Mientras la crisis abierta en España por causa del secesionismo catalán mantiene en alerta a todas las instituciones europeas, para este fin de semana están convocados sendos referendos por la autonomía que alimentan el debate sobre la estructura territorial en los países del Viejo Continente.

Los mismos tendrán lugar en las regiones italianas de Lombardía y Véneto, donde este domingo la población será consultada sobre el tipo de relación que quieren mantener con el Estado italiano.

La intención no es alcanzar la independencia, como en el caso de Cataluña, sino que se les preguntará si iniciar gestiones para obtener mayor autogobierno.

Además, las votaciones no producirán resultados inmediatos, pues al tratarse de referendos consultivos sus resultados no son vinculantes.

Otra gran diferencia con lo que ocurre en Cataluña es que la Constitución italiana recoge explícitamente la posibilidad de requerir más competencias al Estado, si bien no la independencia de ninguna de sus regiones.

Tanto la Carta Magna española como la del país transalpino comparten como principio fundamental la indivisibilidad del Estado.

Un asunto de competencias

En Italia existen cinco regiones que por motivos históricos ostentan un Estatuto especial: Cerdeña, Sicilia, Trentino-Alto Adigio, Valle de Aosta y Friuli-Venecia Julia.

Pero una reforma constitucional aprobada en 2001 permitió a las otras regiones solicitar al Gobierno de Roma mayor autonomía en materia de justicia, sanidad, servicios sociales o medio ambiente, entre otros aspectos.

Esa es la vía planteada en Lombardía y Véneto, dos de los territorios más ricos de Italia, gobernados ambos por el partido de la Liga Norte.

"Nosotros nacimos con esa voluntad autonomista, queremos poder aprovechar mejor nuestros recursos", sostiene Paolo Tosato, senador de dicha agrupación política.

"No es una cuestión de egoísmo, sino de alcanzar un mayor grado de eficiencia", sostiene el representante del movimiento en Roma.

Según los cálculos de la Liga Norte, Lombardía tiene un déficit fiscal de unos 54.000 millones de euros y Véneto de unos 18.000.

Ésta sería la diferencia entre lo que aportan al Estado, a través de la recaudación de impuestos, y lo que reciben de él.

Pasado independentista

La voluntad autonomista que pregona la Liga Norte tuvo, sin embargo, un momento mucho más álgido, que coincidió con su nacimiento.

En 1996, Umberto Bossi, quien había fundado el partido cinco años antes, llegó a declarar la independencia de la República Federal Padana y convocó un referendo popular para refrendarlo.

La llanura padana es una ancha franja de tierra entre los Pirineos y el río Po, y desde el Piamonte al Véneto, que jamás ha tenido entidad nacional.

Y la aventura independentista de Bossi terminó casi antes de empezar, sin que ninguna institución a nivel interno o externo reconociera su arrojo y desautorizada por la justicia.

"Bossi se inventó la independencia cuando Italia estaba tratando de entrar en el euro", recuerda el profesor de Derecho Constitucional, Stefano Ceccanti.

"Ante las dificultades fiscales del país para cumplir con el Tratado de Maastricht, la Liga Norte pensaba que podría acceder a la moneda única de forma autónoma y desvincularse de Roma, a la que siempre ha considerado un lastre", explica.

La paradoja es que ahora, bajo el liderazgo de su joven secretario federal, Matteo Salvini, la Liga no sólo ha abandonado el independentismo, sino que imitando a la francesa Marine Le Pen, ha hecho de la batalla contra el euro una de sus principales batallas políticas, junto al rechazo a la inmigración.

"No tenemos ninguna nostalgia de la Padania", dijo Salvini recientemente en una entrevista con el diario italiano La Stampa.

Vía legal

El líder de este partido de extrema derecha ha condenado la reacción del gobierno de Mariano Rajoy en la crisis catalana, pero también se ha distanciado de las pretensiones catalanas subrayando que el de Cataluña fue un referéndum "forzado".

En contraste, los convocantes de los refrendos de este domingo se vanaglorian de haber seguido los cauces legales.

Los socios de gobierno de la Liga en Lombardía y Véneto -el centro-derechista Forza Italia- mantienen sin embargo una posición mucho más tibia de cara a las votaciones del domingo.

El partido comandado por Silvio Berlusconi se muestra a favor de los referendos de ambas regiones, pero el ex Cavaliere se ha cuidado mucho hasta ahora de aparecer en los mítines junto a Salvini.

Mientras que el otro partido del espectro conservador, Fratelli d'Italia -que también sustenta la administración véneta- ha asegurado que se trata únicamente de una consulta "propagandística".

Fratelli d'Italia, la Liga Norte y Forza Italia podrían integrar un polo amplio de derechas en las próximas elecciones generales.

Pero mientras la mayor parte del electorado de la Liga se encuentra en la zona norte -en regiones más ricas y con mayor exigencias de autonomía- y Fratelli d'Italia está más arraigada en Roma, los votantes de Forza Italia están repartidos por todo el territorio.

Una disputa que explica las diferencias entre ellos.

Negociación necesaria

"La convocatoria de estos referendos tiene un cálculo meramente electoral", sentencia también Daniela Gasparini, diputada del gobernante Partido Democrático.

La representante lombarda del partido de gobierno comparte incluso las demandas de una mayor autonomía, pero niega que ambas regiones puedan conseguir un "Estatuto especial, como dice la Liga".

La gestión en materia de inmigración o seguridad, a las que la Liga Norte aspira, son competencia exclusiva del Estado.

Mientras que en un país muy alejado del federalismo como Italia, ninguno de los aspectos que podrían reclamar Véneto o Lombardía se acercan siquiera al régimen autónomo del que ya gozan regiones como Cataluña.

Tal vez por eso incluso el Partido Democrático en Lombardía ha dado a sus militantes libertad de voto. De hecho sólo la Iglesia se ha mostrado en contra de los referendos, por lo que la victoria del 'sí' se da por descontada.

Esto, sin embargo, no significa que inmediatamente ambas regiones consigan sus aspiraciones, sino que tendrán abrir una negociación con el Estado para conseguirlo.

Un aspecto que abona la tesis de Daniela Gasparini, ya que el gobierno debe convocar elecciones en la primera mitad del próximo año.

"Se requieren varios meses para activar el proceso", asegura. Lo que significa que el asunto quedará en manos de un futuro Ejecutivo.

Además, la vía del referendo no es siquiera obligatoria, sino opcional. De hecho, otras regiones como Emilia Romaña han solicitado directamente a Roma una mayor autonomía, al amparo de la Constitución y sin pasar por el voto popular.

La situación ha provocado críticas para los impulsores de los referendos del sábado, ya que las consultas de Lombardía y Véneto costarán respectivamente 50 y 14 millones de euros.

"Regionalismo diferenciado"

En palabras de Stefano Ceccanti, "el modelo por el que avanza Italia es el de un regionalismo diferenciado".

Aunque, en su opinión, "el independentismo está en otra dimensión, por lo que no se abre la puerta a ninguna amenaza como la de Cataluña".

Paolo Tosato, opina, sin embargo que "autonomía, federalismo e independencia son distintas declinaciones de una solicitud de mayor libertad".

"En la Liga Norte pensamos que el camino es el autonomismo, pero las peticiones de independencia surgen como reacción sentimental a un rechazo de la otra parte", añade.

Por lo pronto, el gobierno italiano no ha puesto ningún impedimento para la celebración de ambos referendos.

Y la negociación posterior dependerá del signo político del próximo Ejecutivo.

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