El premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, participó en la gran manifestación por la unidad de España que este domingo recorrió las calles de Barcelona. El escritor, que tiene la doble nacionalidad peruana y española, pronunció un aplaudido discurso en el que criticó a los dirigentes independentistas y defendió la idea de España, así como el papel de Cataluña dentro de ella.

Estas fueron algunas de sus frases más destacadas, y algunas claves para contextualizarlas y entenderlas.

"El nacionalismo ha llenado la historia de Europa y del mundo, y de España, de guerras, de sangre y de cadáveres"

Vargas Llosa parece referirse a la larga lista de conflictos alentados por ideologías nacionalistas que salpican el pasado europeo. Las dos guerras mundiales, las guerras que terminaron con la antigua Yugoslavia, o los enfrentamientos que se produjeron en algunas repúblicas soviéticas tras la caída de la URSS son solo algunos ejemplos.

En España, la acción armada de la organización ETA, que exigía la independencia del País Vasco, provocó centenares de muertos entre los años 1960 y 2011. El golpe militar con el que en 1936 dio comienzo la Guerra Civil española también estaba inspirado por el nacionalismo, en este caso español, del general Francisco Franco y el resto de militares conspiradores.

"Han salido miles y miles de catalanes de sus casas en esta mañana soleada del otoño catalán. Son catalanes democráticos, que no creen que son traidores quienes piensan distinto a ellos. Son catalanes que no consideran al adversario un enemigo, que no ensucian sus puertas, ni destruyen sus vitrinas"

El autor de "La fiesta del chivo" y otras obras cumbres de la literatura en español hace alusión al sectarismo que algunas voces denuncian que se ha adueñado del clima social catalán en los últimos años. Las sedes de los partidos que, como el Partido Popular o Ciudadanos, defienden la Constitución y la permanencia en España fueron objeto de actos vandálicos.

Algunos de sus dirigentes fueron objeto de acoso durante las grandes movilizaciones que rodearon al polémico referéndum de independencia del pasado domingo.

Los partidarios del independentismo también han denunciado agresiones e insultos por parte de exaltados españolistas.

"No queremos que los bancos y las empresas se vayan de Cataluña como si fuera una ciudad medieval acosada por la peste"

Después del referéndum ilegal del domingo, algunas de las principales empresas y entidades financieras de Cataluña decidieron el traslado de su sede a otros lugares de España por miedo a las consecuencias sobre su negocio de una hipotética declaración de independencia.

Firmas como el Banco Sabadell, La Caixa, Gas Natural o la Compañía de Aguas de Barcelona forman el núcleo del conocido poder económico catalán y ahora radican fuera de la comunidad autónoma.

El independentismo siempre aseguró que eso nunca sucedería. La marcha de estas empresas ha sido un duro revés para los secesionistas.

"Queremos, por el contrario, que los capitales y las empresas vengan a Cataluña para que vuelva a ser, como tantas veces en su historia, la capital industrial de España, la locomotora de su desarrollo y su prosperidad"

El Nobel apeló al pasado industrioso y fabril de Cataluña. Desde finales del siglo XIX y los albores del proceso de industrialización en España, Cataluña fue siempre una de las regiones más dinámicas y a la vanguardia.

El primer ferrocarril del país se instaló en Barcelona, así como las primeras fábricas dedicadas a la producción de bienes de equipo para el consumo de masas. Cataluña fue tradicionalmente sede de una pujante industria automovilística, algo que todavía hoy se mantiene.

El papel de "locomotora" al que se refiere Vargas Llosa hizo que cientos de miles de inmigrantes de otras partes de España se instalaran allí.

Así, por ejemplo, la periferia de Barcelona se llenó con los extremeños y andaluces que llegaban allí en busca de un porvenir.

"España es un país antiguo. Cataluña es un país antiguo. Hace 500 años sus historias se juntaron y se juntaron con las historias de vascos, de gallegos, de extremeños, de andaluces, etcétera. Para crear esa sociedad multicultural y multilingüística que es España"

Vargas Llosa está pensando en la unión entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, los Reyes Católicos, quienes al contraer matrimonio en 1469, propiciaron la unión de las dos coronas y el surgimiento de la monarquía hispánica, una de las más poderosas en la Europa de entonces.

Los partidarios de la unidad de España sitúan aquí el origen de la nación española, aunque muchos historiadores lo cuestionan y sostienen que esa es una idea que no aparece hasta, por lo menos, la Constitución de Cádiz de 1812.

La naturaleza plural y la oficialidad de lenguas como el catalán quedó reconocida en la Constitución de 1978, que las definió como "patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección".

"Desde hace 40 años, además de recuerdo de un pasado grandioso y a veces trágico, España es también una tierra de libertad, una tierra de legalidad"

Aquí el literato peruano mira a los años que siguieron a la muerte del general Franco, en los que se completó la "transición" desde su régimen hasta el de la monarquía parlamentaria.

La Constitución aprobada en 1978 en medio de un clima político de gran tensión definió a España como un "estado social y democrático de derecho" y dio paso a unos años en los que el país fue reconocido como una democracia plena de acuerdo con los estándares internacionales.

Pudo ingresar así en organismos como la Unión Europea, en los que había estado vetado durante el franquismo.

"Se necesita mucho más que una conjura golpista de los señores Puigdemont y Junqueras, y de la señora Forcadell, para destruir lo que han construido 500 años de historia"

Vargas Llosa se refiere al presidente del gobierno autónomo catalán, Carles Puigdemont, su número dos en él, Oriol Junqueras, y la presidenta del Parlamento autonómico, Carme Forcadell, todos ellos partidarios y promotores del movimiento independentista catalán.

Los acusa de golpistas por la aprobación en el Parlament de las llamadas "leyes de desconexión", con las que se quiso dar cobertura legal al referéndum y a una eventual declaración de independencia.

El Tribunal Constitucional español anuló esas leyes tras las denuncias del gobierno central y los diputados de la oposición al independentismo en la cámara, pero Puigdemont, Forcadell y Junqueras decidieron seguir adelante con el referéndum.

Los independentistas sostienen que Cataluña es soberana para aprobar sus propias leyes y que la negativa del gobierno español a negociar un referéndum no les dejó alternativa a la desobediencia.

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