“Hemos logrado mucho en el este alemán durante los últimos 26 años”, dice Iris Gleicke este miércoles en Berlín, al presentar el Informe Anual sobre el Estado de la Unidad Alemana. Y cuando esta socialdemócrata usa la palabra “nosotros”, no solo lo hace por su función oficial de delegada del Gobierno alemán para los nuevos estados federados alemanes. Gleicke procede de Turingia. Su región perteneció hasta 1990 a la RDA. Que tras 26 años se siga hablando de los nuevos estados federados despierta curiosidad, pero tales consideraciones no son importantes para esta mujer de 52 años.

Su mayor preocupación es el desarrollo sociopolítico al este del Elba, en concreto, el racismo palpable. La cifra de actos de violencia en manos de ultraderechistas aumentó “dramáticamente” en relación al número de habitantes del este germano. El extremismo de derecha, el racismo y la intolerancia suponen una amenaza “muy grave” para el desarrollo económico del este. El aumento es algo más que una “señal de alarma” cuando parte de la sociedad comparte las agresiones o se aceptan en silencio. Estos sucesos llamaron la atención en todo el mundo y causaron espanto.

"La gran mayoría del este germano no es xenófobo“

Es necesaria la actuación firme de la política y la sociedad civil “para garantizar la paz social en el este del país”, dice Gleicke. Además subrayó que “la gran mayoría de los alemanes del este no son xenófobos o ultraderechistas”. Sin embargo, desearía que la mayoría tuviese una actitud “aún más clara y alzara más la voz”. Tiene en sus manos la capacidad o de proteger las ciudades y pueblos o dejarlos en manos de la “masa marrón”.

Los grandes y pequeños éxitos alcanzados durante el arduo proceso de unión entre el este y el oeste se pierden rápidamente de vista ante el candente tema de los refugiados. Por ejemplo, se ha reducido el desempleo en un 9,2%. No hace mucho tiempo que en algunos estados federados del este la tasa era el doble. En el oeste, el 5,7%. Gleicke advierte que no hay que ver las cosas de color de rosa a pesar de los avances. El este tiene la notable necesidad de recuperarse.

Solo pequeñas empresas

El temor, más fuerte en el este que en el oeste, de que el notable rechazo hacia los extranjeros pueda afectar negativamente al desarrollo económico, es solo una posible explicación para la desventaja económica. El este sufre, incluso antes del agravamiento desde el comienzo de la crisis de los refugiados, déficits estructurales. La escasez de grandes empresas y sedes de consorcios va de la mano con la debilidad innovadora y un grado definitivamente inferior de internacionalización.

Debido al descenso de la población y carencia de personal cualificado en el este, Gleicke ve posibilidades para la integración de refugiados. La integración necesita tiempo y dinero. El objetivo debe ser que “el este germano se convierta en una nueva patria donde puedan quedarse los refugiados”. Además añadió que en tanto en el este como en el oeste “hay mucho compromiso” para apoyar a los refugiados. Sin embargo, los ataques de neonazis, ultraderechistas y racistas ocultan y nublan dicho compromiso.

La digitalización es un tema que Gleicke considera atractivo para el este además de las energías renovables. Muchas empresas ubicadas allí trabajan en dicho sector. Por otro lado, la región se ha visto afectada por el cambio estructural de las regiones mineras de lignito. Debido al abandono paulatino de este fósil especialmente nocivo para el medio ambiente, se han perdido muchos puestos de trabajo en el este del Elba.

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