Los ministros de Exteriores del G7 iniciaron este lunes (17.04.2023) su segunda jornada de reuniones en la ciudad japonesa de Karuizawa, en la que abordarán la guerra de Ucrania y el aumento de tensiones en Asia-Pacífico, desafíos ante los que aspiran a enviar un mensaje de unidad.

Los cancilleres del Grupo de los Siete llegaron desde las 10.00 hora local (1.00 GMT) del lunes al hotel Prince Karuizawa, la sede de sus encuentros que se prolongarán hasta este martes.

Los ministros tienen previsto celebrar hoy cuatro sesiones y un almuerzo de trabajo, además de una cena, en las que se espera avanzar en una declaración conjunta con la postura común ante los retos que plantea la invasión rusa de Ucrania y el auge militar de China en el Indopacífico.

"Espero que nuestras discusiones sirvan para mostrar la determinación de G7 para mantener el orden internacional", dijo el primer ministro nipón, Yoshimasa Hayashi, en su intervención al abrir las sesiones.

En cuanto a China, Hayashi subrayó la necesidad de "crear una relación estable y constructiva" con vistas a "trabajar juntos sobre desafíos globales y áreas de interés común".

Al mismo tiempo, el canciller japonés expresó su "preocupación" por ciertos comportamientos del gigante asiático y le llamó a "actuar con responsabilidad como miembro de la comunidad internacional", una postura compartida por los otros ministros del G7, según la presidencia nipona.

En la misma línea, Hayashi hizo hincapié en la importancia de "mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán" como "elemento indispensable para la prosperidad de la comunidad internacional" y urgió a "una resolución pacífica de los conflictos" en esta zona.

La reunión del G7 llega después de un nuevo repunte de las tensiones alrededor de la isla autogobernada y reclamada por Pekín, debido a las nuevas maniobras militares chinas en respuesta a la reciente visita a Estados Unidos de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen.

La cita en Karuizawa tiene lugar además tras una serie de visitas a Pekín de varios líderes europeos, entre ellos el presidente francés, Emmanuel Macron, quien desató una gran polvareda al defender una mayor autonomía de Europa sobre Taiwán para evitar verse involucrada "en crisis que no son suyas", palabras que matizó después el Elíseo.

 

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