Como senadora colombiana y experta en ciencia política, Claudia López ha seguido de cerca las negociaciones entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, que llevaron a un acuerdo para un cese el fuego bilateral y definitivo.

“Es sin dudas la noticia más importante de Colombia en los últimos 60 años”, señala López, que pertenece al partido Alianza Verde y es autora del reciente libro “¡Adiós a las FARC! ¿Y ahora qué?”.

Sin embargo, en una entrevista con BBC Mundo admite que, en el mejor de los casos, el acuerdo acabará con el conflicto armado que arrastra Colombia desde hace décadas, pero que persistirán “otras formas de violencia” en el país.

¿Por qué es importante este acuerdo entre el gobierno colombiano y las FARC?

Colombia es el único país del continente americano que todavía tiene un conflicto armado, una guerra civil por razones políticas, que ha dejado más de seis millones de colombianos desplazados y sumidos en la pobreza, cerca de 300.000 asesinados, 35.000 secuestrados…

Es una noticia histórica para Colombia que por primera vez lleguemos a un acuerdo para el desarme, la desmovilización y la desaparición de las FARC como organización armada criminal, y su reincorporación a la vida política.

El presidente Juan Manuel Santos y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, firmaron en Cuba el histórico acuerdo de desarme.

Si sale todo bien, en el mejor escenario posible, ¿es realmente el fin de la violencia para Colombia?

Es el fin de la violencia con las FARC, que sin dudas ha sido parte central de la violencia contra los colombianos.

Colombia ha hecho otros nueve procesos de paz en el pasado con guerrillas, milicias y grupos paramilitares. Y la evidencia de varios estudios, no sólo el mío, indica que siempre nos fue mejor. Bajó la violencia, los homicidios, secuestros, las masacres después de cada proceso de paz parcial.

De manera que en este proceso esperamos lo mismo. No es que Colombia va a pasar a ser un paraíso. Va a seguir teniendo problemas de seguridad serios, riesgos de violencia serios, pero no atados a un conflicto armado donde a la gente se le asesina por las ideas que profesa o se le secuestra por la riqueza que tiene.

Pero no hace falta ir a Colombia para saber que es un país violento más allá del problema de las FARC. Es una violencia que posiblemente persista. ¿No lo ve así?

No, Colombia no es un país violento. Me da mucha pena corregirlo, pero aquí no es que tenemos un gen de violencia, ni que somos unos bárbaros. No.

Colombia tiene dificultades. No tiene Estado en la mitad de su territorio. Y tiene a un tercio de su población excluida de opciones laborales legítimas, de economías legítimas. Y sin dudas esos desafíos estructurales los vamos a seguir teniendo.

Es obvio que la violencia de las FARC es una parte de las violencias de Colombia. Pero le quiero recordar que hace apenas 15 años Colombia tenía 90 homicidios por cada 100.000 habitantes y hoy tiene 23. De manera que el progreso ha sido notable.

Varias personas en Bogotá, Colombia, celebraron conmovidas el anuncio del cese al fuego que ha causado miles de muertes en cinco décadas.

Es un gran logro que la tasa de homicidios haya bajado a 23 cada 100.000habitantes. Pero de todos modos sigue siendo altísima para estándares internacionales.

No tan altísima. Está hoy por debajo del promedio de América Latina, que es la región desafortunadamente más violenta del mundo.

Pero en los países de Europa, por ejemplo, podemos ver tasas menores a cuatro…

Claro, pero no nos puede comparar con Europa. No tenemos el nivel de desarrollo económico. Subestimar y desconocer el progreso que ha tenido Colombia en lo económico y en seguridad no tiene sentido.

En particular, la violencia de las FARC es rural, afecta a un tercio de la población.

Llevamos un año de cese al fugo unilateral. Esa decisión de las FARC redujo 90% las acciones armadas en Colombia contra la población civil. Con el cese bilateral y definitivo esperamos, primero, que ese logro no se pierda y, segundo, que se consoliden otros.

De los 23 homicidios cada 100.000 habitantes, ¿cuántos son atribuibles a las FARC?

En la Colombia de hoy el conflicto armado tal vez no represente más de 20 por ciento de los homicidios totales.

Pero no por eso reducirlos no es una gran noticia.

La senadora López ha seguido de cerca el proceso de negociaciones que el gobierno sigue desde 2012 con la guerrilla de las FARC.

De todos modos, volvemos a la pregunta: ¿hasta qué punto esto garantiza por ejemplo que los grupos criminales que operan en las ciudades de Colombia dejen de actuar? ¿Hasta qué punto garantiza la paz?

La pregunta carece de lógica, con todo respeto. No veo por qué hacer un acuerdo con las FARC tiene que garantizar que otros grupos criminales no cometan violencia. Lo que debe garantizar es que las FARC no cometan más violencia.

Eso va a tener un efecto positivo en la capacidad del Estado para combatir otros grupos criminales y otras violencias. Colombia se gasta tres puntos y medio de toda su riqueza en mantener su fuerza pública. Y dos de cada tres soldados profesionales se dedican a cuidar infraestructura para que no la vuele la guerrilla.

Entonces, si desarmamos a las FARC vamos a poder usar dos de cada tres soldados contra otros grupos criminales. Y lo mismo pasa con la mitad de nuestra policía.

Pero mientras para los campesinos plantar coca sea mucho más redituable que otro cultivo y para una organización criminal siga siendo un negocio multimillonario exportar la droga que se produce, es difícil ver cómo podrá disminuir la violencia que eso genera…

Ese va a seguir siendo un desafío. Lo que no depende de nosotros es que la gente en Inglaterra, Europa y Estados Unidos deje de consumir droga y sus gobiernos sean eficaces para combatir eso como un problema de salud pública. Frente a eso, nada podemos hacer.

La violencia en Colombia ha provocado unos 300.000 muertos y 35.000 secuestros, así como seis millones de desplazados, según la senadora López.

Pero lo que sí depende de nosotros es construir Estado y mercado en la mitad del país donde no lo tiene.

Además de desmovilizar a las FARC tenemos que construir carreteras, titular tierras y dar oportunidades de empleo. Si no hacemos eso, es muy difícil que por la desmovilización de las FARC simplemente desaparezca un negocio tan rentable.

La duda es si no se está creando la idea de que (el acuerdo de paz) soluciona los problemas de violencia en un país donde la violencia pasa por muchos factores, más allá de las FARC…

Yo por lo menos no estoy vendiendo la idea. No se va a acabar la violencia; se va a acabar el conflicto armado interno de Colombia, que es una guerra civil por motivaciones políticas.

Otras formas de violencia van a continuar. No podemos pretender que negociar con las FARC solucione todos los problemas de Colombia.

No: negociar con las FARC y desaparecer a las FARC va a solucionar uno de los problemas más serios que ha tenido Colombia. Y ese es un gran logro para este país.

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