La epidemia de zika que afecta a Puerto Rico, donde hasta este viernes (12.08.2016) se registraban 10.690 casos confirmados por laboratorio, llevó a las autoridades de Estados Unidos a declarar la emergencia de salud pública en la isla. La rápida propagación de la enfermedad apuró la medida, toda vez que se considera al virus una “amenaza significativa” para la salud de las mujeres embarazadas y sus hijos.

Esta medida permite al Departamento de Salud y Servicios Humanos la concesión de subvenciones, fondos de accesos de emergencia y la contratación temporal de personal cuando sea necesario, entre otras cosas, mientras en el Congreso de Estados Unidos sigue estancada la discusión sobre la entrega de más dineros para enfrentar la crisis. La última vez que se declaró una emergencia de salud fue tras el paso del huracán Sandy, en 2012.

“Este Gobierno está comprometido a enfrentar el brote de zika en Puerto Rico con la urgencia necesaria”, dijo la Secretaria de Salud y Servicios Humanos, Sylvia Burwell, en un comunicado. La autoridad había viajado a Puerto Rico en abril para evaluar la reacción de las autoridades locales ante el brote. El anuncio se conoció poco después de que se informara que Puerto Rico había reportado 1.914 nuevos casos la semana pasada.

Amenaza fantasma

Según las cifras oficiales, 1.035 mujeres embarazadas han resultado infectadas con el virus, que es transmitido por mosquitos y puede provocar microcefalia a bebés, que nacen con cabezas anormalmente pequeñas y problemas de desarrollo. Se cree que la cifra real de contagiados sería superior, pues la mayoría de las personas que se contagian no muestran síntomas y podrían no realizarse exámenes. Las autoridades informaron que más de 100 mujeres que sufrieron de zika durante sus embarazos, dieron a luz bebés sanos.

El gobernador Alejandro García dijo que él había solicitado a las autoridades federales la declaración de la emergencia de salud pública, y agradeció la rápida respuesta. “El zika supone una amenaza oculta para las futuras generaciones de puertorriqueños, y tengo la responsabilidad de hacer todo lo que esté a mi alcance para luchar contra su propagación”, dijo García, quien autorizó el uso de larvicidas orgánicos para controlar la población de mosquitos.

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