El gobierno de Iván Duque aceptó este lunes dialogar directamente con los líderes de las protestas en Colombia, que hace doce días colman las calles en rechazo a sus políticas, y pidió suspender una manifestación prevista para el miércoles.

Una fuente de la presidencial Casa de Nariño confirmó a la AFP que el diálogo se reanudará el martes entre delegados del gobierno y el Comité Nacional del Paro, integrado por sindicatos, estudiantes, indígenas y comunidades afro.

Aunque el presidente Duque participó de la primera negociación con los líderes de la protesta el 26 de noviembre, que terminó sin acuerdo, esta vez irán en su representación Diego Molano, coordinador nacional de los diálogos, y Angelino Garzón, embajador de Colombia en Costa Rica y mediador en las conversaciones.  

Más temprano, el gobierno pidió suspender una marcha convocada para el 4 de diciembre, con el argumento de mitigar los "efectos económicos" de las protestas, que Duque calcula en pérdidas por 285 millones de dólares.

"Le planteamos al Comité Nacional del Paro que el gobierno y el presidente Duque tiene toda la disposición de diálogo sin ultimátum, sin presiones y por el bien de Colombia", declaró Molano en un intento por aliviar el descontento social.

Por su parte, los líderes de la protesta respondieron con la voluntad de abrir una negociación sin condiciones que permita llegar a acuerdos sobre los reclamos de los manifestantes.

"El Comité Nacional de Paro tiene toda la voluntad, pero con una metodología clara, garantías y la agenda temática que motivó el Paro del 21N", escribió en Twitter Diógenes Orjuela, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, uno de los sindicatos más poderosos, líder de las protestas. 

"Le decimos al gobierno, no nos ponga condicionamientos. Está poniendo el condicionamiento que no realicemos el paro del 4 (de diciembre), nosotros ese punto tampoco lo podemos aceptar", agregó en una declaración a medios. 

Convocatoria decreciente 

El 21 de noviembre cientos de miles de personas salieron a las calles en todo el país en el mayor desafío popular que haya encarado un gobierno en Colombia desde la década de 1970.

Y aunque al llamado paro nacional lo siguieron manifestaciones espontáneas, lideradas mayoritariamente por jóvenes, doce días después las protestas son cada vez menos masivas.  

Sus líderes entregaron al gobierno una plataforma variopinta de 13 pedidos que incluyen desde el retiro de una reforma tributaria en trámite parlamentario hasta el cumplimiento cabal del acuerdo de paz firmado con la exguerrilla FARC en 2016.

Quizá el punto más controvertido es el desmonte de la fuerza antidisturbios de la policía (Esmad), que cobró fuerza con la muerte de Dilan Cruz, el 25 de noviembre, un joven de 18 años que no sobrevivió a las heridas en la cabeza que le provocó un uniformado con una escopeta cargada de perdigones de plomo.

Al final, se busca consolidar un paquete legislativo, iniciativas de políticas públicas y que las inquietudes sean incluidas en los planes de desarrollo de los alcaldes que asumen en enero.

En respuesta a las protestas, Duque inició un ciclo de diálogos con sectores que incluso no estaban reclamando en las calles y hasta ahora se había mostrado reticente a reunirse exclusivamente con los líderes del paro. 

Sin embargo, la presión en las calles se mantuvo y este lunes el mandatario cedió a la organización de una "mesa paralela a la Conversación Nacional" a través de sus delegados.

Aunque el gobierno prevé un crecimiento del PIB de 3,6% en 2019, un bálsamo frente al flojo desempeño esperado para Sudamérica, la cuarta economía latinoamericana registra uno de los índices más altos de desigualdad y desempleo de la región.

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