Este sábado (30.7.2016), en la capital de Armenia, Ereván, los hombres atrincherados desde hace dos semanas en una comisaría mataron a un policía con un fusil de francotirador.

El suceso tuvo lugar poco después de que varios vehículos blindados se acercaran a la delegación tomada. El miembro de la policía militarizada Yura Tepanosián, de 30 años, que se encontraba en un automóvil, murió por el disparo de un francotirador desde el área controlada por el grupo armado. El coche se hallaba a unos 400 metros del edificio de la comisaría. Así lo informó a medios locales el portavoz de la policía, Ashot Agarunián.

Las fuerzas de seguridad armenias les habían dado un ultimátum a los secuestradores –que mantienen como rehenes a dos médicos– para que entregaran las armas y se rindieran a las autoridades. “En caso contrario, las fuerzas especiales están autorizadas a abrir fuego sin previo aviso y neutralizar a cualquier hombre armado que se encuentre en las instalaciones de la comisaría o en sus alrededores”, advertía un comunicado difundido por el SSN.

Esas son las siglas del Servicio de Seguridad Nacional de Armenia, antiguamente conocido como el KGB. Poco después de expirar el plazo, varios coches blindados llegaron a las inmediaciones de la comisaría, rodeadas por un nutrido cordón policial. Pese a la muerte del agente, los disparos de los opositores armados y el fin del plazo dado por el SSN, la situación es de tensa calma, según informan medios locales. La acreditada experiencia militar de los secuestradores y las armas en su poder dificultan el lanzamiento de un asalto de bajo riesgo.

Las fuerzas de seguridad armenias están conscientes de que podrían sufrir importantes bajas en sus filas.

Por si fuera poco, trece días después de que se hicieran con el control de la comisaría, los secuestradores parecen haberse ganado el respaldo moral de muchos armenios, con todo y que mantienen como rehenes a un médico y a una enfermera, que entraron al edificio hace cuatro días para atender a varios asaltantes heridos. Miles de ciudadanos salen todos los días a la calle para expresar su solidaridad con quienes tomaron la comisaría.

Los asaltantes se identifican como simpatizantes del partido opositor Parlamento Constituyente. La última manifestación se saldó anoche con 165 detenidos y más de 60 heridos, dos de ellos graves, cuando la policía cargó contra centenares de opositores que lograron romper el cordón policial y se acercaron a la comisaría. Los agentes policiales emplearon granadas aturdidoras para dispersar a la muchedumbre y al menos cinco periodistas que cubrían la protesta resultaron heridos, tres de ellos por la explosión de los artefactos.

Otros dos comunicadores de la emisora Radio Libertad, financiada por el Congreso de Estados Unidos, denunciaron en antena haber sido golpeados por varios agentes vestidos de civiles.

El grupo armado, integrado por una treintena de hombres curtidos en la guerra de Nagorno Karabaj, exige la liberación de su líder político, el opositor y veterano de guerra Zhirair Sefilián, y la dimisión del presidente armenio, Serge Sargsián. Sefilián, veterano de la guerra por el control del enclave de Nagorno Karabaj, fue detenido el 20 de junio por posesión ilegal de armas y explosivos, lo que es negado por sus partidarios, que acusan a las autoridades de perseguir a su líder.

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