El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, arremetió de nuevo contra los obispos católicos al afirmar que "son inútiles" y animó a matarlos, en un país donde el 85 por ciento de la población profesa el catolicismo.

"Sus obispos, mátenlos. Esos bastardos son inútiles. Lo único que hacen es criticar", aseveró este miércoles (05.12.2018) el mandatario en un discurso en Manila, cuya transcripción fue difundida este jueves por la oficina presidencial.

Casi todos los sacerdotes católicos "son homosexuales"

En un acto posterior, el presidente señaló que la Iglesia católica era la institución "más hipócrita del mundo" y que "el papa lo sabe". Asimismo, Duterte aseguró que el 90 por ciento de sus sacerdotes "son homosexuales".

La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas ha rehusado responder a los comentarios de Duterte: "No queremos añadir más leña al fuego. Cualquier comentario solo exageraría el asunto", indicó este jueves en un comunicado un portavoz de la conferencia episcopal, Jerome Seciliano.

El portavoz presidencial, Salvador Panelo, defendió este jueves que las palabras de Duterte no hay que entenderlas como algo literal, sino como el empleo de una "hipérbole" para lograr un "efecto más dramático" en sus comentarios.

Insultos de Duterte contra la Iglesia católica no son nuevos

Hace sólo dos semanas, el presidente insultó a obispos y sacerdotes católicos, con los que mantiene una cruzada verbal desde hace más de un año, al declarar a los filipinos que no deberían ir a la iglesia para "pagar a idiotas".

Días antes, Duterte acusó al obispo de Caloocan, Pablo Virgilio David -uno de sus principales críticos-, de robar para su uso particular las contribuciones que los fieles donaban al arzobispado, a lo que el prelado respondió que el mandatario no sabe lo que dice porque está "enfermo".

El pasado junio Duterte enfadó a muchos fieles filipinos al llamar "estúpido" a Dios y mofarse de algunos dogmas del catolicismo como el pecado original.

Semanas después, inició un diálogo con la jerarquía católica del país y acordaron una "moratoria" en el cruce de acusaciones, una tregua que el presidente ha roto de nuevo.

El enfrentamiento de Duterte con la Iglesia católica se remonta a febrero de 2017, cuando la Conferencia de Obispos criticó la sangrienta guerra contra las drogas y la tildó de "reino del terror", a lo que el presidente respondió llamando a los obispos "hijos de puta".

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