AFP

Al menos 15 muertos y más de 100 desaparecidos dejó este sábado un enorme deslizamiento de tierra en un aislado pueblo del suroeste de China, donde acudían los socorristas para intentar salvar bajo la lluvia a posibles sobrevivientes.

Las autoridades confirmaron que se pudieron recuperar los cuerpos de 15 vecinos de la aldea, y situaron que este sábado el número de desaparecidos en más de un centenar.

El deslizamiento se produjo en el pueblo de Ximo, ubicado al pie de una colina, en la provincia de Sichuan, a las 6:00 am hora local, sepultando al menos 62 casas, indicó la televisión estatal CCTV, citando a un portavoz de las autoridades locales.

Una pareja y su bebé de un mes fueron socorridos y llevados a un hospital, informaron en las redes sociales las autoridades locales de la cercana ciudad de Maoxian 

"Estaba cambiando los pañales de mi hijo. Escuché un enorme ruido. La casa tembló", explicó el padre, Qiao Dashi, en entrevista con la emisora pública CCTV desde el hospital.

"Fuimos arrastrados. Las rocas llegaron hasta nuestro salón. Mi mujer y yo conseguimos escalarlas, tomamos a nuestro bebé y nos rescataron", explicó.

Otro superviviente fue hallado y los rescatistas intentaban liberarlo de los escombros.

La televisión CCTV mostraba imágenes en directo de policías y habitantes del lugar vestidos con impermeables y parados sobre enormes bloques de roca gris, mientras excavadoras intentaban despejar los escombros.

Unos 300 policías, militares y bomberos están presentes en el lugar, según la agencia Xinhua. Otros 500 bomberos, con perros adiestrados, se encaminaban hacia la zona del siniestro para sumarse a las operaciones, que se prolongaban a pesar de que cayó la noche.

Toneladas de rocas

Un alud de rocas y tierra se desmoronó por la ladera de la montaña, afectando además el curso de un río, según Xinhua.

Las operaciones de rescate se anuncian complicadas ya que la lluvia seguirá cayendo buena parte del día, según los servicios meteorológicos. 

Otra dificultad añadida es que las víctimas están sepultadas bajo "varias decenas de toneladas de rocas", según dijo a la televisión Chen Tiebo, un capitán de la policía militar de la prefectura autónoma tibetana de Aba, donde se produjo el drama.

Un reporte de Xinhua precisa que "parte de la montaña" tibetana adyacente, en la prefectura de Aba, había colapsado.

El capitán aseguró que las lluvias de los últimos días provocaron el corrimiento de parte de la montaña.

"Estamos en una zona sísmica, no hay mucha vegetación", destacó Chen. Los árboles pueden contribuir a absorber el exceso de lluvia y prevenir los aludes.

"Se trata del deslizamiento de terreno más importante que se produjo aquí desde el sismo de Wenchuan", aseguró por su lado Wang Yongbo, un responsable local de los rescates.

El presidente chino Xi Jinping exhortó por su parte a "desplegar todos los esfuerzos posibles para reducir el número de muertos y heridos", según una declaración citada por CCTV.

Aludes frecuentes

Cuarta provincia más poblada de China con 80 millones de habitantes, Sichuan, lindera con la meseta tibetana, fue devastada en mayo de 2008 por un sismo de dimensiones históricas. Dejó 87.000 muertos en la región de Wenchuan, situada a escasas decenas de kilómetros del pueblo afectado este sábado.

Los aludes constituyen un peligro frecuente en las zonas rurales y montañosas de China, especialmente durante la temporada de lluvias.

Por lo menos 12 personas perecieron en enero pasado cuando un alud arrasó un hotel de la provincia de Hubei (centro).

En octubre, corrimientos de tierra afectaron al este de China como consecuencia de las lluvias torrenciales acarreadas por el tifón Megi, causando devastación a gran escala y matando a ocho personas.

Más de 70 murieron por un deslizamiento en el centro comercial de Shenzhen en diciembre de 2015, causado por la acumulación inapropiada de basura.

Los corrimientos más mortíferos en la última década en el mundo ocurrieron en 2013 provocados por lluvias torrenciales del monzón y dejaron casi 6.000 muertos.

En 2011, inundaciones y deslizamientos de tierra, debidos a intensas lluvias, devastaron la región montañosa cercana a Rio de Janeiro (sureste), causando más de 800 muertos y cientos de desaparecidos.

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