Los hermanos Abram y Chaim Belz son solo dos personajes dentro de las historias de familiares separados por el holocausto. Los hechos ocurrieron en 1939, cuando su familia fue reubicada junto a miles de otros judíos polacos en un gueto tras la invasión Nazi a Polonia.

En ese momento, su madre les rogó a ambos que escaparan y se salvaran. Esa fue la última vez que ambos hermanos se vieron. Y pese a sus incesantes intentos por reencontrarse, ambos murieron sin saber nada del otro.

Sin embargo, el 20 de abril pasado, sus familias se reunieron desde dos extremos del mundo. 

Según relata al Washington Post la nieta de Abram, su abuelo se quedó en el gueto "porque era el hijo mayor". Sin embargo, Chaim logró huir y cruzar la frontera de la Unión Soviética. La familia sabía que lo había logrado porque regularmente enviaba paquetes y cartas a la familia. Pero de un día para otro, el intercambio se perdió por completo.

Abram fue uno de los últimos sobrevivientes del campo de concentración. Cuando fue liberado en 1945, se asentó en Nueva York y nunca dejó de buscar a Chaim. Le escribió al gobierno polaco y buscó ayuda de ONG's que trabajaban junto a supervivientes.

En 1980, su hija y madre de Jess, Michelle Belza Katza, escribió una carta a la Cruz Roja rusa y polaca, sin respuesta.

Sin embargo, pese a los años de búsqueda sin respuesta, fueron las redes sociales las que reunieron a la familia. 

Con la ayuda de un sitio web de herencia judía, JewishGen.org, Katz logró contactar a un genealogista, que rastreó en documentación rusa el nombre de Chaim. Katz compartió la documentación en un Facebook de judíos y fue redireccionada a otro foro ruso. Ahí, con la ayuda de Google Translator, la nieta de Abram llamó la atención de una mujer israelí que coincidía con el apellido de Chaim  hasta un hombre en la red social rusa Classmate: ese hombre era Evgeny Belzhitsky, hijo de Chaim.

Las familias hablaron por primera vez por Skype el pasado 20 de abril. Desde diferentes continentes, pudieron corroborar que los hermanos Abram y Chaim tuvieron muchas similitudes en su vida: ambos se convirtieron en sastres tras la guerra y ambos se casaron con mujeres ocho años más jóvenes. 

Sin embargo, ninguno logró llegar al encuentro familiar. Abraim murió en el 2011, a los 95 años, y Chaim de un tumor cerebral a los 51.

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