AFP

El Presidente interino de Brasil, Michel Temer, anunció este martes las primeras medidas para reactivar la economía del gigante latinoamericano, que se encamina hacia su peor recesión en un siglo.

Entre los planes del gobierno se encuentra la anticipación del pago de una deuda del Banco de Desarrollo al Tesoro Nacional y una reforma constitucional para poner un techo al crecimiento de los gastos del sector público, que según Temer "se encuentran en una trayectoria insostenible".

Temer, quien asumió el poder el 12 de mayo tras la suspensión de Rousseff a la espera de su juicio político en el Congreso, busca dar un rumbo firme a su gestión, que a pocos días de haber comenzado enfrenta fuertes dificultades políticas y económicas.

"Quiero enfatizar que no es en un plazo de 12 días o en dos meses que Brasilsaldrá de la crisis", advirtió el mandatario interino en Brasilia al presentar las medidas de austeridad a los líderes del Congreso, que tendrán la última palabra para que varias de las disposiciones diseñadas vean la luz.

La administración interina ya había pronosticado el viernes que Brasil tendrá este año un inmenso déficit primario, muy superior al previsto por la presidenta suspendida Dilma Rousseff.

El déficit fue estimado en 163.942 millones de reales (unos 46.800 millones de dólares), contra el rojo de 96.000 millones de reales (unos USD 27.000 millones) estimados por el gobierno de Rousseff.

La nueva meta fiscal será discutida este martes por el Congreso.

De concretarse esta previsión, será el tercer año consecutivo en el que la mayor economía latinoamericana termine con un rojo fiscal, mientras se encamina hacia su peor recesión en un siglo.

"El gobierno está trabajando con el objetivo central de retomar el crecimiento económico del país, reducir el desempleo, alzar aquellos que están en la pobreza absoluta a la clase media", aseguró Temer, quien también rebatió cuestionamientos sobre la legitimidad de su gobierno.

Uno de sus principales ministros, Romero Jucá, que participó del diseño de las medidas anunciadas este martes, fue apartado del cargo esta semana tras la divulgación en la prensa de una conversación en la que sugería que la destitución de Rousseff permitiría detener las investigaciones sobre el multimillonario fraude en Petrobras.

Temer se mantendrá en la presidencia mientras el Senado juzga a Rousseff por supuesta manipulación de las cuentas públicas en 2014, año de su reelección, y a comienzos de 2015.

El plazo máximo del proceso es de 180 días y, de ser hallada culpable, la presidenta ahora suspendida perderá definitivamente su mandato, que será completado por Temer hasta fines de 2018.

Publicidad