A dos días de dejar el cargo, el defenestrado gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, hizo un anuncio que pareció un testamento.

Fue tal vez su última decisión pública y, de confirmarse, una de las que mayor influencia tendrá en el curso de la isla en el próximo año.

Rosselló, que se vio obligado a renunciar al cargo la semana pasada tras unas masivas protestas por la filtración de un chat privado, propuso este miércoles como secretario de Estado -y, por tanto, sucesor -a un antiguo conocido.

De ser confirmado en el Congreso este jueves, el abogado Pedro Pierluisi, quien nació a la vida política durante el mandato de Pedro Rosselló, padre del saliente gobernador, será el encargado de asumir el cargo más importante de Puerto Rico hasta las elecciones de 2020.

"Luego de mucho análisis y tomando en cuenta los mejores intereses del nuestro Pueblo, he seleccionado al Lcdo Pedro Pierluisi Urrutia para llenar la vacante de secretario de Estado", escribió el saliente gobernador en su Twitter.

La decisión de Rosselló trata de poner fin, sin mucho éxito, a la crisis de sucesión y una lucha de poder intestina en el seno de su propio partido que comenzó con la debacle de su gobierno.

Es la primera vez que un gobernador dimite en la isla, pero las complicaciones en la sucesión no terminan ahí.

De acuerdo con la Constitución de Puerto Rico, es el secretario de Estado quien debería sustituir al gobernador, pero Luis G. Rivera Marín, quien ocupaba ese cargo hasta hace un par de semanas, también renunció por su participación en los chats, de contenido misógino y homófobo que desató la crisis.

En tal caso, la tercera persona en línea para el cargo era la encargada de la Secretaria de Justicia, pero la abogada Wanda Vásquez Garced, que en un inicio se mostró dispuesta, colgó los guantes el domingo ante las numerosas críticas y acusaciones en su contra.

El otro en la línea sucesoria no contaba con la edad necesaria para el puesto, por lo que la encrucijada sucesoria obligó a Rosselló a nominar un nuevo secretario de Estado para salir del atolladero.

Sin embargo, no todo está dicho: el gobernador cuenta con una inusitada oposición en la propia matriz de su partido y en una influyente figura que podría echar por tierra su decisión: el jefe del Senado, Thomas Rivera Schatz, que también aspiraba a la secretaría de Estado.

Schatz, de hecho, puso en duda en una entrevista radial este miércoles que la candidatura de Pierluisi pudiera conseguir el voto de las dos cámaras.

Rosselló, entre tanto, defendió su decisión de nominar para sucederlo al que fuera su antiguo rival en las primarias para la candidatura del Partido Nuevo Progresista (PNP).

De consultor a gobernador

Nacido en 1959, Pierluisi estudió historia en la Universidad de Tulane y, luego hizo un doctorado en jurisprudencia en la Universidad George Washington, también en Estados Unidos, donde trabajó después como abogado hasta la década de 1990.

Fue entonces cuando Pedro Rosselló González lo llamó de vuelta a la isla y le encargó la secretaría de Justicia.

Tras el fin del gobierno de Rosselló González, Pierluisi comenzó a trabajar para una reputada firma de abogados hasta que en 2008 fue elegido comisionado residente en Washington, el único representante -sin voto- que tiene Puerto Rico ante el Congreso de EE.UU.

En 2013, luego de que el entonces gobernador Luis Fortuño fuera derrotado en la carrera por la reelección, Pierluisi tomó las riendas del PNP y se lanzó poco después a la carrera como gobernador, aunque perdió el pulso con el hijo de su antiguo jefe: Ricardo Rosselló.

Desde entonces, se salió de la escena política hasta que la crisis del último mes lo volvió a mostrar como uno de los posibles sucesores.

En algunos círculos de Puerto Rico se barajaba desde hace días su nombre y, en otros, se recordaba los señalamientos que también lleva desde hace algunos años en sus espaldas.

Sombras y desafíos

En 2016, una investigación de The New York Times señaló a Pierluisi por un supuesto conflicto de intereses durante su labor legislativa, algo que el abogado negó.

De acuerdo con el reporte, clientes de la esposa de Pierluisi habrían sido parte de varias corporaciones que invirtieron en bonos de Puerto Rico, en un momento en que el Congreso de Estados Unidos discutía legislación para atender la crisis fiscal de la isla.

El artículo señaló además que las riquezas de la familia del abogado se habían multiplicado casi 30 veces durante su gestión como comisionado.

Tras su nominación este miércoles, políticos y medios puertorriqueños apuntaron a otros posibles conflictos de intereses dado Pierluisi trabajó como asesor de la Junta de Gobernación Fiscal de la isla, el polémico ente de control fiscal impuesto por EE.UU. en 2016.

Son, de hecho, sus supuestos vínculos con la junta y con la familia Rosselló lo que más malestar ha generado en las redes sociales de Puerto Rico, entre quienes lo ven como un "heredero" del gobierno saliente y sus falencias.

Pierluisi, por su parte, anunció que solo pretende gobernar hasta que termine el actual mandato el año próximo y que no tiene intereses en presentarse a una reelección.

"Mi meta es ahora convertir esa energía que nuestra gente ha demostrado en acciones constructivas que echen a Puerto Rico hacia adelante", escribió.

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