En septiembre de 2012 Vorayuth Yoovidhya -el nieto de Chaleo Yoovidhya, el millonario que inventó la bebida energética Red Bull- fue acusado de atropellar mortalmente a un agente de policía manejando su Ferrari por las calles de Tailandia.

La policía aseguró que el joven, que entonces tenía 27 años, arrastró el cuerpo de la víctima más de 100 metros bajo las ruedas de su auto, aceleró y se dio a la fuga. Los hechos ocurrieron en la capital, Bangkok.

De acuerdo a fuentes policiales, dejó un largo rastro de aceite y líquido de frenos que permitieron guiar a las autoridades hasta su casa: la mansión de los Yoovidhya, una de las familias más ricas del país.

En aquel momento, los medios de comunicación locales dijeron que el jefe de policía de la ciudad se había hecho cargo del asunto personalmente e informaron de que el joven había sido arrestado.

Aunque lo cierto es que a la policía le tomó seis meses presentar cargos criminales contra el joven, pese a tener pruebas.

Durante estos estos años Yoovidhya ha logrado zafarse de la justicia, aunque ahora pesa sobre él una orden internacional de busca y captura de la Interpol, la Organización Internacional de Policía Criminal.

La policía tailandesa dijo este lunes que el organismo le comunicó la emisión de un "aviso rojo" -el mayor grado de alerta en una orden de búsqueda- contra Yoovidhya, el cual lo pone en el radar de 190 países.

"Este aviso rojo es lo que podemos hacer cuando creemos que es posible que se esconda en otros países", declaró Krissana Pattanacharoen, vocero oficial del cuerpo de policía de Tailandia.

A finales de abril, el treintañero abandonó el país en un avión privado, rumbo a Singapur. Desde entonces, se le ha perdido la pista.

Una vida de lujo

A su muerte, en marzo de 2012, Chaleo Yoovidhya llegó a ser catalogado como el hombre más rico de Tailandia, gracias a la fundación del imperio Red Bull.

Ese estatus le ha permitido a su nieto disfrutar de todo tipo de lujos.

De hecho, Vorayuth Yoovidhya -el "Boss" (jefe, en inglés)- tal y como muchos le llaman- no se ha presentado a ninguna de las vistas judiciales en las que debía comparecer por el accidente.

Su abogado le excusó diciendo que estaba enfermo o que se encontraba fuera del país, en viaje de negocios.

Muchos comenzaron a dar por hecho que había elaborado un plan para esconderse de las autoridades o que, probablemente, ya se había instalado en otro país y estaba llevando una vida tranquila, tal vez algo más discreta.

Pero a las pocas semanas del accidente, Yoovidhya seguía disfrutando de lujos extravagantes, desde paseos en jet privado alrededor del mundo, hasta carreras de Fórmula Uno o un nuevo Porche Carrera con el que circula por Londres, Reino Unido, algo que no oculta en sus redes sociales.

Los abogados de la familia no quieren hacer comentarios al respecto.

Cultura corrupta y privilegios

Pero gran parte de la opinión pública se le está echando encima. Dicen que el caso del heredero de Red Bull es otro ejemplo de los históricos privilegios de los que disfruta la clase más pudiente de Tailandia.

Cuando el Ejército conquistó el poder en 2014 con un golpe de Estado dijo que convertiría la nación asiática en una sociedad más justa e igualitaria. Sin embargo, los accidentes son frecuentes y los "niños ricos de Tailandia", tal y como los describe la prensa local, suelen recibir sentencias mucho más ligeras que el resto de la población.

Chaleo Yoovidhya hizo su fortuna cuando, a mediados de los 80, se asoció con un ejecutivo de marketing austríaco para convertir su bebida energética, entonces conocida como Kratindaeng, en un éxito comercial global.

Hoy, la riqueza de su familia está valorada en más de US$20.000 millones.

A lo largo del último año, los abogados del heredero de Red Bull lograron posponer, de nuevo, las vistas judiciales de su cliente, alegando que presentaron una queja de "trato injusto" a la Asamblea Legislativa Nacional.

Abogados consultados por la BBC dicen que no existe justificación legal en Tailandia para retrasar este tipo de procedimientos, pero aún así está ocurriendo.

La acusación por conducción imprudente y atropello que pesa sobre Vorayuth Yoovidhya expira en 2027 y podría acarrearle una sentencia de 10 años de cárcel.

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