están recibiendo comida y otros suministros para su subsistencia.

El ministro del Interior de Tailandia, Anupong Paojinda, señaló la urgencia de realizar la evacuación lo más pronto posible, antes de que caigan las lluvias que han sido pronosticadas por los servicios meteorológicos del país.

Hasta ahora los rescatistas han intentado que el nivel del agua no aumente dentro de la cueva, y para ello continúan con la extracción constante con la ayuda de motobombas.

Los niveles del agua han bajado más de 40 centímetros desde el miércoles, lo que ha permitido que los rescatistas accediesen 1,5 kilómetros al interior de la cueva y se instalasen en lo que han llamado "una tercera cámara".

Los menores, que tienen entre 11 y 16 años, y su entrenador, de 25 años, habían desaparecido el pasado 23 de junio. Se cree que ingresaron cuando la cueva estaba totalmente seca, pero cuando quisieron regresar, la salida había quedado bloqueada por el agua que se había precipitado horas antes.

El complejo de cuevas de esta zona de Tailandia permanece inundado durante la temporada de lluvias, entre junio y octubre.

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