El estudio “Crimen organizado y autodefensas en Méxco: Michoacán”, auspiciado en 2014 por la Fundación Friedrich Ebert, recuerda que en 2006 y 2007 se desató en Michoacán una guerra entre los carteles La Familia y Los Zetas. La violencia “en el primer año causó más de 500 muertos”, afirma el documento. A partir de 2008, “la Familia se quedó con un virtual monopolio del negocio de las drogas en Michoacán”, sigue el estudio.

Tres años más tarde surgió el cartel denominado Caballeros Templarios, que además de la extorsión y el tráfico de drogas, tenía como otros de sus negocios la exportación ilegal de mineral de hierro a China y el contrabando de efedrina desde el puerto de Lázaro Cárdenas.

El grupo criminal, según un recuento del ex Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo, había infiltrado a las policías de varios niveles. La sociedad michoacana, sostuvo Castillo en entrevista con la publicación mexicana Nexos, “sentía que había tocado fondo” . Los primeros grupos de civiles armados en Michoacán se formaron en febrero de 2013, en los municipios de Tepalcatepec y Buenavista. En enero de 2014 ya tenían presencia en 26 municipios michoacanos.

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