AFP

El candidato izquierdista a la Presidencia de Brasil, Fernando Haddad, y que obtuvo 29,28% de los sufragios, voló al sur, a Curitiba, para reunirse con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011), que cumple una pena a 12 años de prisión por corrupción y lavado de activos.

Los dos dirigentes pasaron tres horas reunidos diseñando la estrategia para una compleja segunda vuelta.

"Voy a conversar con las fuerzas democráticas del país, representadas por algunas candidaturas como la de Ciro Gomes (centroizquierda), (y) Guilherme Boulos (izquierda)", así como con gobernadores, dijo Haddad en conferencia de prensa al término del encuentro. "Tenemos interés en que las fuerzas democráticas estén unidas en torno a este proyecto" del Partido de los Trabajadores (PT).

Última oportunidad 

Haddad necesitará liderar un contraataque histórico. Su unión total con Lula le permitió ganarse rápidamente a sectores populares que se identifican con el ex mandatario. 

Pero puede comprometer su acercamiento a grupos y partidos que ven al líder de la izquierda como sinónimo de corrupción y de políticas estatistas a las que acusan de haber hundido a Brasil en una recesión de dos años.

Una de las claves para acortar distancias con Bolsonaro puede procurársela el centroizquierdista Gomes, del Partido Democrático Trabalhista (PDT), que fue ministro de Integración Nacional de Lula y consiguió 12,5% de los votos el domingo.

Gomes dijo que discutiría con los líderes del PDT la posición para la segunda vuelta, pero adelantó un posible apoyo: "Haré lo que hice toda mi vida, que es luchar por la democracia y contra el fascismo".

Pese a la diferencia, el ex alcalde de Sao Paulo se mostró satisfecho con su frenética carrera iniciada el 11 de septiembre, cuando tomó el relevo de Lula una vez que la candidatura del expresidente fue impugnada.

"Creo que fue un logro colocar, con 22 días de campaña, a un candidato con casi 30% de los votos válidos", afirmó en Curitiba. 

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