El gobierno de Estados Unidos dijo haber identificado "potenciales preparativos para un nuevo ataque con armas químicas" en Siria, por el que ya puso sobre aviso al presidente Bashar al Asad.

Según un comunicado de la Casa Blanca, sus servicios de inteligencia detectaron "actividades similares a las preparaciones que el régimen hizo antes de su ataque (?) del 4 de abril de 2017".

"Si Asad ejecuta otro ataque asesino usando armas químicas, él y su ejército pagarán un precio muy alto", se advierte también en el comunicado, descrito por analistas como "altamente inusual".

Efectivamente, como explica el corresponsal para temas de defensa y seguridad de la BBC, Jonathan Marcus, semejantes advertencias son por lo general hechas de forma privada y por canales diplomáticos.

Y según reportes de medios estadounidenses, el anuncio de la Casa Blanca tomó por sorpresa incluso a su departamento de Defensa, lo que sugiere que el mismo no había sido discutido con otras agencias de seguridad.

El gobierno sirio todavía no ha reaccionado al mensaje de Washington, pero Damasco siempre ha negado cualquier responsabilidad en los sucesos de abril pasado.

Y poco después de los mismos, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, también advirtió que "los enemigos" de al Asad estaban planeando futuros ataques con armas químicas para desacreditar a su aliado, un argumento que el Kremlin acaba de repetir.

"No sabemos en qué se basa esta declaración y, desde luego, rechazamos categóricamente que se usen las palabras "otro ataque", porque a pesar de todas las exigencias de la parte rusa no hubo una investigación internacional imparcial sobre la anterior tragedia", dijo este martes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

"Los terroristas del Estado Islámico y otras agrupaciones delictivas ya han empleado sustancias tóxicas más de una vez", dijo también Peskov, quien calificó de "inaceptables" lo que dijo eran amenazas contra los legítimos líderes sirios.

Problema de confianza

En su momento, Putin no presentó pruebas de los supuestos planes de provocación con armas químicas. Pero Washington tampoco lo ha hecho en esta oportunidad.

Y, en una curiosa coincidencia, el anuncio de la Casa Blanca se produce justo cuando un estudio acaba de revelar que más de tres cuartas partes del mundo tiene poca o ninguna confianza en la administración Trump.

"El uso de armas químicas requiere de preparaciones -como el movimiento de destacamentos específicos o el traslado de armas a bases desde donde pueden ser lanzadas- que pueden ser captadas por satélites o drones estadounidenses", explica sin embargo Marcus.

"Y la advertencia claramente tiene como objetivo evitar un ataque se ese tipo y dejar en claro que si el régimen sirio vuelve a cruzar esa línea, como hizo en abril pasado, EE.UU. va a responder con fuerza", asegura el experto de la BBC.

Luego de los sucesos de abril, en los que perdieron la vida docenas de sirios, incluyendo niños, Washington lanzó 59 misiles Tomahawk contra la base aérea siria de al Shayrat, asegurando que en la misma se almacenaban armas químicas.

Este ataque .tensionó las relaciones entre EE.UU. y Rusia, el principal valedor de al Asad.

Y, como explica Marcus, desde entonces a la fecha las fricciones entre EE.UU. y las fuerzas que apoyan al mandatario no han hecho sino aumentar.

"Un ataque estadounidense arrastraría a Washington todavía más al conflicto. Pero la advertencia es clara", asegura el corresponsal de la BBC.

Y el mensaje con el que la embajadora de EE.UU. ante Naciones Unidas, Nikki Haley, complementó el anuncio de la Casa Blanca, confirma claramente el aumento de la tensión.

"Cualquier nuevo ataque contra el pueblo de Siria será responsabilidad de Asad, pero también de Rusia e Irán, que apoyan que mate a su propia gente", escribió Haley en Twitter.

Los seis años de guerra civil en Siria ya han dejado más de 300.000 muertos y más de cinco millones de refugiados.

Y grupos islamistas como el autodenominado Estado Islámico han aprovechado el conflicto para apoderarse de vastas franjas de territorio en el país.

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