El antagonismo entre el reino de Arabia Saudita y la república islámica de Irán es algo bien conocido en el pulso entre ambas potencias regionales por imponer su hegemonía.

Bastan sucesos como la muerte del prominente clérigo chiíta Nimr al Nimr, a quien Arabia Saudita ejecutó junto a otras 46 personas el sábado, para hacer estallar la chispa que quizá pueda terminar por prender una región ya de por sí convulsa.

Por el momento, la chispa derivó en la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países.
¿Qué significará esto para la región?

Toma de posiciones

El gobierno de Arabia Saudita reiteró que los diplomáticos iráníes tienen un plazo de 48 horas para abandonar el país.

Por parte de Irán, pese a la reacción moderada del presidente Hassan Rohani, persisten las protestas y no parece que se vayan a calmar a corto plazo.

La jefa de corresponsales de la BBC, Lyse Doucet, subraya que la ruptura diplomática entre los mayores poderes que representan a sunitas (Arabia Saudita) y chiítas (Irán) en la región tendrá un gran impacto en todo Medio Oriente donde cada uno de estos países respalda a bandos opuestos en distintas guerras destructivas y conflictos que están cociendo a fuego lento.

En Siria y Yemen, sauditas e iraníes apoyan a bandos beligerantes opuestos.

En Bahréin, donde la minoría chiíta denuncia la represión a la que le someten sus monarcas, Riad apoya al gobierno ante las protestas de Irán.

El peor efecto de esta última disputa entre Teherán y Riad es, por tanto, la intensificación de la brecha sectaria entre sunitas y chiíitas, que amenaza con dificultar aún más la convivencia en países como Irak y Yemen.

Así lo advirtió la responsable de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, quien alertó sobre las "consecuencias peligrosas" de los incidentes del fin de semana.

Los distintos actores ya se están alineando de forma sectaria para apoyar o bien a Teherán o bien a Riad, expone la periodista de la BBC.

El canciller de Arabia Saudita, Adel al Jubeir, anunció que su país ya está retirando a sus diplomáticos de Irán.

El año pasado terminó con cierta esperanza de que las conversaciones para poner fin al conflicto de Yemen por lo menos habían empezado.

Siria era el siguiente país en guerra que estaba en vías de avanzar hacia una solución del conflicto este mes.

Todo esto parece mucho más difícil ahora.

Mutua desconfianza

En octubre, fuentes sauditas le dijeron a Doucet que sólo retirarían su oposición a la presencia de Irán en las conversaciones sobre Siria si Estados Unidos les persuadía para poner a prueba el compromiso de Teherán.

Pero dudan que Irán llegue a un acuerdo y lo ven como una fuente fundamental de inestabilidad regional.

En el otro lado, las autoridades iraníes no esconden su rechazo al sistema saudita y su apoyo a grupos islamistas.

Ha habido una ira apenas disimulada durante meses que ahora ha terminado por desparramarse, concluye Doucet.

Muchos de los manifestantes gritaron "¡Muerte a los al Saud!", en referencia a la familia real que gobierna Arabia Saudita.

Las consecuencias reales ser irán viendo en los próximos días.

Habrá que ver si los llamados a la calma por parte de otros países como Estados Unidos, Francia o Alemania, que han coincidido en criticar a Arabia Saudita por las ejecuciones del sábado, tienen un eco en los gobiernos de Riad y Teherán.

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