La España vacía, ese gran territorio de límites difusos que sufre las consecuencias de la despoblación, tiene una de las llaves del futuro gobierno del país.

Este domingo, casi 37 millones de electores están llamados a las urnas en las elecciones generales del país europeo, que se celebran de forma anticipada después de que el gobierno en minoría presidido por Pedro Sánchez no pudiera aprobar sus presupuestos.

En un paisaje político polarizado y fragmentado -según las encuestas, ningún partido obtendrá una mayoría suficiente para gobernar en solitario- la campaña se centró en cuestiones como la autodeterminación de Cataluña, el desempleo y la corrupción.

Sin embargo, y de manera excepcional desde que España regresó a la democracia hace 40 años, la España vacía reclamó un espacio en la agenda de la campaña para los problemas derivados del abandono del mundo rural y la despoblación.

La revuelta de la España vacía

El 31 de marzo pasado, un mes antes de los comicios, decenas de miles de personas recorrieron las calles de Madrid bajo el lema "revuelta de la España vaciada" en una manifestación convocada por más de 80 asociaciones de los territorios afectados por esa situación.

"Los jóvenes rurales queremos vivir en los pueblos" o "ser pocos no resta derechos" fueron algunos de los lemas que se vieron en la capital.

Fue el mayor ejercicio de visibilizarían de un problema que durante años había pasado desapercibido para gran parte de la sociedad española.

Todos los grandes partidos se sumaron a la marcha y, desde entonces, a lo largo de la campaña, a los candidatos se les ha podido ver -aunque de forma fugaz- sobre tractores, visitando granjas o pronunciando discursos en parajes rurales.

También los programas de los principales partidos incluyeron medidas que apelan a la población rural y que pretenden combatir la despoblación.

España despoblada y desfavorecida

Pero, ¿qué es la España vacía? Y, ¿por qué pese a representar a una minoría de la población puede ser decisiva en las elecciones de este domingo?

El origen de esta expresión para referirse a los territorios despoblados españoles procede del ensayo "La España vacía, viaje por un país que nunca fue", escrito por Sergio del Molino en 2016, que popularizó el concepto.

Sin embargo, detrás de esta etiqueta reciente se encuentra un fenómeno que viene produciéndose desde hace décadas y que afecta a una gran parte del territorio español.

"Reconozco el mérito extraordinario que el señor Sergio del Molino ha tenido con su libro porque ha contribuido a crear una conciencia social importante. Pero yo prefiero hablar de la España despoblada y desfavorecida", le dice a BBC News Mundo Mercedes Molina, catedrática de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid, que lleva más de 25 años estudiando esta situación.

"La Unión Europea concibe un territorio despoblado como aquel que tiene menos de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado. Yo siempre lo he medido a escala local y, en esa escala, estamos hablando de prácticamente toda la España interior, toda la España rural, a excepción de las zonas costeras y de los dos grandes sistemas metropolitanos de Madrid y Barcelona".

"El resto queda dentro de un gran vacío demográfico solo roto por pequeñas ciudades capitales de provincia", añade la experta.

Las causas de la despoblación

Esta característica de la distribución de la población española puede considerarse una anomalía respecto a otros países europeos. Y sus causas son diversas.

Como en otros lugares del mundo, la urbanización y la industrialización, que en España se produjo sobre todo en las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado, conllevó una emigración de las zonas rurales a las zonas urbanas y un descenso en el número de nacimientos.

"Lo que otros países como Francia o Alemania hicieron de manera pausada en tres o cuatro generaciones, España lo hizo en una. Hizo un proceso mucho más traumático", sugiere Luis del Romero, geógrafo, profesor en la Universidad de Valencia y autor del libro Despoblación y Abandono de la España Rural. El Imposible Vencido.

Joaquín Recaño, investigador del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, apunta también a la manera histórica en que se organizó el territorio como otro factor para entender el fenómeno de la despoblación en España.

Pueblos en riesgo de desaparecer

Mientras que Colombia, explica con un ejemplo, con dos veces la superficie de España y más o menos la misma población, tiene 1.100 municipios, España cuenta con 8.124.

De ellos, 4.995, un 60%, tienen menos de 1.000 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

Esos municipios ocupan el 40% del territorio y representan alrededor del 3,1% de la población del país.

Muchos de ellos, especialmente los de menos 100 habitantes -1.360, casi un 17% del total- se encuentran en un riesgo alto de desaparecer.

Una "crisis de territorio"

La despoblación extrema de grandes áreas del país tiene consecuencias como el envejecimiento de la población, la masculinización de esas comunidades y la falta de nacimientos.

Pero los efectos no son solo demográficos. La profesora Molina, desde una perspectiva amplia, describe una "crisis de territorio" en los territorios afectados por este fenómeno.

"La despoblación tiene graves consecuencias económicas, ambientales y sociales", apunta.

"Se están perdiendo actividades económicas, se está perdiendo patrimonio, la falta de gestión forestal deriva en mayor riesgo de incendios y se pierde biodiversidad", asegura la catedrática.

