El presidente brasileño Jair Bolsonaro, internado en un hospital de Sao Paulo desde el miércoles por una obstrucción intestinal, "continúa evolucionando satisfactoriamente" y podría recibir el alta "en los próximos días", informaron este sábado sus médicos.

"Durante el día, se le ofrecerá una dieta cremosa no fermentativa. Si tiene una buena aceptación, el equipo médico decidirá el alta en los próximos días", señala el boletín emitido por el hospital privado Vila Nova Star.

Bolsonaro, de 66 años, fue hospitalizado de emergencia el miércoles en Brasilia para investigar las causas de un dolor abdominal agudo y un hipo persistente, que ya duraba más de diez días. Posteriormente, sus médicos decidieron trasladarlo a Sao Paulo para más evaluaciones. 

Tras la puñalada que recibió en el abdomen durante su campaña presidencial en 2018, Bolsonaro fue sometido a cuatro cirugías abdominales que crearon un cuadro en su salud más vulnerable a sufrir adherencias en el intestino, explicó el jefe del equipo médico, el cirujano Antonio Macedo, en entrevista con el diario O Globo.

A pesar de estar internado, Bolsonaro sigue al mando del Ejecutivo y muy activo en las redes sociales, publicando fotos y mensajes en los que, por ejemplo, este sábado arremetió contra el exmandatario de izquierda Luiz Inacio Lula Da Silva, su principal rival y favorito para las elecciones de 2022.

"No desistan de lo que es correcto y necesario hacer", escribió Bolsonaro, retuiteando un video con imágenes de Lula junto al fallecido líder cubano Fidel Castro, frases criticando el "sistema comunista dictador" y escenas de las recientes protestas en Cuba contra el gobierno de Miguel Díaz-Canel.

"Si las generaciones de ahora ya pagan un precio alto... imagine las que vendrán", agregó Bolsonaro, que reprodujo un video publicado por el magnate Luciano Hang, simpatizante activo del gobierno ultraderechista.

El quebranto de salud del gobernante se da en un contexto de erosión de su popularidad y tensiones políticas, con sospechas de corrupción en contratos negociados por su gobierno para adquirir vacunas destinadas a combatir la pandemia de coronavirus, que ya dejó más de 540.000 muertos en Brasil.

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