El atentado del 14 de julio en Niza, en el sudeste de Francia, tenía como objetivo romper la "unidad nacional", pero esta "maléfica empresa fracasará" declaró el sábado el Presidente francés François Hollande en el homenaje a sus 86 víctimas.

"El objetivo monstruoso de los terroristas" era "desencadenar la violencia para que surgiera la división", dijo Hollande en un discurso en esta ciudad de la Riviera francesa.

Pero "esta maléfica empresa fracasará: la unidad, la libertad, la humanidad, prevalecerán a fin de cuentas", prosiguió ante las familias de las víctimas y representantes de todas las religiones y todos los partidos políticos, incluida la extrema derecha.

Para el Presidente, el ataque cometido por un tunecino que arrolló con un camión a la muchedumbre congregada para los fuegos artificiales del 14 de julio, fiesta nacional francesa, iba dirigido contra la "hospitalidad" de una ciudad que atrae a turistas de todo el mundo.

Las 86 víctimas eran de 19 nacionalidades, no tenían el mismo origen, religión, color de piel, dijo el Presidente. Pero tenían "algo en común, que no debe apagarse: estos hombres, mujeres, niños, querían vivir libres".

A diferencia de los atentados de enero y noviembre de 2015 en París (147 muertos en total), el del 14 de julio golpeó a familias enteras. Quince de las víctimas eran menores, y "en algunas familias tres generaciones murieron" recordó el jefe de Estado.

La investigación sobre el atentado ha establecido que su autor, Mohamed Lahouaiej Bouhlel, había alquilado un camión de gran tonelaje y localizado el lugar los días precedentes. Hasta ahora no se han establecido sus vínculos directos con el grupo Estado Islámico(EI), que reivindicó el atentado.

En Niza, la fiscalía ha recibido además una decena de querellas por imprudencia temeraria contra el Estado pero también contra la ciudad, acusados de haber protegido insuficientemente el lugar de la tragedia.

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