"El mundo rural no tiene las mismas oportunidades de los habitantes de las ciudades. La calidad de vida no es solo escuchar el canto de los pajaritos. La calidad de vida viene también porque todos tengamos acceso a unos servicios que requiere hoy el progreso", añade.

¿España "vacía" o "vaciada"?

Desde la plataforma Teruel Existe, que lleva 20 años reivindicando atención e inversiones en infraestructuras y servicios para la provincia de Teruel - situada en el centro este del país y una de las más afectadas por la despoblación- prefieren hablar de "España vaciada" más que de "España vacía".

Con ese matiz quieren destacar lo que consideran causas políticas de la despoblación.

"Se despuebla porque se le roban sus oportunidades con políticas concretas que consiguen aislar el territorio. El mayor ejemplo es el corredor Cantábrico-Mediterráneo", dice en diálogo con BBC Mundo Paco Núñez, vocero de la asociación, que fue una de las convocantes de la manifestación de Madrid del pasado 31 de marzo.

"Si vas a la página de RENFE (la empresa de ferrocarriles española) y quieres sacar un billete de tren entre Zaragoza y Valencia, te va a dar dos alternativas".

"Una es la línea recta, que pasa por Teruel. Y otra es tomar la línea Zaragoza-Madrid, haciendo transbordo y luego montar en otro AVE (tren de alta velocidad) a Valencia. Curiosamente esa línea de casi 300 kilómetros más, llega media hora antes a su destino. Ese es un ejemplo muy claro del robo de oportunidades", sentencia.

¿Por qué ahora?

Aunque tanto el problema de la despoblación como las reivindicaciones para tratar de remediarla llevan años sobre la mesa, recientemente, la situación de la España vacía está recibiendo una mayor atención.

Para la profesora Molina, ese interés se debe en gran medida a un aumento de la "conciencia social" que se "ha empezado a organizar".

Luis del Romero, en cambio, apunta a un factor menos optimista: "Por fin empieza a hablarse de esto porque ya no afecta a solo pueblos pequeños. Afecta a capitales de provincia. Porque el proceso sigue".

"Se han vaciado los pueblos pequeños y las cabeceras comarcales y ahora los que se empiezan a preocupar son los alcaldes de las capitales de provincia", asegura el investigador.

Un peso electoral decisivo

Desde un punto de vista electoral, aunque es difícil establecer los límites exactos de la España vacía y adjudicarle un número exacto de escaños, algunos análisis incluyen bajo ese paraguas a aquellas circunscripciones en las que se reparten entre cinco y dos diputados, el mínimo permitido por la ley.

Desde ese punto de vista, aproximadamente 100 escaños de un total de 350 en juego saldrán de las provincias menos pobladas, que suponen cerca del 80% del territorio y alrededor del 20% del electorado.

El comportamiento electoral de esas circunscripciones -cuyo apoyo se ha dividido históricamente entre los dos grandes partidos tradicionales, el conservador Partido Popular o al PSOE- no se produce en bloque ni está condicionado únicamente por su ruralidad, sino que tiene numerosos matices locales.

Sin embargo, la cantidad de escaños que aportan será decisiva en unos comicios en los que, si se cumplen los pronósticos, ningún partido obtendrá mayoría absoluta.

"El número de diputados por cada una de esas circunscripciones es pequeño, de modo que muy pocos partidos podrán sacar representación en ellas", explica la politóloga Berta Barbet, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona.

De acuerdo con el sistema electoral español, a cada circunscripción le corresponde un número determinado de escaños, que se adjudican a los partidos más votados de ella.

Esto implica que en una provincia como Madrid, en la que se eligen 37 escaños, es más fácil que un mayor número de los partidos votados obtenga representación.

En cambio, en circunscripciones de poca población como Soria, donde solo se eligen dos diputados, los partidos con representación son necesariamente pocos y gran parte de votos a grupos minoritarios se queda sin representación.

Escaños "baratos", pero muy disputados

Este sistema supone que en las circunscripciones menos pobladas, el número de votos necesario para obtener un escaño sea mucho menor que en las provincias con mayor número de habitantes.

Mientras que en Madrid cada diputado necesitó casi 100.000 votos para ser elegido en las elecciones generales de junio de 2016, en Soria y en Teruel bastaron con menos de 25.000 votos.

Esta medida, destinada a equilibrar en el parlamento el peso territorial y el demográfico, hace que la España vacía tenga un peso importante desde un punto de vista electoral e, incluso a ojos de algunos, se encuentre sobrerrepresentada.

"En un contexto en que la población está muy concentrada en las ciudades, el hecho de dar dos escaños como mínimo garantizados a todas las provincias y que en algunos territorios la población no sea muy alta, hace que sea más 'barato', que cueste menos votos conseguir diputados en la España rural que en las grandes ciudades", señala Barbet.

"En cambio, la competición en esos lugares va a ser mucho más cruda", añade la experta.

Las elecciones de este domingo se juegan, en gran medida, en un territorio que no está tan vacío.

 

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