Un sacerdote católico fue condenado a 20 años de prisión por un tribunal en el estado de Kerala, en el sur de India, por violar a una adolescente, en los que constituye el último escándalo de una serie de casos similares relacionados con el clero local.

Robin Vadakkumchery fue declarado culpable el sábado por violar a una niña de 16 años en el momento del crimen, que se conoció después de que la víctima diera a luz a un niño en febrero de 2017.

Basándose en la falta de pruebas, el tribunal absolvió a cuatro monjas, un sacerdote y un empleado de un orfanato que habían sido acusados de tratar de esconder el caso y proteger al sacerdote, una figura influyente en la parroquia.

Una organización de derechos del niño había revelado a la policía el parto secreto de la joven, lo cual condujo a la detención del sacerdote en febrero de 2017 en el aeropuerto de Cochin, justo antes de tomar un vuelo a Canadá.

Pero durante la investigación, la mayoría de los testigos cometieron obstrucciones, con el fin encubrir al sacerdote.

"Casi todos los testigos independientes no fueron cooperativos y nos hicieron difícil proporcionar pruebas sustanciales para contrarrestar" cualquier argumento de la defensa, dijo el inspector Sunil Kumar a la AFP, que estuvo a cargo de la investigación.

Incluso el padre de la víctima afirmó que fue él y no el sacerdote quien había violado a la niña, mientras que la menor le dijo al tribunal que estas relaciones se habían sido consentidas y que ella era una persona adulta en el momento del crimen.

La relación sexual, consensuada o no, con una persona menor de 18 años se considera una violación bajo la ley de la India.

Solo el informe médico oficial pudo probar que la niña era menor de edad en el momento del parto, dijo el inspector Kumar.

La víctima era una estudiante en una escuela adscripta a la iglesia a cargo del padre Vadakkumchery.

Otros casos similares han implicado a influyentes figuras de la Iglesia en el estado de Kerala, incluido el obispo, Franco Mulakkal, acusado de haber violado a una religiosa trece veces durante dos años. El prelado ha rechazado estas acusaciones.

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