España envió una carta a la UE a mediados de agosto para solicitar la modificación de uno de los tratados fundacionales de la UE para que esos tres idiomas, cooficiales en seis regiones del país, se sumen a los considerados oficiales en el bloque.

El pedido ha sido uno de los gestos del presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, para granjearse el apoyo de los partidos nacionalistas vascos y catalanes, de los que depende para sacar adelante su investidura y gobernar otro mandato.

Después de asumir este compromiso sobre el estatus de esos tres idiomas en la UE, Sánchez logró que su compañera socialista, Francina Armengol, fuera designada presidenta de la Cámara Baja del Parlamento.

Sin embargo, la adopción del catalán, el vasco y el gallego como idiomas oficiales comunitarios requiere el voto unánime de los países del bloque. 

En particular los catalanes se han empeñado en apoyar la campaña de España

El presidente del Fútbol Club Barcelona, Joan Laporta, y su ex entrenador Pep Guardiola divulgaron sendos mensajes para pedir el apoyo a la oficialización del catalán en la UE.

 

El catalán "es hablado por 10 millones de europeos", recordó Laporta en su mensaje.

Guardiola se dirigió directamente al primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, cuyo país se mostró reticente ante la propuesta, y apuntó que el catalán "es mi idioma".

 

Evaluar las consecuencias

La UE tiene actualmente 24 idiomas oficiales. El estatuto lingüístico del bloque obliga a traducir los documentos a todas esas lenguas y proporcionar los intérpretes necesarios para las reuniones.

Suecia expresó sus "reservas" a la iniciativa y pidió un "estudio sobre el impacto de esta propuesta sobre la eficacia del trabajo" de la UE.

Una fuente de la representación sueca en Bruselas, a su vez, puntualizó que hay "numerosas lenguas minoritarias que no son oficiales de la UE".

El viernes de la semana pasada, la cuestión fue discutida por los representantes permanentes de los países miembros en Bruselas, y fuentes diplomáticas deslizaron que la decisión no sería fácil.

Una fuente de la presidencia rotatoria del Consejo Europeo, que en este semestre está en manos de España, se limitó a expresar su confianza en que los ministros mantengan un "debate constructivo".

Entre los ministros, la cuestión será este martes objeto de "debates", insistió esa misma fuente, sin hacer referencias directas a una votación.

En la reunión de este viernes, los representantes de los países del bloque destacaron que la solicitud española planteaba cuestiones jurídicas, administrativas y presupuestarias que debían examinarse cuidadosamente antes de cualquier decisión.

"Necesitamos tener una mejor idea de las posibles consecuencias del reconocimiento de estos tres idiomas", afirmó un representante diplomático, sin esconder la cautela.

Las implicaciones financieras de la decisión son analizadas con especial cuidado, ya que la UE inició las delicadas negociaciones sobre el presupuesto plurianual del bloque.

Otro diplomático señaló, en tanto, que el reconocimiento de estas tres lenguas también podría dar lugar a exigencias similares por parte de idiomas regionales en el resto de la UE, en un efecto dominó de alcance imprevisible.

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