AFP

La comunidad internacional intensificó este lunes la presión sobre  Nicaragua para que cese la represión y desarme a los paramilitares tras tres meses de manifestaciones por la salida del poder del presidente izquierdista Daniel Ortega.

Estados Unidos, 13 países latinoamericanos y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, demandaron al gobierno de Ortega el fin la represión, que ha dejado unos 280 muertos desde el inicio de las protestas en su contra, el pasado 18 de abril.

"Es absolutamente esencial que cese inmediatamente la violencia y se revitalice el diálogo nacional, porque solo una solución política es aceptable para Nicaragua", declaró Guterres en San José, donde consideró que el conflicto causó "un número de muertos que es absolutamente chocante".

Trece países latinoamericanos reunidos en Bruselas exigieron en una declaración conjunta el "cese inmediato a los actos de violencia, intimidación y amenazas" en Nicaragua, así como el "desmantelamiento de los grupos paramilitares" a los que se atribuye la mayor parte de la violencia.

En tanto, el Departamento de Estado de Estados Unidos instó a Ortega "a que cese de inmediato su represión contra el pueblo".

Los llamados internacionales ocurren luego que el domingo murieron al menos 12 personas cuando policías y paramilitares arremetieron contra la ciudad rebelde de Masaya, 35 km al sur de Managua, y comunidades vecinas para levantar los bloqueos de carretera.

El sábado habían muerto  dos de los casi 200 estudiantes que se habían atrincherado en la Universidad Nacional Autónoma y una iglesia y fueron asediados durante casi 20 horas por bandas paramilitares. 

Cientos de estudiantes marcharon este lunes en Managua para exigir justicia por los 280 muertos en las protestas.

"El gobierno ha impuesto una política de terror, pero llegaremos hasta el final por los muertos. Ortega no puede seguir gobernando", dijo a la AFP Axel Munguía, un estudiante de 20 años durante la protesta en Managua. 

"La lucha está en las calles, no vamos a regresar a clases mientras este hombre terrorista, genocida siga en el poder", afirmó Juliana Munguía, estudiante de psicología.  

Desafían la represión

En la marcha, los jóvenes cantaron y bailaron al son de canciones de protesta arregladas al ritmo del rap, desafiando con gran espíritu y energía la violenta represión que el gobierno ha emprendido contra los manifestantes.

La manifestación culminó frente a la temida cárcel El Chipote, donde exigieron la liberación de los jóvenes detenidos ilegalmente en las protestas.

La vicepresidenta y primera dama Rosario Murillo aseguró este lunes que el gobierno actúa para liberar el territorio de los bloqueos de carreteras y para "restaurar la paz".

Aseguró que las protestas responden a "un plan terrorista y golpista acompañada por una infame y falsa campaña mediática nacional e internacional. Ese golpe que quiso imponer esa minoría llena de odio, esa minoría siniestra, maligna, pero no lo lograron ni lo lograrán".

Los reclamos inicialmente eran contra una reforma del sistema de pensiones que el gobierno dejó sin efecto, pero derivaron en una demanda para la salida del poder de Ortega, quien gobierna desde 2007 por tercer período consecutivo.

La oposición lo acusa de instaurar una dictadura y pide anticipar a marzo próximo las elecciones presidenciales de 2021.

Este lunes, Francia condenó los ataques perpetrados por las fuerzas de la policía y paramilitares contra responsables religiosos y manifestantes nicaragüenses y abogó por la reanudación del diálogo con la oposición.

A su vez, el embajador estadounidense ante la OEA, Carlos Trujillo, adelantó que el tema de Nicaragua volvería esta semana a la agenda del foro continental.

Iglesia atacada

El recrudecimiento de la violencia se ha dado en medio de una ofensiva que las fuerzas del gobierno emprendieron desde los primeros días de julio para "limpiar" las calles de barricadas, levantadas por los manifestantes.

El domingo, paramilitares dispararon contra un vehículo en el que se desplazaba el obispo Abelardo Mata, uno de los cinco jerarcas católicos que median en el diálogo entre el gobierno y la oposición.

El religioso, un fuerte crítico del gobierno de Ortega, resultó ileso, informó la Iglesia.

Por su parte, el cardenal Leopoldo Brenes denunció que las fuerzas gubernamentales entraron y robaron en la casa cural de Catarina y pidió al gobierno "respetar los templos" y detener los ataques contra la población.

Los jerarcas católicos denuncian la "falta de voluntad política del gobierno" de dialogar con la opositora Alianza Cívica.

El diálogo está suspendido desde el 18 de junio, y desde entonces los obispos han intentado sin éxito convocar nuevos encuentros.

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