Un nuevo estudio asegura que el coronavirus puede infectar células del instestino y multiplicarse en dicho órgano. 

Científicos han encontrado previamente material genético del virus que causa la enfermedad, o el virus en sí, en las heces de los pacientes, lo que genera preocupación de que pueda transmitirse a través de la materia fecal.

La autoridad sanitaria de China también reconoció la diarrea como un síntoma de la enfermedad en sus pautas oficiales de tratamiento. Sin embargo, los científicos no estaban seguros de si el intestino podría infectarse y el coronavirus, conocido oficialmente como Sars-CoV-2, se multiplica allí, pero los estudios recientes de investigadores holandeses respaldan esta teoría.

El estudio holandés, publicado en la revista Science el 1 de mayo, muestra que el nuevo virus puede infectar las células absorbentes, conocidas como entrocitos, que recubren la superficie interna del intestino de la misma manera que lo hace el síndrome respiratorio agudo severo (Sars).

Ambos virus pueden unirse a una enzima receptora conocida como ACE2, que se encuentra en abundancia en las células.

Los investigadores, del Instituto Hubrecht en Utrecht, el Centro Médico de la Universidad Erasmus en Rotterdam y la Universidad de Maastricht, desarrollaron un modelo de cultivo celular del intestino para ver cómo las células que recubren el intestino respondieron a Sars y al nuevo coronavirus.

Descubrieron que en 60 horas el número de células infectadas había "aumentado dramáticamente", mientras que un mecanismo de defensa viral, conocido como genes estimulados por interferón, se había activado.

"Las observaciones realizadas en este estudio proporcionan una prueba definitiva de que el nuevo coronavirus puede multiplicarse en las células del tracto gastrointestinal", dijo Bart Haagmans, uno de los principales investigadores de la Universidad Erasmus.

Y agregó: "Sin embargo, aún no sabemos si el nuevo coronavirus presente en los intestinos de los pacientes con COVID-19 juega un papel importante en la transmisión. Nuestros hallazgos indican que deberíamos analizar esta posibilidad más de cerca".

Los investigadores holandeses dijeron que también se sorprendieron al descubrir que la cantidad de receptores ACE2 en las células intestinales hacía poca diferencia en la velocidad a la que se infectaban, lo que sugiere que incluso niveles bajos de la enzima receptora serían suficientes para permitir que el virus ingrese el cuerpo.

El equipo planea usar cultivos celulares cultivados en laboratorio para examinar las diferencias entre las infecciones en las células intestinales y los pulmones, otra área rica en ACE2.

 

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