Este domingo se realizará el balotaje presidencial en Ecuador, que enfrenta al oficialista Lenín Moreno y al opositor de derecha Guillermo Lasso, una disputa que se anticipa muy reñida.

Buena parte encuestas que han aparecido le dan una ligera ventaja a Moreno, tan estrecha que algunos analistas consideran que se trata de un empate técnico. También existen los sondeos que le dan una amplia ventaja de hasta 14 puntos.

En la primera vuelta, Moreno consiguió el 39,36 % de los votos contra el 28,09 % de su rival, lo que fue considerado un duro -aunque esperado- golpe para el gobierno de Rafael Correa, que hasta hace unos años gozaba de un amplio apoyo popular, el que incluso le permitió ser reelegido por mayoría, pero que se ha visto afectado por la crisis económica y el actos de corrupción que han aparecido en el aparato estatal.

Los últimos días

La campaña estuvo marcada en los últimos días por la negativa de Lasso de participar del debate, aduciendo que no cumpliría con el requisito de jurar ante notario el no haber participado de actos de corrupción. 

Moreno respondió al no asistir el lunes a la discusión pública organizada por la Cámara de Comercio de Guayaquil.

Al día siguiente, el ex banquero fue agredido en el estadio Atahualpa, donde asistió al choque eliminatorio entre Ecuador y Colombia. A su salida del recinto fue increpado, agredido y hasta amenazado con cuchillos junto a su esposa y su hijo.

Moreno cerró el jueves, en Quito, su campaña, recalcando su calidad de delfín de Rafael Correa.

“Vamos a elegir el futuro de nuestras familias, vamos a elegir entre un país para un puñado de gente, para unos pocos con paquetazos y privatizaciones, y un país para todos", manifestó el candidato que desde 1998 se moviliza en silla de ruedas, tras quedar hemipléjico tras sufrir un asalto.

En todo caso, asumió algunos de los problemas más graves de la saliente administración. "Haremos una cirugía mayor contra los corruptos de este gobierno", dijo.

"Desde hace 30 o 40 años (...) no se presentaba una elección tan polarizada en términos ideológicos", ha comentado el Presidente Correa.

La contienda de la izquierda

La izquierda sudamericana también se juega una contienda particular en estos sufragios, toda vez que el gobierno de Rafael Correa es uno de los pocos estandartes que van quedando, luego de las caídas de Cristina Fernández en Argentina y Dilma Rousseff en Brasil, además de la crisis política de Nicolás Maduro en Venezuela y las dificultades en Chile para garantizar la continuidad del proyecto de la Nueva Mayoría. Algunos también incluirían al peruano Ollanta Humala, aunque el ex presidente más de alguna vez manifestó no ser de izquierda.

Lasso, a quien se le critica haber obtenido beneficios financieros de la crisis bancaria de los 90, aprovechó la situación contingente de Venezuela, donde el Tribunal Supremo de Justicia suspendió de sus funciones a la Asamblea Nacional, para hacer mención a los eventuales problemas que enfrenta Ecuador si sigue por el camino de la izquierda que transita y no la modifica, como él plantea.

"Aquí estamos junto al pueblo que quiere democracia y libertad. Democracia con independencia de poderes, con justicia independiente, con una asamblea autónoma, no lo que acaba de pasar hoy en Venezuela, un golpe de estado anulando a la Asamblea Nacional", exclamó el opositor en su acto de cierre en Guayaquil.

La clase media

La clase media asoma como el actor clave en estas elecciones en la que pueden participar 12,8 millones de personas.

A los desencantados con el actual sistema, el Presidente Correa les ha dicho que sufren el “síndrome de doña Florinda”, en referencia al popular personaje de la serie “El Chavo del 8”, porque considera que después del ascenso social que les permitieron sus políticas ahora se muestran como férreos opositores, dado a que han sido los más golpeados por la crisis económica surgida ante la caída de los precios del petróleo, el gestor de la bonanza que experimentó el país desde fines de la década pasada.

La arista Assange

Un aspecto secundario de esta votación es el futuro del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, quien se encuentra asilado en la embajada ecuatoriana en Londres. Moreno ha ratificado que mantendrá tan situación, sin embargo Lasso de ha mostrado más dispuesto a acabar con el asunto. “Hay que revisarlo. No podemos estar gastando dinero para mantener una situación insostenible”.

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