La décima cumbre del G-20 en Buenos Aires, este viernes y sábado próximos, es la primera en América Latina. El presidente argentino, Mauricio Macri, que lucha contra una crisis financiera en su país, quiere acercar los problemas y preocupaciones de su continente a las 20 economías más importantes del mundo.

"Debemos tener claro siempre que estamos lidiando con un mundo en el que la inequidad crece cada vez más, en lugar de reducirse, en todas partes”, dice el experimentado diplomático Pedro Villagra Delgado.

El presidente Macri anunció que "estamos haciendo un G-20 que hará algo por todos”, describe Villagra las metas argentinas. Villagra y otros 19 colegas prepararon la cumbre durante meses, por encargo del anfitrión: "Uno podría pensar que eso es una obviedad. Pero, si se mira detenidamente, no lo es. Hay que tomar decisiones para mejorar la vida de las personas”, agrega.

El grupo de las 20 potencias económicas del mundo hablará esta vez sobre el futuro del trabajo en un mundo digital, la educación, el desarrollo sostenible y la seguridad alimentaria. Villagra, sin embargo, es consciente de que otro tema, y ​​sobre todo un presidente, el estadounidense, dominará la escena en Buenos Aires. Con su política comercial "Estados Unidos primero", Donald Trump ha golpeado a aliados como la UE y Canadá, pero también a rivales como China.

Los aranceles punitivos y las disputas comerciales están reduciendo el comercio mundial, advierte Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), antes de la cumbre del G-20: "Esto muestra, sin duda, el impacto que tendrán estas medidas en el desempeño económico. En el peor de los casos, el rendimiento económico mundial caerá alrededor de un 0,5 por ciento. Esa es nuestra evaluación, que compartimos con cualquiera que se interese por el comercio".

Trump quiere llegar a acuerdo con China

La canciller alemana Angela Merkel y muchos otros se ha propuesto apostar por un comercio mundial justo y libre en Buenos Aires. Por el momento, parece que la cumbre podría girar en torno al lema: "Todos contra uno, todos contra Trump".

El presidente estadounidense, que solo permanecerá uno de los dos días de cumbre en Argentina, difícilmente escuchará tales alegatos. Para él, se trata de "Estados Unidos primero", como dejó claro, una vez más, antes de sus vacaciones de Acción de Gracias, la semana pasada. Instituciones internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC) o el G-20 son más bien molestas para él.

Trump quiere aprovechar la reunión en Buenos Aires para hablar con el presidente chino, Xi Jinping. Aspira a un acuerdo bilateral y, al mismo tiempo, amenaza:

"Lo estamos haciendo muy bien con China. China quiere hacer un trato a como dé lugar. Puede que no lo digan, pero lo quieren con fuerza. Tengo otros 250 mil millones de dólares en aranceles que puedo imponer si no conseguimos un trato. Créanme, los voy a imponer porque China ha robado a nuestro país durante muchos, muchos años. Eso no pasará conmigo", dijo Trump en Washington.

Cumbres dentro de la cumbre

No está claro si el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tendrá la oportunidad de negociar con Donald Trump sobre los aranceles al acero y a los automóviles. Las conversaciones iniciadas este verano por los socios transatlánticos están estancadas. Juncker rechaza el enfoque de Estados Unidos: "No me gusta el unilateralismo que no presta atención a las necesidades de los demás. Siempre seguiré siendo un firme multilateralista", dijo en su discurso sobre el estado de la UE en septiembre.

Al margen de la cumbre del G-20, se planea también una reunión de Trump con el presidente ruso, Vladimir Putin. Tampoco está claro si este encuentro finalmente tendrá lugar o no. Ambas partes debaten actualmente menos sobre temas comerciales, sino sobre todo acerca del tratado INF de reducción de armas nucleares, que Donald Trump quiere revocar. Estados Unidos acusa a Rusia de socavar el tratado, algo que el Kremlin niega.

África, educación, oportunidades

Además del "show de Trump", como los diplomáticos de la UE describen el espectáculo esperado, habrá muchas discusiones en Buenos Aires sobre una mejor educación para los jóvenes y los trabajadores. El año pasado, durante su presidencia del G-20, Alemania hizo énfasis en África.

El "Pacto por África", aprobado en Hamburgo, tuvo bastante éxito, opina el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, quien recientemente visitó Alemania y asistió a una conferencia preparatoria del G-20.

Refiriéndose a la delegación alemana, el líder sudafricano afirma: "La forma en que funciona su sistema, donde los trabajadores, las empresas y el Estado trabajan juntos, fue una ventana a través de la cual pudimos mirar. Podemos decir que aprenderemos. Un desafío en este sentido es la falta de habilidades. Hay una gran escasez de trabajadores calificados en nuestro país. Así que Alemania aún puede enseñarnos mucho".

La capacitación de profesionales puede ser un modelo a seguir, no solo para África, sino para muchas partes del mundo, dice Pedro Villagra Delgado: "Mostramos al G-20 la visión del Sur, la perspectiva de un país en desarrollo, porque aún somos un país en desarrollo. Esto se refleja claramente en nuestras prioridades". Y estas prioridades son diferentes de las que tiene el presidente de Estados Unidos, compara.

La cooperación, un deber

Los anfitriones argentinos esperan que los líderes del mundo, que representan al menos el 80 por ciento del desempeño económico global, logren acercarse algo más, pese a Trump: "Mi deseo es que el documento final de la Cumbre del G-20 muestre el compromiso de los poderosos de trabajar juntos de nuevo por el bien de todos nosotros", resume Villagra Delgado.

La declaración de la cumbre no se adoptará hasta el segundo día, cuando Donald Trump se dirija ya a casa. Según declaraciones de diplomáticos de la UE antes de la cumbre, hay acuerdo con la delegación de Estados Unidos en muchos puntos. Por ejemplo, quieren reformar conjuntamente la OMC.

Y al menos una cosa hay que reconocerle a Trump y su gente: "Han provocado mucho y han removido viejos conflictos", asegura Pedro Villagra Delgado. El jefe del equipo organizador argentino resume así su lema personal del G-20: "Lo único seguro es que todo está cambiando. No hay una situación estática en la comunidad internacional".

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