Las circunstancias bajo las que murió Carlos Adrián Ingram López han destapado un escándalo para las autoridades de Tucson, Arizona, en momentos en los que la policía está bajo gran escrutinio en Estados Unidos.

El hombre latino, de 27 años, murió bajo custodia de la policía el 21 de abril.

Sin embargo, el Departamento de Policía de Tucson (DPT) solo dio a conocer lo ocurrido cuando el diario Tucson Sentinel publicó el martes detalles de una investigación interna que revela violaciones a los procedimientos de detención por parte de los policías involucrados.

El rotativo no solo expuso que lo ocurrido pasó más de dos meses sin consecuencias, sino también que las autoridades omitieron informar de un factor importante en la muerte del hombre: que la policía aplicó "restricción física" que contribuyó al fallecimiento del detenido.

Similar al caso del afroestadounidense George Floyd, ocurrido el 25 de mayo, Ingram López fue rápidamente sometido y colocado boca abajo, con agentes haciendo presión sobre su cuerpo mientras él decía "no puedo respirar".

Este tipo de acciones de la policía ha generado grandes protestas a lo largo de EE.UU. que demandan reformas a las policías locales y respeto a la vida de los afroestadounidenses.

Pero el caso de Ingram López ahora también ha abierto otro frente desde la comunidad latina, la cual también ha visto casos recientemente de uso excesivo de la fuerza policial.

El jefe del DPT, Chris Magnus, dijo que en medio del "caos" por la pandemia de coronavirus, su oficina no hizo un informe sobre Ingram López y ofreció su renuncia el miércoles pasado.

Pero la alcaldesa, Regina Romero, si bien reconoció que "la gente está enojada, decepcionada, indignada, y con razón", rechazó la salida de Magnus de la corporación. En cambio, planteó la necesidad de reformas policiales.

Y la propia familia de Ingram López ha dicho que no es necesaria su renuncia.

¿Qué fue lo que ocurrió?

El incidente sucedió el 21 de abril en la casa que Ingram López comparte con su abuela Madalena Ingram, en Tucson, Arizona, una ciudad con 40% de su población de origen latino.

La mujer pidió el apoyo de la policía porque su nieto estaba actuando como "loco". Un informe forense mostró que Ingram López había consumido una considerable dosis de cocaína.

Como muestra un video de una cámara corporal de un agente, divulgado por el DPT, los policías al llegar a la vivienda encontraron a Ingram López desnudo y tratando de esconderse.

Tras una breve persecución, el hombre se tiró al piso en el garaje de la casa y ahí fue sometido y esposado por tres agentes, Samuel Routledge, Ryan Starbuck y Jonathan Jackson.

Notablemente agitado, el hombre pide ayuda varias veces. "No puedo respirar", se queja mientras los agentes lo sujetan por las piernas y la espalda. Le dicen que debe calmarse, sin relajar la presión.

"¿Qué están haciendo? Quiero un poco de agua. Agua por favor (dice en español). Por favor. Por favor. No. Agua. ¿Qué demonios?", se le escucha decir.

En varios momentos se escuchan ruidos de la boca y garganta de Ingram López.

Tras pasar unos minutos, los agentes usan una capucha de plástico, llamada "spit sock", que se usa para evitar contagios por saliva. También colocan unas mantas plásticas sobre el cuerpo del hombre.

Luego de 12 minutos sometido boca abajo, Ingram López queda inconsciente, y aunque los policías intentan reanimarlo con compresiones de pecho, no responde.

Una ambulancia llega después, pero el hombre no pudo ser reanimado.

"Múltiples violaciones"

La investigación interna del Departamento de Policía de Tucson encontró que los oficiales habían cometido "múltiples violaciones" a los procedimientos, pero no revela si presentarán cargos.

Una de las fallas fue haber usado la capucha protectora sobre un hombre que está boca abajo, lo cual es contrario al entrenamiento que advierte que eso puede causar asfixia.

A pesar de que Ingram López mostró síntomas de delirio agitado por el consumo de cocaína, lo cual eleva la temperatura del cuerpo (38,5° fue su última lectura), los agentes cubrieron su cuerpo y lo presionaron.

El informe del forense dice que el hombre murió por un "paro cardíaco repentino en el contexto de intoxicación aguda por cocaína y restricción física", además de que padecía cardiomegalia, una anomalía conocida como "corazón dilatado".

Luego del reporte del Tucson Sentinel, el DPT dio el primer informe del caso pero omitió mencionar la parte de la "restricción física" a la que fue sometido Ingram López.

El jefe de la policía Chris Magnus reconoció al día siguiente la omisión de ese factor, y las fallas de los agentes involucrados. Pero también consideró "irresponsable e injusto" concluir que Ingram López fue "asesinado por la policía".

Los agentes Routledge, Starbuck y Jackson habían renunciado la semana pasada.

Sigue en el cargo

Mientras se define si el caso generará cargos contra los involucrados, la renuncia de Magnus fue rechazara por "la mayoría de los miembros del Consejo" del gobierno de Regina Romero.

Por su parte, el abogado de la familia de la víctima, Eduardo Coronado, dijo a la prensa local que la muerte de Ingram López era "devastadora", pero no pedía la renuncia de Magnus.

Pero sí demandan que el departamento mejore su tratamiento de la información.

El caso ha generado vigilias de la familia, que pide que la imagen de Ingram López no sea reducida a lo que pasó antes de su muerte. Manifestantes también han exigido justicia y reformas a los departamentos de policía.

"El color de la piel no es motivo de sospecha razonable", decía el cartel de una manifestante el jueves.

En California también ha habido protestas de la comunidad latina en los últimos días por el caso de Andrés Guardado, un joven de 18 años cuya muerte igualmente ha sido señalada como resultado de la fuerza excesiva de la policía.

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