Una profunda crisis en una empresa avícola de Argentina se cobró 9 millones de víctimas: pollos de apenas unos días de vida, que fueron sacrificados por falta de alimento.

Trabajadores de la empresa Rasic, que comercializa pollos con la marca Cresta Roja, se manifestaron este viernes en el centro de Buenos Aires para protestar por despidos y recortes salariales en la compañía, que arrastra desde hace años una fuerte crisis.

A la vez se difundieron imágenes en video, según la prensa argentina grabadas por los empleados, donde se ve tirar a miles de crías recién salidas de la incubadora a un gran contenedor, para ser trasladadas luego en camión a una zona de descarte.

El argumento para su sacrificio es que al no recibir el alimento necesario por la crisis que vive la compañía, no podrían crecer y ser puestos a la venta.

Las imágenes corrieron pronto por redes sociales, donde cientos de usuarios compartieron su consternación y asombro por el sacrificio de tantos polluelos.

La empresa no se pronunció por el momento sobre la polémica.

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Algo "habitual"

"Si bien la cantidad es brutal, no es nada que no se haga sistemáticamente cuando una partida sale mal, cuando nacen más pollos de los que pueden colocar, o en la cría de gallinas para la producción de huevos", escribió en su cuenta de Facebook la periodista Soledad Barruti, autora del libro Malcomidos, que se ha convertido en un éxito de ventas por su crudo reflejo de la industria alimentaria del país.

"Ahí todos los días los que nacen machos terminan ahogados de a cientos en bolsas o en tachos o en un incinerador", asegura.

En los últimos años ha crecido enormemente el interés de los argentinos por comer más sano, por lo que está proliferando la producción de vegetales sin agroquímicos y de la carne de pollo de granja, lo que se refleja también en la gran cantidad de ferias orgánicas que están surgiendo en muchos barrios.

La empresa Rasic, con sede en la provincia de Buenos Aires y una de las avícolas más grandes del país, vive una severa crisis en la que incluso tuvieron que mediar las autoridades.

Según los delegados sindicales de la compañía, la falta de solvencia económica de la empresa obligó a tomar medidas desesperadas, como el sacrificio de los pollitos, y sistemas de trueque para pagar a los empleados.

"Días atrás, la patronal nos ofreció pagarnos el sueldo con cajones de pollo, que luego nosotros podíamos vender para conseguir el dinero", dijo uno de los delegados de la compañía, Julio Gramajo, a una radio local. "Obviamente, lo rechazamos".

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