De un puesto de perritos calientes a un restaurante de élite, de la cárcel a las altas esferas del poder de Rusia.

Yevgeny Prigozhin, el oligarca ruso al que Estados Unidos acusa de dirigir una "fábrica de trolls" en internet para influir en sus elecciones, tuvo un vertiginoso paso de la industria del catering a la política.

El empresario ruso, que comenzó vendiendo salchichas, muy pronto logró amasar una de las grandes fortunas de su país y convertirse en una de las figuras más cercanas al presidente Vladimir Putin.

Hasta tal punto que es conocido como el "chef de Putin".

Prigozhin, de 58 años, se integró en el círculo de élite del mandatario en 2001, cuando Putin comenzó a cenar en su lujoso restaurante flotante en San Petersburgo, llamado New Island.

Pero su nombre comenzó a hacerse más conocido luego de que el gobierno de Estados Unidos lo sancionara en diversas ocasiones por su supuesta intromisión en las elecciones de 2016, algo que el millonario ruso niega.

La semana pasada, de hecho, el Departamento del Tesoro de EE.UU. anunció nuevas sanciones contra él, por "dirigir los esfuerzos rusos para influir en las elecciones de mitad de período de Estados Unidos en 2018".

Las investigaciones de periodistas y grupos de expertos occidentales también vinculan a Prigozhin con un grupo mercenario ruso llamado Wagner, acusado de perseguir los intereses estatales rusos en Siria y Libia, así como ciertos lugares en África subsahariana.

Sus orígenes

Aunque no formó parte del grupo original de aliados del Putin, que formaron un club de casas de campo llamado Ozero, Prigozhin saltó a la fama en San Petersburgo, la ciudad natal del presidente, y llegó al mandatario gracias a los sabores de su cocina.

En su juventud, antes de convertirse en vendedor de perritos calientes y, luego, un proveedor exitoso de comida, fue encarcelado durante nueve años por robo y fraude.

El capitalismo de "terapia de choque" de Rusia en la década de 1990 creó muchas oportunidades de negocios para los exconvictos y, al salir de la cárcel, hizo fortuna.

Aunque es una de las personas cercanas a Putin, ha mantenido un perfil bajo durante años y su fortuna, como la de la mayoría de los oligarcas rusos, es un tema de controversias y secretos.

Los documentos asociados a las sanciones de Estados Unidos indican que tiene tres aviones privados y un yate de lujo, supuestamente utilizado por él, su familia y sus asociados, registrados en paraísos fiscales como Islas Caimán y Seychelles.

Según los documentos, sus aeronaves han volado muchas veces a destinos en África, Medio Oriente y Europa en los últimos años.

Según EE.UU., Prigozhin "tiene amplios negocios" con el Ministerio de Defensa ruso.

En Rusia su nombre resonó el año pasado luego de que la firma de Prigozhin, que provee comidas para las escuelas de Moscú, fuera obligada por un juez a pagar una indemnización luego de que unos 130 niños de jardín de infantes enfermaron de disentería.

Sin embargo, una de sus empresas que más preocupación ha generado está en el campo de los medios de comunicación.

Y es que el oligarca dirige un nuevo grupo de medios pro-Kremlin llamado Patriot, cuyo objetivo es "contrarrestar" a los medios "anti-Rusia" que "no se dan cuenta de las cosas buenas que están sucediendo en el país".

El portal reúne cuatro sitios web de noticias con sede en San Petersburgo: la agencia de noticias RIA FAN, Narodnye Novosti, Ekonomika Segodnya y Politika Segodnya.

Se estima que su audiencia combinada es mayor que la de la agencia estatal de noticias Tass o la televisora RT.

Escándalos

Su nombre comenzó a rozar la polémica a nivel internacional luego de que las autoridades estadounidenses lo acusaron de dirigir los esfuerzos de la Agencia de Investigación de Internet (IRA), que según EE.UU. es una "fábrica de trolls" con sede en San Petersburgo.

De acuerdo con Washington, desde allí se coordinaron las tareas para influir en los votantes estadounidense en los comicios de 2016.

Como resultado, Prigozhin, su firma Concord Catering, sus socios comerciales y la IRA fueron acusados por un gran jurado de Estados Unidos en febrero de 2018.

Los cargos fueron redactados por el fiscal especial de Estados Unidos, Robert Mueller, quien investigaba los supuestos intentos de Rusia de ayudar a la campaña electoral de Donald Trump.

Prigozhin hizo caso omiso de la acusación.

"Los estadounidenses son personas muy impresionables; ven lo que quieren ver. No estoy en absoluto molesto por estar en esta lista. Si quieren ver al diablo, que lo vean", afirmó tras conocer los cargos en su contra.

Pero las acusaciones en su contra no quedaron ahí.

Las últimas sanciones apuntan a Prigozhin por "operaciones de influencia" vinculadas a las elecciones de mitad de período de Estados Unidos en 2018.

El millonario ruso y su IRA, según Estados Unidos, utilizaron "personajes ficticios en las redes sociales y difundieron información falsa".

Otras acusaciones

Pero las campañas de influencia a las que asocian a Prigozhin no terminan en suelo de EE.UU.

Una reciente investigación realizada por Facebook y especialistas de la Universidad de Stanford (EE.UU.) lo vincula a ciertas operaciones de formación de opinión publica en las redes sociales en África.

La semana pasada, Facebook dijo que había suspendido tres redes de cuentas de internet rusas destinadas a influir de forma encubierta en eventos en varios países africanos.

Los orígenes rusos del comportamiento "no auténtico" quedaron enmascarados con el uso de ciudadanos locales, según la red social.

La primera red, de acuerdo con el comunicado, estaba dirigida a Madagascar, República Centroafricana, Mozambique, República Democrática del Congo, Costa de Marfil y Camerún.

De hecho, una investigación de la BBC descubrió que los rusos ofrecieron dinero a al menos seis candidatos en las elecciones presidenciales de Madagascar de 2018.

La segunda red apuntaba a Sudán y la tercera se enfocaba en Libia.

Prigozhin desestimó las acusaciones de Facebook y alegó que la red social se estaba "entregando a las relaciones públicas".

Pero los señalamientos de Facebook no son los únicos que han revelado oscuros movimientos de Rusia en África.

Hace un año, el Kremlin envió 175 instructores militares a la República Centroafricana (RCA), un país asolado por la violencia, para ayudar al ejército del presidente Faustin-Archange Touadéra.

Según reportes de medios y agencias de inteligencia, mercenarios de Wagner están activos en la RCA, donde Rusia ha ganado concesiones mineras de oro y diamantes.

Tres periodistas rusos fueron asesinados a tiros en una emboscada en 2018 al intentar investigar un presunto vínculo entre las minas y el grupo de mercenarios y, hasta la fecha, nadie ha sido acusado en relación al incidente.

Una investigación de CNN descubrió un contrato minero del gobierno de la RCA con Lobaye Invest, una empresa rusa dirigida por Yevgeny Khodotov, otro empresario de San Petersburgo vinculado a la red de Prigozhin.

Mientras, soldados rusos que pertenecen a un equipo llamado Sewa Security forman parte de la seguridad del presidente Touadéra y se sospecha que se trata de una compañía de fachada para Wagner.

El mes pasado, Putin recibió a 43 líderes africanos en un resort de Sochi en el mar Negro, en un encuentro en el que subrayó la nueva ambición global de Rusia.

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