La policía holandesa investigaba este martes una explosión en una iglesia cercana a Róterdam que abrió sus puertas el fin de semana pasado desafiando las restricciones para combatir la pandemia de COVID-19. 

Los residentes de Krimpen aan den Ijssel escucharon una fuerte explosión alrededor de las 04h30 (02h30 GMT) en la iglesia Mieraskerk, donde un periodista que intentaba cubrir el domingo la reapertura del lugar de culto fue atacado por los fieles.

"Nadie resultó herido en la explosión, pero la fachada del edificio resultó dañada", dijo la policía en Twitter, añadiendo que se ha iniciado una investigación. 

Según los medios holandeses, la policía cree que la explosión fue causada por fuegos artificiales. 

Cientos de fieles habían asistido el domingo a una misa en la iglesia de Krimpen, cerca de la ciudad portuaria de Róterdam, a pesar de las restricciones por las autoridades que limitaban las reuniones a menos de 30 personas. 

Debido a las leyes de libertad religiosa, el gobierno holandés no puede intervenir en las iglesias ni imponer multas. 

Un reportero de RTV Rijnmond, que acudió a la iglesia el domingo, dijo que le dieron patadas en la espalda y le empujaron. 

En la ciudad de Urk (centro) otro periodista del medio sensacionalista PowNed fue atropellado por un coche el domingo cuando intentaba entrevistar a personas a la salida de la iglesia de Sionkerk. 

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