El 8 de mayo de 1980, los miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraban en Ginebra que "todos los pueblos" estaban "liberados de la viruela", casi dos siglos después del descubrimiento de la vacuna.

Diez años después de la creación de la OMS en 1948, Rusia propuso en una reunión de la organización "en un momento de distensión en la Guerra Fría" que el mundo se dedicara a la erradicación de la viruela, explica Larry Brilliant, epidemiólogo estadounidense. "Estados Unidos aceptó inmediatamente", agregó.

Había entonces "una voluntad pública y política", destacó a la AFP, deplorando el "nacionalismo" que prevalece actualmente frente al nuevo coronavirus.

Cuatro décadas después de la erradicación de la viruela, la COVID-19 ha paralizado al mundo en cuestión de meses, lo que nunca hizo la viruela pese a que su tasa de mortalidad era del 30%, dejando más de 300 millones de muertos solo en el siglo XX.

"Podemos aprender mucho de la viruela para la COVID-19" sobre la importancia del rastreo de casos, el aislamiento de enfermos y el confinamiento de sus contactos, explicó a la AFP la doctora Rosamund Lewis, responsable de la sección viruela en la OMS.

Cuando la OMS lanzó el programa intensivo de erradicación en 1967, los expertos "iban de puerta en puerta" para buscar enfermos, dice Lewis.

No sin demora, algunos países se han dado cuenta de que hay que crear "un ejército de salud pública" frente a la COVID-19 "para llamar a la gente" y rastrear los casos, agrega.

Ahora el rastreo se hace por medio de aplicaciones o llamadas telefónicas, basándose en la buena fe de la gente, pero la OMS lo ha hecho su credo, sobre todo porque no hay vacuna.

Vacuna

La vacuna contra la viruela fue descubierta a fines del siglo XVIII, cuando un médico británico descubrió que la inoculación del virus de la viruela de la vaca (llamado vacine) protegía a los humanos.

Antes de la vacunación, la población practicaba la variolización: un método muy antiguo de inmunización consistente en inocular pus, un procedimiento que "protege eficazmente pero el inconveniente es que dejaba circular la viruela", comenta Anne-Marie Moulin, médica y filósofa en el CNRS (Centro Nacional de Investigaciones Científicas).

Ahora bien, "en algunos países, la variolización continuó después del descubrimiento de la vacuna", explica, citando el caso de India, muy golpeada por la enfermedad. 

La vacunación fue "el elemento principal de la victoria" contra el virus, pero este éxito es también el "resultado de una colaboración internacional" basada en campañas de prevención, tratamiento y diagnóstico, dice Angela Teresa Ciuffi, del Instituto de Microbiología de la Universidad de Lausana.

Casi diez años después del llamado de Rusia, la viruela seguía causando dos millones de muertes al año en el mundo. Además, en 1967 la OMS puso en marcha un programa de lucha intensivo.

El último caso de viruela mayor se registró en 1975 en Bangladés y el último caso de viruela menor en 1977 en Somalia. Sin embargo, en 1978, una fotógrafa médica británica que trabajaba cerca de un laboratorio que investigaba la viruela se infectó y murió.

Bioterrorismo

Solo existen dos laboratorios autorizados para conservar el virus de la viruela --en Koltsovo en Rusia y Atlanta en Estados Unidos-- pero en 2014 se descubrieron frascos viejos en otro laboratorio estadounidense.

El período transcurrido desde la erradicación ha estado marcado por un debate sin resolver sobre la destrucción de las últimas existencias del virus. Según los expertos, es técnicamente posible recrearlo en laboratorio, pero la OMS lo prohíbe.

Varias décadas después de la erradicación de la viruela, su espectro persiste e incluso se ha fortalecido con la amenaza bioterrorista.

Al lado de la viruela, "el coronavirus es solo un ejercicio de entrenamiento" porque hoy la mayoría de las personas nunca han sido vacunadas y son entonces vulnerables, dice a la David Evans, virólogo de la Universidad de Alberta en Canadá.

Si se reintroduce, la viruela "podría ser devastadora en las primeras semanas" sobre todo teniendo en cuenta que la pandemia de "la COVID-19 ha mostrado cuánto tiempo necesitan los sistemas de salud pública para activar su logística", estimó Rosina Ehmann, del Instituto de Microbiología de las Fuerzas Armadas Alemanas.

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